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PSOE y Podemos confían en que el calendario obligue al otro a ceder

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes de su reunión.

Aitor Riveiro / Irene Castro

La primera reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para sondear un acuerdo se ha saldado con un sonoro portazo público por ambas partes. El líder del PSOE ha rechazado la oferta de negociación “excluyente” planteada por su homólogo de Podemos, quien ha echado el freno de mano a las conversaciones mientras Ciudadanos siga formando parte de ellas. Los mensajes de la rueda de prensa se trasladaron después a las redes sociales, donde ambos se cruzaron, sin mencionarse, reproches.

Pese a las apariencias y la contundencia de las declaraciones públicas, el tono de la reunión que mantuvieron Sánchez e Iglesias fue muy cordial. Fuentes de Podemos aseguran a eldiario.es que vieron “sorprendidos” la reacción del secretario general del PSOE ante la prensa. “Ha sido duro, como si estuviera enfadado”, señalan. Y añaden que durante la reunión “le hemos visto mucho más receptivo a aceptar nuestra propuesta”.

Desde el PSOE reconocen que el tono de la conversación privada ha sido bueno, que ambos dirigentes “se llevan bien”, pero recuerdan que la aritmética parlamentaria es la que es. La dirección socialista insiste en que las cuentas para investir un presidente solo salen con el apoyo de Ciudadanos o con el de ERC y PNV. Las líneas rojas del Comité Federal del PSOE impiden a Sánchez negociar con los independentistas. Susana Díaz se lo dejó claro en la última reunión de ese órgano interno: “No admitiría el voto de los separatistas”, dijo a puerta cerrada.

La estrategia de ambos, por tanto, es la misma: esperar a que el otro ceda antes. Una suerte de chickengame en el que el gana el que más aguanta.

El PSOE apuesta por meter presión avanzando en el proceso. Este mismo viernes las delegaciones socialista y de Ciudadanos se reunieron en el Congreso para comenzar a concretar las negociaciones. La semana que viene llegará el turno a IU, que ya ha dado su visto bueno a sentarse en la mesa.

Antes, el PSOE hará público un documento marco para las conversaciones que remitirá a todos los partidos.

Pedro Sánchez tiene en la cabeza la idea de que, llegado el momento, a Podemos le temblará el pulso. Lo dijo en la rueda de prensa y en Twitter: “Habrá un debate de investidura y otros tendrán que explicar por qué votan en contra de un presidente socialista”, en clara referencia a los de Pablo Iglesias.

Podemos quiere acortar los tiempos. El propio Pablo Iglesias aseguró en la rueda de prensa que confía en que Sánchez acepte finalmente su propuesta de Gobierno de coalición. Y que su “impresión” es que el candidato del PSOE les prefiere a ellos por encima de Ciudadanos.

En el partido de Pablo Iglesias creen que en el seno del PSOE hay una pugna entre quienes tiran hacia la derecha y quienes lo hacen hacia la izquierda. Que “está entendiendo bien el momento histórico y la oportunidad histórica y quiere construir una mayoría estable”, según señalaba Carolina Bescansa en una entrevista en eldiario.es.

Fuentes de la dirección de Podemos reiteran que, tal y como ha explicitado Albert Rivera, solo hay dos opciones: gran coalición o Gobierno del cambio. “Y entre esas dos opciones, van a elegir el cambio”, confían. Sin embargo, en la dirección de PSOE sostienen que 14 millones de personas votaron contra el PP y que esas fuerzas deben unirse para echar a Rajoy de Moncloa. “Es raro que antes de hablar de políticas quieran hablar de con quién”, afean desde Ferraz, donde creen que aún la situación “se puede reconducir”.

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