Un transporte público y unas políticas que no convencen: Murcia, a la cola en movilidad sostenible
Pocos temas desatan más la polémica en la ciudad de Murcia que la movilidad. La medida estrella del breve paso del PSOE por el Ayuntamiento de Murcia fue, sin lugar a dudas, un proyecto relacionado con la movilidad sostenible en el municipio. Los socialistas lo pusieron en marcha tras una moción de censura que les permitió recuperar el consistorio murciano en 2021, después de 26 años. Su principal objetivo, consolidar un modelo de ciudad más sostenible, en línea con las directrices y objetivos verdes de la Unión Europea, apostando por el transporte público y otras formas de desplazamiento más limpias que el coche privado.
Un proyecto tan ambicioso como controvertido, que desató la polémica entre la ciudadanía y provocó las críticas de la oposición por algunas de sus medidas. El PP no tardó en recuperar el consistorio en los siguientes comicios, y la guerra plenaria de reproches se tradujo en obras y obras en las calles murcianas, mientras unos trataban de deshacer lo hecho por otros sin todo el éxito que prometieron al electorado. La realidad es que se dieron de bruces con un Ministerio de Transportes que amenazó con retirar la financiación europea destinada al proyecto si no se concluía tal y como se había planteado inicialmente.
Dos años después, el conocido como 'Plan de Movilidad' continúa debatiéndose en las calles de la capital de la Región de Murcia. “Para mí, personalmente, fue una gran decepción porque tenía esperanzas de que cambiase el barrio a mejor y, en general, lo que han hecho ha sido aislarnos del centro cuando tienes necesidad de usar el coche”, cuenta a esta redacción Manuel, un vecino del barrio del Carmen, una de las áreas que se vieron más afectadas por las modificaciones.
Y es que, a diferencia de algunas plataformas sociales, no está conforme con que solamente los autobuses y los vehículos autorizados puedan cruzar el conocido como Puente Viejo, que conecta el barrio con el centro de la ciudad, una de las medidas más discutidas. Además, también con el objetivo de limitar la cantidad de vehículos privados en circulación, se eliminó uno de los dos carriles destinados al tráfico que vertebran la zona. “Incorporarte a Floridablanca -un céntrico jardín del barrio- desde alguna de las calles perpendiculares es una odisea”, explica el joven, que es docente en la zona costera de Cartagena y no tiene más remedio que desplazarse en coche a su puesto de trabajo.
Manuel no está solo. El 60,3% de los habitantes de la Región de Murcia prefiere usar su vehículo propio como medio de transporte, según un estudio realizado a finales del año pasado por Triodos Bank en el que se analizan las conductas sostenibles de la población española. Se trata de la mayor tasa por comunidades autónomas de todo el país.
Una red de transporte público que no convence
El fomento del uso del transporte público se presenta así como la principal alternativa al vehículo privado, y la tendencia es positiva en España. Murcia no se queda atrás: según los últimos datos del INE, los usuarios del autobús urbano aumentaron un 4,8% en mayo con respecto al mismo periodo del año anterior. Asimismo, la demanda del tranvía se incrementó un 14% en 2024, según la empresa que lo gestiona. Sin embargo, a esta cifra contribuyen los numerosos universitarios que se han visto desplazados durante este curso académico con motivo de unas obras desde el Campus de la Merced, en el centro de la ciudad, al Campus de Espinardo, en las afueras.
Pese a ello, en total, los usuarios de la red de transporte público murciana crecieron en casi tres millones y medio en 2024, una cifra récord, según el Ayuntamiento de Murcia. Desde el consistorio explican que se han aumentado las frecuencias de las líneas de autobús más demandadas y que el 92% de los viajes se realizan con puntualidad. Además, ahora mismo se trabaja en la licitación de un nuevo contrato que permitirá renovar la flota, una de las grandes demandas de la ciudadanía.
¿Dónde está el problema, entonces? ¿A qué se debe la popularidad del vehículo privado? Una de las posibles explicaciones es que estos avances le parecen insuficientes a la mayor parte de la población del municipio. Según un estudio publicado en octubre por la Cátedra de Movilidad y Transporte Sostenible de la UCAM, nueve de cada diez murcianos apoyan “más líneas y frecuencias de paso” de los autobuses del área metropolitana de Murcia y más de un 87% la ampliación del tranvía.
Las Zonas de Bajas Emisiones, bajo lupa
En la misma línea, un informe realizado el año pasado por la consultoría especializada en movilidad sostenible Pons Mobility sitúa a Murcia a la cola de las veinte ciudades más pobladas de España analizadas en términos de movilidad sostenible, siendo la penúltima más dependiente del coche privado y menos propensa a utilizar el transporte público.
Fuentes de Pons Mobility consultadas por elDiario.es Región de Murcia apuntan a que el principal motivo del suspenso de Murcia en su estudio es que aún no ha definido una Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que limita la circulación y estacionamiento de los vehículos más contaminantes. Todos los municipios de más de 50.000 habitantes están obligados a contar con una para cumplir con la normativa europea. El pasado mes de abril, el Ayuntamiento de Murcia anunció que ya tenía un borrador y que sería presentado “próximamente” a los grupos parlamentarios. La fecha límite para hacerlo es el próximo mes de diciembre.
Prioridad a la bici y al peatón
Un gran termómetro del éxito del Plan de Movilidad podría ser el número de usuarios que tienen los 77 kilómetros de carriles bicis que hay en Murcia, pero no existen datos oficiales. La plataforma ciudadana Murcia LAB, convencida del éxito de la medida, realizó una estimación en la que observó que los usuarios del carril bici en algunas zonas de la Gran Vía se habían triplicado entre septiembre de 2023 y febrero de 2024. No obstante, en una ciudad como Murcia, hay que considerar también las temperaturas. “Está muy bien querer parecernos a Dinamarca, pero en Murcia entre junio y septiembre hay 40 grados”, opina Manuel.
Desde Pons Mobility explican que la falta de coordinación entre las iniciativas verdes planteadas por las ciudades puede limitar su impacto. “El éxito de la movilidad sostenible no depende tanto de la cantidad de inversión en tecnologías o infraestructuras específicas, sino de cómo estas se integran en un sistema coherente que facilita y motiva el cambio en los hábitos de movilidad de los ciudadanos”, señalan. Ahí es donde creen que Murcia falla.
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