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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Cinco años desde el “crash” de Lehman Brothers y los banqueros siguen imponiendo su ley en todo el mundo

Cinco años después del colapso de Lehman, la banca sigue entrañando riesgos

Carlos Elordi

Este domingo, 15 de septiembre, se cumplirán cinco años desde la quiebra del banco norteamericano Lehman Brothers, que dio inicio a la crisis financiera mundial que luego se convertiría en la Gran Recesión en la que aún seguimos. Y los balances que empiezan a aparecer sobre este periodo dramático de la historia del mundo no pueden ser menos alentadores. Sobre todo porque prácticamente todos ellos coinciden en un punto: el desastre ha empeorado las condiciones de vida de decenas de millones de ciudadanos corrientes de todo el mundo, pero los responsables del mismo, los poderes financieros, no sólo han salido de rositas, como se suele decir, sino que han mejorado, incluso de manera sustancial, su situación: sus rentas y también su poder dentro del sistema.

Gillian Tett, prestigiosa columnista del Financial Times, y uno de los pocos analistas que ya desde hacía un año antes de la quiebra de Lehman advertía del cataclismo que iba a llegar, ha resumido en varios puntos, todos ellos marcados por el mismo tinte, lo que ha ocurrido en este periodo. Recogemos 5 de ellos:

1) Los bancos son más grandes que antes, a pesar de que en los primeros meses de la crisis las autoridades occidentales llegaron al consenso de que había que reducir su tamaño, justamente para evitar que en el futuro siguieran siendo “demasiado grandes para dejarlos quebrar” y fuera de nuevo necesario emplear todos los recursos de los Estados, y su capacidad de endeudamiento, para salvarlos. (No hace falta ir muy lejos para comprobar adonde ha llevado eso: buena parte de los males actuales de la economía española nacen de que ayudar a la banca ha sido la prioridad de la política económica). El influyente blog financiero Zero Hedge, basándose en los datos de un informe del Deutsche Bank ha llegado a la conclusión de que el salvamento de la banca occidental ha costado 18 billones de dólares (es decir, casi 17 veces el PIB español).

2) La “banca en la sombra”, es decir las prácticas financieras no tradicionales, que fueron las causantes del desastre, no ha reducido su tamaño, sino que ha crecido. Algunos instrumentos de la ingeniería financiera que se inventaron hasta 2008 han desaparecido o, incluso, han sido prohibidos. Pero han surgido otros. El hecho es que si en el año de la quiebra de Lehman Brothers ese tipo de actividades ascendió a 59 billones de dólares, el año pasado ha alcanzado los 67 billones. Y con la ingeniería de nuevo campando sin muchos frenos, el riesgo de que pueda producirse de nuevo un “accidente” sigue siendo alto.

3) Los expertos concluyeron que otra de las causas determinantes de la crisis fue la excesiva confianza que el sistema financiero privado tenía en la capacidad de los bancos centrales para resolver, en última instancia, los problemas que podían surgir si la locuras que éste había ido inventado terminaban fracasando. Pues bien, dice Gillian Tett, “el sistema depende hoy más que nunca de la fe de los inversores en los bancos centrales”.

4) Los ricos son hoy más ricos que antes. La oleada de rechazo popular a los banqueros y a los poderes económicos que atravesó el mundo tras el “crash” de 2008 no se ha traducido en cambio concreto alguno. Los ricos han sido los grandes beneficiarios de las políticas de sostén de la economía que han venido aplicando los gobiernos y los bancos centrales. Gillian Tett dice que el propio Banco de Inglaterra acaba de reconocer que el 40% de los beneficios de las inyecciones de liquidez que en los últimos cinco años se han venido aplicando han ido a parar al 5% de los ingleses más ricos, incluidos los banqueros privados. Y hace pocos días el New York Times publicaba un informe que concluía que el 95 % de las ganancias que se han registrado como consecuencia de la recuperación de la economía norteamericana han ido a manos del 1% más rico de la población y nada menos que el 60% a manos del 0,1%, el que tiene rentas anuales superiores a 1,9 millones de dólares.

Glosando ese informe, Paul Krugman ha añadido: “mientras la gran mayoría de los norteamericanos sigue viviendo en una economía deprimida, los ricos no sólo se han recuperado de sus pérdidas sino que están cada día mejor”. En Europa han aparecido distintos informes que llegan a conclusiones similares en la mayoría de los países del continente, al tiempo que señalan que en muchos de ellos se ahonda el empobrecimiento de amplias capas de la población y se amplía el fenómeno: el que acaba de publicar el INSEE, el instituto nacional de estadística francés, asegura que en 2011 en Francia había 8,7 millones de pobres y añade que esa cifra ha crecido en 2012 y 2013.

5) Ni en Estados Unidos ni en Europa se ha actuado judicialmente contra los responsables de la burbuja crediticia, es decir contra los banqueros, a pesar de que en los códigos legales de todos los países no pocas de sus prácticas figuran como delitos. Se ha procesado, y el ciertos casos condenado, a algunos banqueros (como Madoff, Rajat Gupta o Alan Stanford) pero por estafas y no por sus prácticas crediticias.

Otros análisis coinciden en que el mayor problema de la economía mundial es el enorme endeudamiento del sector público y del sector privado (en España, la suma de uno y otro se va acercando al 400 % del PIB), que esa fue una de las causas del desastre del 2008 –la ya famosa “ilusión de riqueza” que creaba el crédito fácil- y que los políticos siguen sin actuar decididamente contra el mismo.

Y un punto más de coincidencia: en Estados Unidos el modelo económico de crecimiento económico aplicado para superar la crisis sigue siendo muy similar al que había antes de la misma, es decir, está basado en el consumo y en las importaciones, lo cual, según ha escrito Robin Harding en el Financial Times, “es una manera de propiciar crisis futuras”. Mientras que prácticamente todos los analistas creen que las políticas económicas europeas auguran, como poco, una larga fase de estancamiento.

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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