El Gobierno acaba con el Plan Pive mientras la DGT alerta de que los coches viejos registran más muertes
Desde el 1 de agosto, el Plan Pive, el programa de ayudas del Ministerio de Industria para incentivar la compra de vehículos, reactivar la industria del automóvil y combatir el envejecimiento del parque de vehículos durante la crisis, es historia. Se acaban la subvenciones de 2.000 euros que el Gobierno daba a cada particular por mandar a la chatarra los turismos de más de una década o las furgonetas que superasen los siete años de antigüedad.
El programa llegó a su fin tras varias prórrogas el 31 de julio pese a las reclamaciones de los fabricantes de coches (con intereses económicos obvios) reclamasen mantener los incentivos que lograron aumentar la venta de turismos en 50.000 vehículos el año pasado. Según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac) sirvió para jubilar un millón de coches con una inversión por parte del Gobierno de más de 1.200 millones de euros. Según los datos de la patronal, la flota española no ha dejado de envejecer pese a las ayudas durante la crisis: en 2007 la edad media del coche español era de 8 años y hoy, señala Anfac, el principal lobby interesado en mantener las subvenciones, es de 11,6 años.
Pero la decisión del Ministerio de Industria no solo choca con empresas que tienen interés directo en el negocio. También contradice los informes que viene haciendo públicos la Dirección General de Tráfico y que vinculan directamente la edad de los vehículos con los accidentes mortales en un momento en que la tendencia de 12 años de reducción de víctimas en la carretera (de 5.399 a 1.126 fallecidos entre 2004 y 2015) amenaza con romperse.
El último balance de la DGT, que computa 669 muertes en los primeros siete meses del año (53 más que en 2015 en el mismo período, un 9% adicional) cita expresamente la antigüedad de los vehículos como una de las principales causas de los siniestros. El informe de Tráfico detalla que la edad media del parque automovilístico (excluidos los clásicos, aquellos que superan los 25 años) es de 10,3 años. Pero subraya: “Esa antiguedad se incrementa si nos fijamos en los vehículos en los que se producen las víctimas mortales, siendo la antigüedad de 13,7 años para los turismos, 11,1 para las motocicletas o 12,1 para las furgonetas en las que fallecieron personas”.
Otro estudio presentado a finales de julio por la Fundación Mapfre relaciona la antigüedad de los vehículos con sus fallos de seguridad y concluye que el parque móvil envejece mal.
Tras inspeccionar 76.800 vehículos, la fundación de la empresa aseguradora detectó que un 60,1% de los analizados presenta defectos de funcionamiento que van a más según aumenta su antigüedad y kilometraje. Según dicho informe (que no separa los clásicos con más de 25 años) los vehículos tienen de media 13 años (dos más que en 2014) y 145.000 kilómetros recorridos (6.400 más que hace dos ejercicios). Y seis de cada 10 presentan deficiencias que pueden resultar letales en la carretera. Las ruedas y los neumáticos tenían problemas en el 31% de los vehículos de gasolina y el 27% de los diésel y el 25% de todos registró problemas de iluminación. Los fallos en los frenos son más habituales en los coches de gasolina (18%) que en los diésel (8%). La conclusión de la Fundación Mapfre concluye que el parque móvil español está sufriendo un “deterioro notable”.