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“La Ley del Tercer Sector permite avanzar hacia un modelo de sociedad justa y solidaria”

Gonzalo Rodríguez, (de frente) en su comparecencia parlamentaria.

Natalia González de Uriarte

Gonzalo Rodríguez, el presidente de la red de entidades del Tercer Sector, integrado por organizaciones de la sociedad civil sin ánimo de lucro que trabajan en el área de los servicios sociales para luchar contra la exclusión social, ha aplaudido la Ley que tramita el Gobierno vasco para regular su actividad. Rodríguez considera que muchas de las aportaciones y aspiraciones de las entidades del ámbito social quedan recogidas en la norma- “aunque no todas”, y reconoce “que ha habido una sintonía amplia con el Gobierno en la elaboración de la Ley”. Se felicita también por el reconocimiento implícito en el articulado a la importante contribución social que conlleva su labor y se declará firmemente convencido de que el camino emprendido servirá para afianzar y avanzar “en ese modelo de sociedad más justa y solidaria por el que apuestan nuestras entidades”.

Gonzalo Rodríguez ha abierto con su intervención en la comisión del Parlamento vasco la ronda de comparecencias previa al periodo de enmiendas con el que se cerrará la tramitación de una ley muy anhelada desde hace años por las entidades sociales.

¿Qué tipo de organizaciones están aglutinadas en la red de entidades del Tercer Sector, Sareen Sarean?

Sareen Sarean son trece redes que en cada uno de sus sectores aglutinan a cientos de organizaciones y estas organizadas a su vez, a veces, en cada territorio histórico. Actúan en ámbitos muy diferentes, desde el ámbito la inclusión social, la lucha contra la pobreza, la economía alternativa, las empresas de inserción, el trabajo protegido de la discapacidad, los centros especiales de empleo, las residencias de mayores y más. Recoge un amplio abanico de servicios. Hay algunas entidades que quedan fuera de esta realidad pero en la red estamos la inmensa mayoría.

¿Por qué esas entidades no se han sumado a la red?

Una de nuestras líneas estratégicas es seguir sumando gente a esta red de redes. Nos lo hemos propuesto y lo tenemos que hacer operativo. Crecer más y aglutinar al mayor número de entidades que podamos, ese es nuestro propósito. ¿Los que no están, por qué no están? Porque vamos encontrándonos en el camino y con algunos no hemos coincidido aún. Con otros que sí, quizás no era su momento para dar ese paso de integrarse en la red. Participar en una iniciativa como esta lleva su tiempo. Ha de verse la globalidad del tercer sector y lo que te aporta estar integrado ahí, y a veces desde organizaciones pequeñas eso no es fácil de ver.

¿Han participado de forma activa en la tramitación el anteproyecto de Ley del Tercer Sector que tanto anhelaban?

Hemos participado en la Mesa de Diálogo Civil que es una conquista del Tercer Sector. Es un espacio estructurado de relación entre la Administración Pública vasca y nuestras organizaciones y en la que también participa la Coordinadora de ONG de Desarrollo, que no está de momento en Sareen Sarean. Mediante este órgano participamos en todos los procesos que tienen que ver con las políticas sociales, de empleo. En los últimos años esto ha permitido hacer un trabajo conjunto. Antes hacíamos nuestras aportaciones por separado, pero ahora hemos conseguido aportar de un forma conjunta desde la mesa. Ese mismo ejercicio lo hemos hecho con el anteproyecto de Ley del Tercer Sector y en este caso ha habido una sintonía amplia con este Gobierno en la elaboración de la norma. En esta Ley es en la que más caso nos han hecho, con otras no hemos tenido la misma suerte.

¿Qué es lo más importante que viene a solucionar esta Ley?

Lo primero, dar nombre al Tercer Sector; y con esto no me refiero al rótulo sino a que define qué es el Tercer Sector, que es algo no estaba recogido en ningún sitio. Y esto te posibilita que seas el sujeto y el protagonista de muchas de las políticas sociales, de las acciones que se desarrollan porque ya tienes nombre jurídico. También valoramos mucho que la norma establece todo un sistema de relación con las administraciones públicas, un nuevo marco. Antes parecíamos los subcontratistas de las instituciones. A partir de ahora será en otra clave, la relación sea de entidad social con Administración pública. Al mismo tiempo se habilita el diálogo civil con todas las administraciones públicas vascas no solamente con el Gobierno vasco. Es importante tener espacios de intercambio de opiniones para consensuar y llegar a acuerdos. Y, por último, favorece el desarrollo y promoción posterior del propio tercer sector. Nos pone deberes y objetivos para los próximos años. Tenemos la obligación de avanzar en un Tercer Sector que sea más eficaz, más participado, que llegue a más personas...

¿Se percibe por parte de la sociedad cierto reconocimiento hacia la labor del Tercer Sector?

Sí. Nuestro cometido es altamente valorado por la sociedad. Los términos que la ciudadanía maneja son ONG o entidades sociales. Y eso es el Tercer Sector. Quizás desconozcan el término en sí. Ahí tenemos una tarea pendiente.

¿Tiene la sensación de que, en estos últimos tiempos marcados por la crisis y los recortes, les ha tocado cumplir con responsabilidades que atañen a las instituciones públicas?

En los últimos años la crisis y los recortes nos ha repercutido pero no tanto como en otras comunidades. En este tiempo hemos hecho un trabajo fundamental de eficiencia y eficacia, con los recursos que tenemos. Hemos respondido a más necesidades y hemos innovado y adaptado nuestras respuestas a las demandas de la gente. Hemos hecho un trabajo interno importante. Algo de empleo sí se ha destruido pero hay una parte de lo que venimos haciendo que sí son responsabilidades de las administraciones públicas y nosotros no queremos quitarles esa responsabilidad. Somos partidarios de la colaboración con la administración para que ese servicio sea lo más completo, eficaz y cercano para que las personas que los necesitan. En ese sentido esperamos que los tiempos futuros sean mejores y podamos tener más recursos para las cosas que hacemos.

En la actualidad, el Tercer Sector Social cuenta con más 3.000 organizaciones, 125.000 voluntarios y 30.000 empleos. Son un sector sin ánimo de lucro, ¿cómo se financian?

Se dan distintos modelos de financiación en función de las distintas entidades. Las pequeñas tiene aportaciones de sus socios y algunas reciben alguna subvención pública pequeña, en la mayoría de las ocasiones de instituciones locales. Las entidades mucho más grandes que desarrollan algunos servicios públicos de las instituciones están conveniadas u operan mediante licitaciones. Puede entrar también algún otro recurso de entidades privadas, de la responsabilidad social de alguna empresa y los donativos a título particular de la ciudadanía.

Ustedes hacen hincapié en la necesidad de eliminar cualquier resquicio de la posibilidad de lucro. Pero la irrupción de las empresas tradicionales en el campo de los servicios sociales está haciendo tambalear ese modelo por el que ustedes apuestan. Se trata de empresas que se presentan a los concursos públicos en un intento de neutralizar la caída de ingresos en sus mercados habituales. ¿La presencia de estar firmas desvirtúa la filosofía de los servicios sociales?

El modelo que nosotros tenemos en Euskadi es un modelo en el que la búsqueda del ánimo de lucro no ha estado presente. Y este es el modelo que hay que preservar, en el que el interés general nos marca a todos los que intervenimos, a las administraciones públicas y a a las entidades del Tercer Sector. Ese interés nos mueve y no otro. Es cierto que ahora puede estar amenazado por algunas empresas grandes que han descubierto aquí un nicho de mercado en el que pueden entrar. Pero nuestra forma de hacer supera en mucho a la de la privatización. Nuestro valor añadido es mucho mayor que el de la empresa privada con ánimo de lucro. Si vamos hacia ese modelo igual abaratamos en algo los presupuestos públicos -en muy poco, porque nosotros somos eficientes en nuestro quehacer- pero ¿cuánto perderemos del valor añadido que las entidades sociales aportamos de voluntariado social, de la familia que ha pasado por una situación volcada con otra que ahora atraviesa esa situación...

¿Supondría caer en cierta incoherencia?

Sí, porque construyes un modelo de sociedad donde lo que te mueve es el dinero y no el ciudadano preocupado por el otro que atraviesa una difícil situación. Además, nos da un poco de rabia esta irrupción. Cuando solo había necesidades, era la gente la que se movió para responder a esas necesidades. Cuando esas necesidades se convierten en servicios y estos conllevan un componente económico, es entonces y no antes cuando atraen a gente ajena al ámbito social. Algún impedimento hay que poner a esa intromisión porque nos cargamos el modelo de sociedad solidaria y justa que intentamos construir. Ese modelo hacia el que precisamente esta ley permite avanzar y afianzar.

¿Qué relación tienen con las organizaciones empresariales?

Como red no tenemos abierta la relación. Algunas entidades a título particular sí. Hubo un momento anterior a la crisis en la que se activo bastante. Hubo proyectos comunes y llegaba más colaboración. Algo de eso se conserva pero es una asignatura pendiente. Deberíamos hacer una reflexión sobre el mundo empresarial, su responsabilidad social y como este modelo se relaciona con el mundo de las empresas. Hay muchas posibilidades de relación entre ambas partes manteniendo cada uno su identidad, sus valores y su misión.

¿Se implican a través de la responsabilidad social empresarial por convencimiento o por puro marketing?

Es la eterna acusación. Cada una de las entidades desde ambas partes debe hacer un ejercicio de coherencia. Si yo me dedico, por ejemplo, a la inserción laboral de colectivos con dificultad y me relaciono con una empresa que mantiene unas relaciones laborales conflictivas con sus empleados, debo de plantearme si una posible colaboración es acorde con mi filosofía. Las entidades sociales ya hacemos ese ejercicio. En cuanto a la tentación para las empresas de beneficiar su imagen con acciones sociales, solo puedo decir que siempre está ahí.

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