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La temporalidad, una mala práctica enquistada en la Administración vasca

Imagen de una protesta de interinos del sector educativo

Maialen Ferreira

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No es ningún secreto que Navarra y Euskadi son dos de las regiones del país que cuentan con rentas más altas. Sin embargo, también presentan las mayores tasas de interinidad, con el 37% y el 35,4%, respectivamente. Superan así, la media nacional de 26,8%, según datos de la EPA del primer trimestre de 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. Al cierre de este primer trimestre Euskadi contabilizaba 55.300 asalariados de carácter temporal en el sector público, lo que supone el 35,4% del total, 156.600 trabajadores, cifra que, por cierto, es un récord histórico, ya que el empleo vinculado a la Administración pública se ha incrementado los últimos años.

Nerea Blanco, Leire Presa, Gorka Sanz y Miren López forman parte de esa estadística. Algunas de ellas con cargas familiares, otras, deseando independizarse, se encuentran con la misma barrera que no les deja avanzar: la temporalidad laboral en el sector público.

Nerea Blanco y Leire Presa salieron de sus carreras, enfermería y gastronomía, respectivamente, con la ilusión de encontrar un trabajo estable y poder independizarse, situación que cada vez ven más complicada. Las dos encontraron puestos temporales acordes a su titulación en Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, donde la temporalidad llega al 40% con 15.000 personas afectadas.

Leire lleva un año entrelazando diferentes contratos temporales como cocinera en diferentes hospitales de Álava y Gipuzkoa. Se encarga, principalmente, de cubrir vacaciones de verano y Navidad, aunque también le llaman para sustituciones de un día. El mayor periodo de tiempo ininterrumpido en el que Leire ha trabajado ha sido de 3 meses. Es consciente de que con su situación laboral le va a costar independizarse -después de varios años buscándose la vida en Madrid ha tenido que volver a sus 25 años a casa de sus padres-, y que seguirá con este tipo de trabajos por un periodo corto de tiempo, puesto que su meta a largo plazo es dedicarse a la investigación culinaria.

“Estable no es, porque te llaman cuando quieren. Te llaman de un día para otro, aunque te den un calendario, no lo respetan del todo. En alguna ocasión me han llegado a llamar a las 10:00 de la mañana para que entrase a trabajar ese mismo día a las 11:00. También depende del centro del que te llamen, pero las cosas aquí son así”, ha indicado a este diario.

“No te da la vida con ese sueldo”

La situación de Nerea es algo más estable. Ella misma se considera afortunada porque, tras realizar oposiciones, entró en las listas de Osakidetza para enfermería y consiguió una sustitución por una baja de maternidad con la que ya lleva dos años trabajando, puesto que la madre ha ido ampliando la baja a causa de las condiciones en las que nació el bebé. Como Nerea no cuenta con mucha experiencia -se graduó en 2016- por mucho que saque buena nota en la oposiciones no puede optar aún a una plaza, porque las listas están repletas de personal más cualificado. Aun así, el año que viene se volverá a presentar.

“Yo he tenido suerte, pero esto no va a durar para siempre. A veces, cubrimos un tercio de un puesto de trabajo, jornadas reducidas de personas que tienen la plaza, pero claro, eso son 700 u 800 euros al mes y con eso no te llega. Estabilidad, sí tienes porque las reducciones de maternidad, por ejemplo, son largas, pero lo normal es que te canses de esas reducciones al ver que no te da la vida con ese sueldo”, ha explicado esta enfermera, que trabaja en el hospital Txagorritxu.

“Si pudiera irme al sector privado, sinceramente, me iría”

Al cierre del primer trimestre de 2019 según datos de la EPA, la tasa de temporalidad en el sector público en Euskadi estaba en el 35,4% en el ámbito de la administración, mientras que en el 22,3% en la empresa privada, lo que supone una diferencia de 13 puntos, con respecto al sector privado. A nivel estatal, en el primer trimestre del año el 25,6% del personal de las empresas privadas era temporal, frente al 26,8% en las Administraciones y entidades públicas. Miren López, de 50 años, comenzó en el sector privado como creativa, pero lleva 14 años trabajando para la Administración pública. Empezó trabajando para el Gobierno vasco como profesora y va a cumplir 12 años como interina del Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP). Actualmente, como conserje en una escuela.

“He tenido compañeros y compañeras que se han jubilado sin tener una plaza. Pasan 20 años como interinos y se jubilan y ya está. Es algo en lo que nosotros poco podemos hacer, es cuestión de los Gobiernos y de las personas que dirigen el sacar a concurso o no una plaza que estamos ocupando. Sinceramente la estabilidad como tal no es posible. Por un lado, tienes entre comillas una estabilidad en el sentido de que no te falta comida en la mesa, pero por el otro, te acarrea cierta incertidumbre psicológica porque no sabes hasta cuándo vas a estar, no depende de ti. Si ahora mismo pudiera irme al sector privado, sinceramente, me iría”, ha señalado.

El objetivo de Miren es presentarse a las oposiciones para optar a una plaza fija, que tendrán lugar el año que viene, pero asegura que “no es tan sencillo” y espera “que consideren, además de la nota del examen, la doble valoración de méritos, antigüedad y den varias oportunidades a los que ya están trabajando”. Además, su situación se agrava porque, aunque no ha tenido hijos, tiene familia que en ocasiones depende económicamente de ella, por lo que la situación en estos casos se le complica.

Gorka Sanz, quien no ha querido dar a Eldiarionorte.es su nombre real, es orientador desde 2011 en Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo, siempre con contratos temporales. “Mi mujer y yo entre los dos sueldos podemos sacar la familia adelante pero tengo compañeros con familias monoparentales que lo tienen más complicado”, ha asegurado a este diario.

A la espera de la sentencia de la UE

La situación de todos ellos puede dar un giro inesperado cuando se emita la sentencia en la que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea deberá decidir si obliga a hacer fijos a cinco interinos, sin necesidad de realizar oposiciones, tras encadenar años de trabajo en el Servicio Madrileño de Salud. Se trata de un informático interino desde hace 20 años, Domingo Sánchez Ruiz, y cuatro odontólogas de la sanidad madrileña con entre 12 y 17 años acumulando contratos temporales. La sentencia está prevista para septiembre u octubre, por lo tanto, los interinos deberán esperar para conocer qué pasará con sus puestos -y condiciones- de trabajo.

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