Verano entre ratas en Carabanchel Bajo: dos edificios sin uso obligan a un “tratamiento rodenticida”
Cae la noche y vuelves a casa. Recorres los caminos de siempre a la salida del Metro de Oporto, uno de los grandes centros neurálgicos de Carabanchel. La luz de las farolas permite orientarse y, aunque el camino es corto, algo llama la atención. Una extraña silueta acaba de atravesar la carretera. Subes rápido a la acera y, aunque al principio no distingues de qué se trata, la respuesta no se hace esperar.
En los cinco minutos que separan la estación del suburbano del domicilio, en la calle Águeda Díez, llegas a avistar entre cinco o seis ratas. Y en los días siguientes, más de lo mismo. Esta es la situación que, desde hace casi un mes, revive Héctor cada noche. Es vecino del barrio y comenzó a darse cuenta de la presencia constante de roedores cerca de su casa. No es el único: en las últimas semanas, el Ayuntamiento de Madrid ha recibido varias quejas por roedores en la zona.
Dos edificios en el foco: el antiguo Magerit y el palacete
“Las primeras veces me asustaba, pero ya ha ocurrido tantas que me hace gracia. Es como si me acompañaran a casa cada noche”, relata Héctor con sorna. Él ya recurre a la ironía, pero la situación ha encendido las alarmas. El 16 de julio, la cuenta de X @PasaenOporto –dedicada a denuncias o informaciones sobre el barrio– publicaba la imagen de un muro de ladrillo junto al que, según el post, se había avistado “una rata de tamaño considerable”.
En el texto afirma que el animal deambulaba por la acera hasta que terminó entrando al antiguo centro ocupacional Magerit, que lleva cerrado desde el 2011 por orden de Esperaza Aguirre. La expresidenta de la Comunidad de Madrid decidió trasladar a los usuarios del centro alegando el mal estado del edificio y el peligro de derrumbe, que suponía un problema de seguridad. Al anuncio lo siguieron numerosas protestas, e incluso encierros en el inmueble, pero no consiguieron frenarlo.
Años después, la Justicia avaló la actuación de Aguirre. Ha transcurrido más de una década y el centro sigue clausurado, pero ahora parece haberse instalado una madriguera de ratas en el interior. Madrid Salud, el órgano municipal que gestiona las políticas de salud pública, ha confirmado a este periódico que uno de los dos focos en los que se ha detectado el origen de roedores es este edificio, en el número 5 de la calle Águeda Díez. El segundo es precisamente otro palacete abandonado en la vía del General Ricardos, que vertebra el distrito.
Antiguamente era un asilo para personas con discapacidad, un fin muy similar al que tenía el Magerit. Perteneció a una adinerada aristócrata y en 1995 se declaró en estado de ruina, así que también hubo que cerrarlo. Madrid Salud ha registrado numerosas alertas que van más allá de Águeda Díez o la glorieta del Valle de Oro (donde se encuentra el Metro de Oporto, al final de la avenida homónima): las ratas se han avistado en otras zonas como la calle Parra o General Ricardos.
Una vecina que vive dos bloques más allá del antiguo Magerit, en pleno Águeda Díez, manifiesta su hartazgo con la situación. Prefiere no ser identificada, pero tenía sospechas de que el edificio abandonado que hay junto a su casa era el origen de algunas ratas. “En todo este tiempo solo las he visto en esa zona. Es que ni cruzan la calle”, asegura en declaraciones a Somos Madrid. “No me he encontrado a ni una más allá de esa esquina”, indica, señalando el final de la calle.
La entidad sanitaria vinculada al Ayuntamiento, consultada por esta cuestión, asegura haber iniciado un tratamiento rodenticida en el alcantarillado de la zona. Esta es una forma habitual de controlar plagas de roedores mediante productos químicos –lo que comúnmente se conoce como matarratas– que se esparcen por los principales focos.
La Junta Municipal del Distrito de Carabanchel, con competencias en la gestión del área, solicitó a sus propietarios que “tomaran medidas” para frenar la aparición de roedores y comprobó el jueves pasado que, al menos en uno de ellos, habían “desbrozado y limpiado” después del aviso. Es el primer paso antes de “desratizar” la zona, como llaman en Madrid Salud al proceso de exterminio.
Pero no atribuyen su origen solo a los edificios: también señalan a las palomas o la acumulación de residuos. “En Oporto hay puntos sin control de alimentación de palomas y esas migajas fomentan la aparición de roedores”, apuntan desde el Ayuntamiento, que se compromete a enviar efectivos de la Policía Municipal para evitar que esto ocurra “en la medida de lo posible”. Asimismo, junto a los contededores en las zonas afectadas “se acumula la basura en la acera y la calzada”, lo que también puede atraer a estos animales.
A finales de julio la portavoz de Más Madrid en Cibeles, Rita Maestre –que entonces ya había iniciado una baja médica por su embarazo– difundió en su cuenta de X un vídeo en el que se veía a una rata correteando por la acera en plena noche. Maestre, que dijo haber recibido las imágenes a través de los vecinos, lanzó un dardo al Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida, también fuera del foco por su reciente paternidad. “Cosas que pasan en Carabanchel que nunca pasarían en la calle Serrano”, escribía la líder de la oposición en sus redes.
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