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La Junta de Castilla y León aprobó el proyecto del Hospital de Burgos con defectos que impedían su apertura

Panorámica del Hospital Universitario de Burgos

Laura Cornejo

La Junta de Castilla y León dio el visto bueno al proyecto del Hospital de Burgos (HUBU) a pesar de las graves carencias que se pusieron de manifiesto meses después de arrancar las obras.

El exgerente del Hospital General Yagüe y que posteriormente asumió la gerencia del Hospital de Burgos durante unos meses, Tomás Tenza, explicó ayer durante su comparecencia en la Comisión de Investigación de las Cortes que el proyecto de la concesionaria Eficanza carecía de depósito de sangre, que los quirófanos tenían ventanas y que las dependencias de la UCI estaban planificadas con tabiques que impedían la vigilancia de los pacientes. Estas deficiencias, según su opinión impedían directamente la apertura del centro hospitalario, y explican en parte los sucesivos cambios. Hubo cuatro, que retrasaron la apertura y dispararon el coste inicial, de 1.010 millones de euros iniciales, hasta los 1.667 finales.

La dureza de estas afirmaciones que provocaron cierta sorpresa en los grupos de la oposición, se rebajó tras la segunda ronda de preguntas. Tenza aseguró entonces que el Hospital de Burgos “es algo espectacular”. “Los pasos que se dieron no son de premio Harvard, hemos funcionado por la vía española. Podría haber sido mejor y peor, pero el plazo ha sido razonable”, matizó. Además, a pesar de que criticó ese proyecto sin depósito de sangre, aseveró que “no es algo extrañísimo lo de Burgos” aunque “evidentemente ha sido caro”.

Tenza, que también había comentado que hubo cambios en las obras para favorecer a proveedores, matizó poco después que se admitieron cambios en las fachadas “porque era más razonable para estimular la economía local”. Sin embargo quiso justificar parte de los sobrecostes con las diferencias de los equipos técnicos que requería el hospital que se iba a abrir en 2011 pero se había planificado en 2005, y recordó que había especialidades que se habían ido ampliando. Aún así, reconoció que “hacer un hospital de cristal en Burgos será muy novedoso pero...los especialistas de cirugía oftalmológica dijeron que sus quirófanos tenían que ser oscuros”.

El exgerente no pudo contestar a las preguntas sobre la sustitución de todos los equipos con los que contaba el General Yagüe. “No puedo hablar del aprovechamiento del material o no porque me fui antes. No sé si se hizo o no un inventario, pero sí que sé que se había comprado material tres años antes (del traslado)”. “No conocíamos el proyecto, había problemas entre la constructora y la financiadora, pero que quede claro que no estoy criticando el proyecto”. Antes de finalizar la comisión, Tenza comentó que no era lo mismo hablar de estas cosas “tomando una caña” que en una comisión, donde “hay que llevar cuidado”. “El proyecto es defectuoso pero exitoso y fue a trompicones, sí, porque no había dinero y sí tensiones por todos los lados. El plan ejecutivo sobre el papel era bueno, pero luego ibas a los planos y había cosas que no cabían”. Así, se encontraron con pasillos por donde no podía girar una camilla, o con menos despachos que los que se necesitaban y Eficanza intentó resolver con un traslado a la zona que iba a ser lavandería.

Aún así Tenza insistió en que las cosas “se intentaron hacer bien”, en que “no hay que ver muchos fantasmas donde no los hay” y en que “ante las dudas” hay que tirar de “hoja de Excel”. Tenza dejó la gerencia del hospital en agosto de 2011 para asumir la Gerencia del Servicio de Salud en Aragón hasta enero de 2013. El exgerente estaba imputado desde 2006 por una presunta prevaricación y un delito contra la integridad moral por su gestión en el Hospital General Yagüe, delitos de los que fue absuelto tras un juicio que se celebró en 2015. En la actualidad es inspector médico.

El actual gerente, Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso, también justificó los sobrecostes por las mejoras que se realizaron sobre el proyecto y aseguró que el nuevo hospital era muy necesario ya que el antiguo, el General Yagüe, estaba “desabastecido”, llevaba “cinco años sin inversiones de Sacyl (Sistema de Salud de Castilla y León)” y había “un clima laboral durísimo”. Ortiz de Valdivielso insistió en que dirige “un hospital público” y que quienes integran la Oficina de Seguimiento de la Concesión (OSCO) entre los que se encuentran, actúan “con la máxima dureza” y que por eso Eficanza ha sido penalizada en varias ocasiones. Recordó, para poner ejemplos, el número de tarjetas sanitarias que calculaba la concesionaria, 365.000, sin contar con los hospitales de Miranda y Aranda de Duero, que las reducen a 255.000. 

A preguntas realizadas por José Sarrión (IU) acerca de los distintos procesos judiciales, como la compra de material de esterilización a coste mayor del admitido por la administración, o los costes de electricidad, a Ortiz de Valdivielso no le quedó más remedio que admitir que la OSCO tuvo que acudir a los tribunales para aclarar los gastos de electricidad y eso es porque el proyecto no contemplaba contadores para las distintas zonas, las comerciales, y las asistenciales, y basaba su cálculo en un programa informático. También pretendía Eficanza sacar ganancias de los kits de esterilización para los quirófanos, la diferencia de estimación también se resolvió en un juzgado, a favor de la Junta. “No somos condescendientes y hemos penalizado varias veces a la concesionaria”, aseguró. Esta respuesta puso de manifiesto, según Sarrión, que la relación de Sacyl con Eficanza no es tan “armónica” como parece.

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