Precariedad laboral: la asignatura pendiente de los investigadores en Euskadi
“Mi idea era volver a Euskadi después de hacer el máster fuera, para hacer un doctorado en casa, pero comparando las condiciones de trabajo de aquí y de allí, decidí quedarme un poco más. El sueldo de un recién graduado es muchísimo más alto que en Euskadi, incluso teniendo en cuenta que el precio de la vida aquí es más caro, y las condiciones de trabajo en general son mejores. Mi objetivo es conseguir un doctorado y luego volver, pero todo dependerá de si consigo un trabajo decente allí o no”, explica la getxotarra Arrate Sainz de la Maza desde Dinamarca.
Arrate, es una de las muchas investigadoras a las que la precariedad laboral en investigación le ha obligado a cruzar fronteras para continuar sus estudios predoctorales. Hace tres años se marchó a Dinamarca a estudiar un máster y actualmente tiene un contrato de un año como “research assistant” en la universidad de ese país. Su trabajo consiste, a grandes rasgos, en modificar una bacteria mediante la ingeniería genética para que produzca diferentes compuestos químicos que hoy en día se producen partiendo de combustibles fósiles. En España, el sueldo neto de un investigador predoctoral ronda los 900 euros al mes, en Dinamarca supera los 2.000 y llega hasta los 3.000 en el caso de los investigadores postdoctorales.
“Realmente es una situación dramática. La mayor parte de la gente se marcha a otros países cuyos fondos para personal investigador son mayores, y pueden realizar una carrera investigadora como trabajo. Eso es una pena porque se dedican esfuerzos tanto personales como económicos a formar personas que llegan a un nivel de investigación altísimo y luego se tienen que ir a otro país a desarrollar esa actividad. Es decir, estamos perdiendo talento que reciben los países de Europa que están liderando en todos los sentidos. Realmente es un flaco favor el que se hace a la sociedad y al país el no mantener esos talentos aquí, porque si no hay ciencia, el desarrollo de la sociedad queda muy deteriorado, no tenemos futuro sin ciencia”, detalla Lucía Gallego, profesora de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/ EHU e Investigadora Principal de un grupo de investigación.
Gallego se encarga de dirigir proyectos y solicitar becas para poder realizar tesis doctorales e investigación. A raíz de los recortes en investigación, la financiación de su grupo de investigación -quienes realizan publicaciones regularmente y colaboran con países de Europa y el resto del mundo- se ha visto tan deteriorada que han tenido que formar un consorcio para poder seguir trabajando. Aun así, asegura “los fondos son mínimos y el esfuerzo para seguir adelante con las investigaciones es sobrehumano”. Esta investigadora no confía en que la situación a corto plazo vaya a mejorar, ya que actualmente se siguen recortando fondos y disminuyendo el número de becas concedidas.
A pesar de que el pasado marzo los jóvenes investigadores recibieran la buena noticia de que seis años después el Gobierno aprobó el Estatuto del Personal Investigador Predoctoral en Formación (EPIPF), que regula por fin y mejora sus condiciones laborales mientras elaboran la tesis doctoral, muchos de ellos no han notado mejora alguna en sus cuentas bancarias. Desde la Asamblea de Investigadores de Euskal Herria han presentado una queja colectiva argumentando que “muchas universidades, como la UPV/EHU, aún no han aplicado esa subida salarial que era de aplicación inmediata, es decir, están saltándose la ley” y aseguran que la universidad “les debe” 2 meses de retraso en el pago de los salarios actualizados.
“La UPV/EHU no tiene ninguna intención de aplicar la subida de sueldos recogida en el EPIF aprobado el 15 de marzo. El Gobierno Vasco, por su lado, no muestra voluntad de aumentar la financiación para garantizar la subida de salarios del colectivo investigador predoctoral”, señalan desde la asamblea.
El EPIPF aprobado el pasado 16 de marzo contempla una subida de entre cinco y seis mil euros más anuales que los contratos anteriores que ofrecían las universidades. dependiendo de la convocatoria y del año de tesis en el que se encuentre el predoctoral los sueldos varían entre los 14.000 y los 18.000 euros brutos anuales. No obstante, el problema es que no se estipula correctamente si la subida se debe realizar a nuevos contratos o si el aumento engloba también los contratos firmados previamente a esa fecha.
Otra de las cuestiones de mejora que se acordaron en el EPIPF y no se trasladan al papel es que los contratos predoctorales son de 37 horas semanales, con una cláusula de exclusividad con la universidad.
“En mi contrato anterior ponía que tenía una jornada de 35 horas, ahora tengo un contrato al 50%, pero debido a las condiciones de mi tesis, que trabajo con organismos vivos, hago 10 horas al día. Vamos, el doble. También trabajo fines de semana y llevo varios años sin vacaciones de verano”, cuenta Mikel Agirre, quien no ha querido dar su nombre real por las repercusiones que pueda recibir al respecto de sus comentarios. Mikel lleva cuatro años realizando un doctorado en la UPV/EHU, tres años con beca. Su sueño, como el de muchos otros, es terminar sus estudios sin tener que marcharse del país, algo cada vez más difícil entre la comunidad científica.
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