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Prueba del Tesla Model Y, otra apuesta ganadora de Elon Musk

El Tesla Model Y puede superar los 450 kilómetros de autonomía.

Pedro Urteaga

A la espera del Cybertruck, previsto para 2022, la firma de coches eléctricos Tesla acaba de ampliar su catálogo con un modelo, el Model Y, que tiene todos los visos de funcionar comercialmente tan bien o mejor que los tres a la venta hasta el momento: los modelos S, 3 y X. Su carrocería de tipo SUV y su tamaño relativamente contenido (4,75 metros de largo) justifican esta previsión, unida al hecho de que cuesta mucho menos que un Model X, que es al que más se parece por diseño y concepción.

En realidad, el Model Y puede considerarse tanto una especie de Model 3 más alto y corpulento como un Model Y a escala más racional, razón por la que es muy capaz de pescar clientes de ambos compañeros de gama. Mientras el público dicta sentencia, nosotros hemos tenido la ocasión de probar por primera vez la nueva criatura de Elon Musk, a lo largo de una jornada de conducción libre por los alrededores de Madrid.

Tras dejarnos deslumbrar por la carrocería escultural del coche y sus ruedas no menos llamativas de 20 pulgadas (en esta unidad), nos encontramos con un habitáculo enorme y minimalista, como es marca de la casa. Los asientos, completamente tapizados de cuero blanco, ofrecen una posición elevada, al gusto del conductor actual, y en la parte trasera agasajan al pasajero con unas envidiables cotas de altura, anchura y espacio para las piernas.

Qué decir del volumen de carga, cercano al del Model X, que roza los 1.000 litros con las plazas traseras en su posición normal y llega a los 2.158 cuando las abatimos, cosa que puede hacerse por partes pulsando los correspondientes tiradores colocados en el maletero trasero. Este cubica en concreto de 854 litros, a los que hay que sumar los 117 del compartimento bajo el capó donde caben una maleta mayor que un trolley o bien los cables de carga, en ausencia del motor de combustión que acostumbramos a encontrar en ese alojamiento.

Habrá que esperar a comienzos del año próximo para poder incorporar en el Model Y la tercera fila de asientos de que sí dispone su hermano mayor, y que en este caso costará alrededor de 3.000 euros. Por las mismas fechas llegará también la versión de altas prestaciones del vehículo, o Performance, que sacrifica un poco de autonomía en favor de mayor potencia y deportividad. Nosotros hemos conducido la denominada Gran Autonomía, a la venta desde 64.980 euros (por 70.980 euros del Performance).

En el interior, inmaculado, del Model Y todo gira en torno a la acostumbrada pantalla central de 15 pulgadas que agrupa la inmensa mayoría de las funciones del vehículo. Una vez que uno selecciona el modo automático de aquellas que pueden comprometer la seguridad si las acciona en marcha, léase por ejemplo que los limpiaparabrisas se activen por sí solos en presencia de lluvia, es posible conducir y hasta disfrutar al volante sin echar en falta ninguno de los mandos que salpican el salpicadero de los coches normales.

Además, como es tradición en los modelos de Tesla, este se conecta con la aplicación móvil de la marca para funciones únicas y de fácil acceso como desbloqueo remoto, Summon (sistema por el que el vehículo se desplaza solo, en un rango limitado, por ejemplo en una plaza de aparcamiento estrecha donde el conductor tiene dificultades para subir a bordo), preacondicionamiento térmico a distancia, seguimiento de ubicación y modo de límite de velocidad, entre otras.

Al volante del cuarto de la saga

Ponerse a los mandos del último modelo de Tesla supone reafirmar las sensaciones experimentadas en sus hermanos de gama. Destacan la rapidez en los cambios de dirección y el aplomo en la forma de rodar, fruto tanto de un centro de gravedad muy bajo -merced a la posición de las baterías en el piso del coche- como de la tracción integral de esta versión, y junto a ello la impresión de poder conducir todo el día prácticamente sin tocar el pedal de freno, gracias a un sistema de frenada regenerativa -regulable en su acción- que retiene fuertemente el vehículo en cuanto se deja de pisar el del acelerador, algo especialmente grato a la entrada de las curvas.

La aceleración, sin ser tan fulgurante como la del futuro Performance, se sitúa en 5 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, lo que equivale a decir que los adelantamientos en carretera se reducen a un suspiro y, en consecuencia, se realizan con plena seguridad, además de con evidente disfrute y completo silencio, excepción hecha del leve ruido aerodinámico y de rodadura. La potencia de que se dispone son 351 caballos, producto del empuje de dos motores eléctricos que, situados uno en cada eje, proporcionan la tracción a las cuatro ruedas.

La versión Performance contará con 480 caballos, y está prevista otra, más asequible, de tracción trasera y 271 caballos, aunque en una fecha aún por determinar.

Siendo todo lo anterior bueno, la tecnología de Tesla brilla sobre todo en el apartado de baterías. La cuestión no es tanto la autonomía, de 507 kilómetros en el Model Y -a los que cabe acercarse en el uso real-, cuanto la eficiencia del sistema y, especialmente, la manera de viajar que dispensa un eléctrico como este en comparación con otros que obligan a ciertas penalidades por las que el usuario actual no está dispuesto a pasar.

Nos referimos en concreto a poder usar el climatizador sin preocuparse de la incidencia que esto tenga en la autonomía, y a no verse obligado a circular a una velocidad exageradamente baja por la misma razón. En el Model Y podemos olvidarnos de todas restricciones, con las que es muy difícil transigir a estas alturas, y realizar simplemente la conducción a la que estamos acostumbrados en los últimos años. Parece extraño afirmar algo así, tanto como justo es hacerlo.

Así pues, fresquitos y a un ritmo normal, hemos podido manejar el SUV de Tesla obteniendo datos de consumo energético muy bajos, de incluso menos de 12 kWh/100 km cuando la conducción es completamente relajada. De media, el registro después de 250 kilómetros fue de 16,5 kWh/100 km, de lo que resultó que la autonomía restante rondaba los 200 kilómetros y no quedaba excesivamente lejos de los 507 oficiales.

Hemos aprovechado la oportunidad de constatar la facilidad de uso (dos pulsaciones de la palanca derecha tras el volante, con la que se maneja el cambio de marchas) y el buen funcionamiento del Autopilot, que suma al control de velocidad de crucero adaptado al tráfico la posibilidad de cambiar de carril sin otra intervención del conductor que mantener una mínima presión sobre el volante.

El Model Y incorpora también de serie elementos de seguridad como la frenada de emergencia automática, alerta de colisión frontal, aceleración evitaobstáculos, control de punto ciego y un sistema que alerta e impide la salida involuntaria de carril.

Además de las actualizaciones inalámbricas que ahora se han convertido en moneda corriente, el cuarto modelo de Tesla puede contar además con filtro de aire HEPA “de grado médico” -según señala la marca-, techo de cristal tintado con protección ultravioleta e infrarroja, perfiles de conductor personalizados, asientos delanteros y traseros calefactados y equipo de sonido con 14 altavoces, subwoofer, dos amplificadores y sonido envolvente, además de una consola central con espacio de almacenamiento, cuatro puertos USB y base para dos smartphones.

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