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“Somos el grito de las que no están”

Un momento de la multitudinaria concentración de Bilbao

Aitor Guenaga

“Una pasada chicas, en la vida he visto esto. Y siguen llegando”. Así se expresaba con una mezcla de ilusión y asombro una mujer de mediana edad en el centro de Bilbao al ver como miles y miles de mujeres (hasta 35.000 personas ha calculado el Ayuntamiento de la capital vizcaína) acudían a la llamada del movimiento feminista con motivo del 8M. Y es que la marea lila integrada por mujeres de todas las generaciones, pero con especial presencia de las jóvenes, ha colapsado los centros de los pueblos y ciudades de Euskadi en demanda de igualdad. “Ojalá este 8M suponga un antes y un después en la conquista de la igualdad”, dice con esperanza Julia. M, quien a sus 60 años acude presurosa a la concentración de Vitoria con “la ilusión de una quinceañera”.

Arremolinadas en una esquina, un grupo de mujeres entradas en años se felicitan por la presencia de hombres en la concentración de Bilbao. “Estamos, sobre todo, las mujeres, pero me parece genial que los hombres participen”. Precisamente, alrededor de seis chicas jóvenes han intentado echar a un hombre que estaba sentado en la concentración, pero la gente lo ha impedido. “Que no os vayáis [por los hombres], que se vayan ellas”, decían con enojo otras mujeres.

El tono reivindicativo de las movilizaciones se ha salpicado con silbatos y aplausos, aunque no se han coreado lemas. Sin embargo, sí han lucido numerosos carteles con lemas como 'Somos el grito de las que no están', 'Lo sé, lo sé. Estoy luchando por mis derechos. Menuda zorra', 'Ante la duda, tú la viuda', 'Ni un paso atrás, ni un derecho menos'.

“Hay muchas diferencias todavía en la sociedad y hay que empezar a remarcarlas por algún lado”, comentan dos jóvenes en la concentración de Vitoria, desarrolladas por las calles del centro de la ciudad. “No hay más remedio que salir a la calle para hacernos ver”, reiteran con entusiasmo.

Música, cartones y rotuladores. A la entrada del aulario Las Nieves, un grupo de estudiantes ha pasado la mañana preparando material para una manifestación que saldrá del campus. A las doce, un grupo de mujeres se acerca por las vías del tranvía gritando “gurea da kalea” (la calle es nuestra) para incorporarse a la concentración en el centro. Allí, se oyen silbatos, gritos y palmas. Cuesta avanzar, miles de mujeres se han congregado y la multitud se ha extendido a la Virgen Blanca y las calles próximas.

Aitana trabaja en un establecimiento de la Virgen Blanca, cuya puerta da a la plaza repleta de brazaletes, carteles y globos morados por la concentración de la mañana. Aunque no hace huelga, se sumará a las movilizaciones de la tarde. “A mí me encanta ver a tantas mujeres aquí, yo soy una más. Iré luego a la manifestación como todas”.

La repercusión de la huelga en los diferentes servicios de la administración vasca flúctua entre el 20 y el 30 %. Así, en la administración general vasca y sus organismos autónomos el paro ha ascendido al 21 %, igual que en colegios e ikastolas de la red pública. Mientras, en el Consorcio Haurreskolak, donde la mayoría de educadoras son mujeres, el seguimiento ha sido del 43 %.

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