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Así fue como resolvimos el problema de la vivienda en 2024

Archivo - Un cartel de alquiler de pisos.
31 de diciembre de 2023 20:10 h

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Hola, vengo del futuro. De dentro de un año exactamente: del 31 de diciembre de 2024. He viajado en el tiempo –no me preguntéis cómo–, he pasado unas horas en la próxima Nochevieja, y puedo contaros de qué se hablará en España al terminar este año que ahora empezamos: de vivienda. 'El año del derecho a la vivienda', titulará un periódico su resumen de 2024. 'El año en que España garantizó el acceso a la vivienda', titulará otro. '2024: la revolución de la vivienda', añadirá un tercero. Los especiales de televisión se abrirán con el mismo tema destacado, por encima de las guerras en curso, las elecciones norteamericanas o los últimos avances científicos. Ninguna sorpresa que la Fundéu elija “vivienda” como palabra del año, pues no hablaremos de otra cosa durante 2024. Creedme, he estado allí, lo he visto: 2024, el año del derecho a la vivienda.

En las pocas horas que pasé en el futuro, leí deprisa todas las noticias que encontré en eldiario.es etiquetadas como “Vivienda”, para entender qué había pasado. Os cuento brevemente. Resulta que el Gobierno desarrollará este año la ya vigente Ley de Vivienda, y la llevará mucho más lejos con una ambiciosa Ley de Medidas Urgentes frente a la Emergencia Habitacional. Lo hará además con el apoyo de la mayoría del Congreso, incluidos PNV y Junts. Algunas medidas las apoyará también el PP, por increíble que os parezca. Y no solo eso: las comunidades autónomas las aplicarán, todas sin excepción, hasta la madrileña (¡ver para creer!). Habrá comunidades y ayuntamientos que vayan un paso más allá dentro de sus competencias, rivalizando en quién hace más por el derecho a la vivienda

Entre otras medidas aprobadas en este 2024, se destinará un mayor porcentaje del PIB a vivienda pública y social, hasta dejar de estar en la cola de Europa, y se recuperará el terreno perdido en alquiler protegido. Habrá medidas fiscales muy valientes, apretando las tuercas a fondos y grandes tenedores. Se regularán en serio los precios del alquiler, se protegerá a los inquilinos, dando a la vez garantías a los propietarios. Se movilizarán todos los recursos de la Sareb, y se sacará al mercado la vivienda vacía. Habrá ayudas para hipotecados frente a las subidas de tipos, y para los inquilinos, sobre todo jóvenes y familias vulnerables, hasta asegurar que nadie destine más del 30% de sus ingresos a vivienda. Y por supuesto se meterá mano al problema de la vivienda turística.

Hasta aquí me dio tiempo a copiar, pero os aseguro que habrá muchas más medidas estatales, autonómicas y municipales; algunas tan novedosas e imaginativas que ni las entendí, aunque los españoles de finales de 2024 parecían muy familiarizados con ellas, tras todo un año con la vivienda en el centro de la agenda política y mediática, y de las conversaciones.

Y ahora viene lo mejor. Os preguntaréis cómo se conseguirá todo esto en 2024. Eso mismo pregunté yo a mis interlocutores del futuro: ¿cómo ha sido posible? ¿Quién será el líder político con la ambición y la inteligencia para abordar de una vez por todas el principal problema de España? ¿Mérito del gobierno de coalición? ¿Algunos de los socios, apretando con sus pocos pero decisivos votos? ¿Un nuevo partido político que llegará con fuerza y hará de la vivienda su bandera? ¿Nos obligará Europa? ¿Alguna sentencia judicial?

“Nada de eso”, me contaron un par de amigos en ese futuro cercano; “si dependiese de la voluntad política, seguiríamos esperando y en 2024 habrían vuelto a marcar récord histórico precios y alquileres”. ¿Entonces, qué ha pasado?, insistí. “Hemos sido nosotros. Los afectados. Los inquilinos hartos de precios abusivos. Los hipotecados asfixiados. Los que no podían acceder a una vivienda. Los desahuciados y los que estaban al límite. Las familias preocupadas por el futuro de sus hijos. Los jóvenes que no estaban dispuestos a emanciparse a los treinta o compartir piso hasta los cuarenta. Entre todos forzamos la voluntad de los gobernantes.”

Así fue. Es decir, así será. Para que os hagáis una idea, me contaron que este mismo mes de enero se convocarán manifestaciones por el derecho a la vivienda, y que sorprenderán por su carácter masivo, sin precedentes. Y será solo el comienzo. Animadas por el éxito inicial, se multiplicarán las protestas por todo el país. Crecerán los sindicatos de inquilinos y plataformas de afectados por la hipoteca, con fuerza renovada, así como nuevos colectivos. Habrá concentraciones semanales en las plazas de hasta el último pueblo, acampadas y ocupaciones, pero también acciones imaginativas, y algunas más radicales que los de siempre intentarán criminalizar, pero contarán con el apoyo de la mayoría. En febrero no se hablará ya de otra cosa, la vivienda estará en el centro de la agenda.

El Gobierno tomará la iniciativa, anunciará medidas pero todavía con el freno pisado, así que las protestas se intensificarán y se verá obligado a medidas más ambiciosas. La enorme movilización social impedirá que ningún socio parlamentario las frene o condicione, y lo mismo pasará con comunidades y ayuntamientos. Por supuesto, Ayuso intentará ir por libre, pero se verá desbordada por una protesta transversal que incluye a muchos de sus votantes, así que cederá. Contra lo esperable, la Ley de Medidas Urgentes no desactivará la protesta, que ganará más fuerza, obligando a nuevos anuncios y a que hasta el último ayuntamiento se comprometa en la medida de sus posibilidades.

Así será 2024, el año del derecho a la vivienda. Ya podemos ir preparándonos, pues por lo visto dependerá de nosotras, de nosotros. Feliz año. Vamos.

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