La yincana burocrática que marea a las familias de Madrid por una beca de comedor: “Es una carrera contrarreloj”
Es madre de tres hijos, dos de ellos con necesidades especiales: uno tiene autismo y el otro, un trastorno de déficit de atención. Como la suya es una familia monoparental le es complicado ponerse a trabajar, pues tiene jóvenes dependientes a su cargo. Actualmente su único sustento es una ayuda de 176 euros y está a la espera de renovar el Ingreso Mínimo Vital (IMV), otra prestación dirigida a quienes no tienen recursos. Para poder ir algo más desahogada, decidió aplicar nuevamente a la beca de comedor, que la Comunidad de Madrid pone a disposición de las familias vulnerables con hijos escolarizados en Infantil, Primaria o Secundaria. Pero la travesía burocrática volvió a dejarla a un salto de perder la subvención.
Camila –nombre ficticio ya que prefiere no dar el suyo– habla con Somos Madrid poco después de acudir personalmente al número 2 de la calle Vitruvio, sede de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades del Gobierno que lidera Isabel Díaz Ayuso. Este departamento regional se encarga de promover y gestionar las ayudas para el comedor escolar en centros públicos, en su mayoría colegios, aunque también se incluyen institutos que presten este servicio de comidas. Unas aportaciones económicas que nacieron pensadas para aquellos que reciban el IMV o la Renta Mínima de Inserción, familias numerosas cuyo sueldo por persona oscile entre 8.400 y 10.000 euros anuales, u otros casos excepcionales.
Este año, a Camila le denegaron la subvención para sus dos hijos dependientes, pese a que presentó toda la documentación en plazo. La yincana burocrática en la administración había desembocado en el rechazo su solicitud, con el argumento de que faltaban dos acreditaciones clave, la del DNI y la de su situación monoparental. Sin embargo, esta madre había aceptado la autorización necesaria para que la Consejería pudiera consultar esa información en la base de datos, tal y como ha podido comprobar de primera mano este periódico.
El suyo no es un caso aislado: varias familias se han visto afectadas por errores similares, que en ocasiones han tenido que ser subsanados en cadena. Por ejemplo, en las escuelas infantiles se rechazaron todas las solicitudes de golpe porque el sistema entendió que ninguno de los centros tenía servicio de comedor, cuando la realidad no es así. Las direcciones de algunos de estos centros municipales, como el de La Bola de Cristal o La Bruja Avería LoloRico, notificaron el problema y luego avisaron de vuelta a los perjudicados cuando se les comunicó la rectificación.
Pero esta y otras exclusiones que muchos consideran “injustificadas” han terminado enfadando sobremanera a las familias. Esta es la palabra que utiliza Roberto Borda, el portavoz del colectivo Una Familia Sin Becas, que reúne a padres y madres con niños escolarizados que se han unido para denunciar los percances que cada año encuentran al tramitar estas ayudas, imprescindibles para muchos a la hora de conciliar o por dificultades económicas.
El curso escolar dura diez meses, pero Ayuso ha elegido agosto para ponérselo difícil a las familias y que se queden sin beca de comedor. Así, la Comunidad de Madrid se ahorra ese dinero
La Consejería de Educación, consultada acerca de este tema por este periódico, asegura estar “subsanando de oficio todas las solicitudes presentadas por las familias que han sido excluidas por error y sí disponen de comedor”. Desde la entidad subrayan que, si esta ha sido “la única causa de su exclusión” para la beca, no tendrán que hacer ningún trámite más y la actualización será automática.
Aunque en algunos casos, tal y como muestra Roberto Borda en la pantalla, los e-mails dirigidos a la administración para resolver dudas nunca llegan a enviarse, y se responden con textos automáticos que avisan de la saturación del buzón; además, el plazo de reclamaciones solo se abre durante 15 días en pleno agosto, cuando los colegios también están cerrados. “El curso escolar dura diez meses, pero Ayuso ha elegido agosto para ponérselo difícil a las familias y que se queden sin beca de comedor. Así, la Comunidad de Madrid se ahorra ese dinero”, sentencia el colectivo en un duro comunicado, difundido a los medios de comunicación una vez abierto el proceso de reclamación.
“Racismo institucional” y líos del sistema, en la diana de denuncias
“Hay familias que no tienen acceso a Internet o que sufren la brecha digital”, recuerdan en la nota, en la que también reprochan a la Consejería de Educación los “cortocircuitos” en el sistema de prórrogas para becas ya concedidas. Es decir: quienes ya hubieran obtenido la beca en cursos anteriores y se hallen en la misma situación social y financiera no tienen que rehacer la solicitud, sino solicitar una prórroga que será examinada por el sistema.
Sin embargo, denuncian que a muchas familias se les ha denegado esta condición argumentando una supuesta falta del libro de familia o el DNI en los expedientes digitales, cuando estos ya aparecían en el registro del año previo. “La Comunidad de Madrid incumple su promesa”, consideran en la asociación Una Familia Sin Becas, que también señala errores en la comprobación de requisitos entre departamentos autonómicos, provocando que algunos documentos que no se habían solicitado en un inicio fueran requeridos en la supervisión final y, al carecer de ellos, la solicitud se hubiera denegado sin más explicación.
Y sugieren otro componente más: el racismo. “Como el año pasado, el Gobierno regional va contra las familias migrantes y les niega el derecho a la beca por no tener permiso de trabajo”, aseguran, poniendo el ejemplo de una familia que “ha tenido que justificar los ingresos obtenidos por su hijo de 18 años, que tiene una autorización de residencia pero no de trabajo”.
“Si no puede trabajar, ¿cómo va a demostrar ingresos por el trabajo?”, cuestionan, tildando este método de “prueba diabólica” que constituye, a su juicio, una forma de “racismo institucional”. Desde el Ejecutivo autonómico, en este sentido, sostienen que “en ningún momento se pide el permiso de trabajo”. En cuanto a las prórrogas, se limitan a insistir en que se concederán a todos los beneficiarios del curso cerrado que aspiren a revalidar la beca el siguiente. De momento, las familias tienen hasta el 14 de agosto para tratar de dar la vuelta a la situación.
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