Mañeko, el imperio de las rosquillas vascas que crece de feria en feria
Mañeko. Con este nombre se han dado a conocer los propietarios del aroma inconfundible a rosquilla de anís o de limón que inunda la mayoría de los mercados tradicionales vascos, que proliferan sobre todo en los meses de verano. Ese olor que casi obliga a parar y sucumbir a una delicia dulce en forma redonda. O de pastel vasco, o de galleta o de magdalena, de tosta o de rosco. Porque no sólo de rosquillas vive Mañeko, pero casi.
Son el producto estrella de esta empresa familiar que, siguiendo la receta tradicional de la abuela, elabora sus productos y los vende después de feria en feria, al “estilo de siempre”. Aunque para no quedarse anclados sólo en el pasado, dispone también una tienda online y de un único establecimiento físico en Zumaia. “Pero nuestras ventas fundamentales provienen de los mercados”, dice Natalia González, una de las socias cooperativistas de esta empresa familiar que dirige su fundador Luis Mari Osa.
De hecho, Natalia González señala que la venta por internet no supone más allá de un 10% del total de la facturación que ronda el millón al año. El obrador vende el producto a los cooperativistas que lo llevan a los diferentes pueblos con puestos de mercado, la mayoría en Euskadi, pero empiezan a ser cada vez más conocidos en ferias en otras comunidades autónomas. El imperio de la rosquilla se expande.
El obrador, situado en el bajo del caserío familiar ubicado en la localidad vizcaína de Mallabia, y que alberga también un pequeño hotel rural, se queda pequeño para la creciente demanda. Por eso, la empresa llevará gran parte de la producción a un nuevo pabellón en Bérriz que se está preparando para acoger freidoras más grandes que permitan ampliar la cantidad de producto. “La base de nuestro producto es que es artesanal. Y eso va a seguir siendo así”, puntualiza Natalia González. “Otra cosa es que aunque mantengamos el pan o los pasteles vascos en el obrador del caserío necesitamos más espacio para cámaras y freidoras más grandes, sobre todo para nuestros productos más vendido que son las rosquillas”, explica.
La empresa, que arrancó en 1990 funciona en régimen de cooperativa. Los cooperativistas-trabajadores, unas 12 personas, todos miembros de diferentes ramas de la familia, son los que elaboran los productos, o gestionan la empresa en la oficina y los que después venden los productos en los distintos puestos cómo autónomos. “Tenemos unos puestos fijos en distintos mercados de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa, y además nos movemos itinerantes por distintas ferias coincidiendo sobre todo con las fiestas de verano”, dice. Por eso el pico de trabajo se da en el periodo estival. “Las ventas nos dependen mucho del tiempo. Vendemos menos si llueve, pero también si hace mucho calor”, recuerda. De hecho, en su propia página web condicionan su estancia en algunos de sus puntos de venta a la climatología.
Algunos de sus puntos fijos son reconocibles por los que se acercan a los santuarios de Urkiola o de Aranzazu, y también en el mercado de Gernika, el de las aldeanas de Portugalete, o en el mercado de la Almendra en Vitoria, entre otros puntos. En el mercado de Santa Bárbara en la capital alavesa vendían sus productos hasta hace poco, pero las nuevas bases del Ayuntamiento sólo permiten la instalación de empresas pequeñas, con menos de 10 trabajadores, Mañeko supera ese límite, lo que ha obligado Héctor e Iratxe, cooperativistas de Mañeko, a montar un obrador por su cuenta para elaborar sus propios productos en este mercado que no quieren perder.
También venden en mercados de comunidades limítrofes en localidades como Laredo en Cantabria, o Puebla de Sanabria, en Zamora, o Medina del Campo, en la provincia de Valladolid. El nuevo pabellón que hará de obrador más grande, en breve, abre nuevas perspectivas de negocio. “Quizá en el futuro nos animemos también a vender a las tiendas o a los bares”, dice.
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