Las voces del cambio político advierten de que llegar a las instituciones no es suficiente
España ha atravesado un profundo cambio del escenario político en el último año y medio. Desde que Podemos se alzó con cinco diputados en las elecciones europeas de mayo de 2014, los partidos tradicionales han visto como surgen otras voces que cuestionan las reglas establecidas desde la Transición. Son esas voces, esos actores, los impulsores de un cambio que se inició en los movimientos sociales y que ha conseguido dar el salto a las instituciones para hablar de tú a tú a quienes llevaban años instalados en ellas.
En esos protagonistas se centra 'Voces del cambio. El fin de la España de la Transición', un análisis del cambio social y político a través de sus protagonistas, y que fue presentado ayer en Madrid por sus dos autores, los periodistas Andrés Gil y José Vicente Barcia. El acto, celebrado en la librería madrileña Tipos Infames, contó además con la presencia de algunos de los actores políticos y sociales que protagonizan el libro, y que han mantenido un debate acerca de los retos a los que se enfrentan las fuerzas que han conseguido llegar a las instituciones.
El libro se centra, explica Andrés Gil, adjunto al director de eldiario.es, en aquellos actores que “diagnostican y proponen” una agenda económica, social, constituyente, feminista y ecologista a través de los partidos o de los movimientos sociales. Barcia destaca que las personas a las que han entrevistado hablan desde la fuerza “política y moral”, haciendo acopio en sus discursos de los mensajes que surgieron durante el movimiento 15M.
Llegar a las instituciones no es suficiente
Alcanzar las instituciones para iniciar desde ahí una transformación social es necesario, pero no suficiente. Ese ha sido el mensaje en el que han coincidido los asistentes al acto, como Alberto Garzón, candidato de IU a la presidencia del Gobierno. En su opinión, la sociedad se enfrenta al peligro de caer en el “ilusionismo electoral”.
Garzón advierte de que la gente puede creer “el mensaje perverso” de que con votar se soluciona todo. “La sociedad no solo se transforma por la vía electoral, se transforma por la vía cultural”, asegura. Aunque se alcance el bastón de mando en ciudades importantes como Madrid o Barcelona, es necesario que exista “una masa social movilizada” que respalde los procesos de transformación.
La activista ecologista Yayo Herrero es de su misma opinión. Asegura que es fundamental impulsar una transición hacia un modelo basado en las energías renovables, que debe surgir desde los movimientos sociales.
“Resulta difícil afrontar estos procesos con la osadía suficiente” si su impulso depende de una fuerzas políticas sometidas a los ciclos electorales. Esta activista alerta de que si este cambio no empieza pronto, corremos el riesgo de ser incapaces de “reproducir el metabolismo económico y social”. “Hay que darle la vuelta a los conceptos de riqueza y de progreso” a través de “un cambio cultural de dimensiones impresionantes”, afirma Herrero.
Para Jorge Moruno, responsable de discurso de Pablo Iglesias, lo fundamental en el proceso de transformación que ha vivido España es el cambio de voces, “la irrupción de nuevos discursos y relatos en la agenda pública que enfrenta relato oficial de lo que era la crisis”.
No solo importan las acciones políticas, sino que es fundamental quien “define el sentido social de aquello que pasa”. Moruno pone el ejemplo de los desahucios, que durante mucho tiempo fueron “una penuria propia” hasta que asociaciones como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas impusieron otro relato.
Olga Rodríguez, también adjunta a la dirección de eldiario.es y que siguió muy de cerca el 15M, ha puesto el foco en la capacidad que tuvo ese movimiento para sacar la indignación a la luza, cuando hasta entonces “era algo subterráneo”.
En su opinión, el reto ahora es afrontar no solo los retos internos a los que se enfrenta nuestro país, sino también los retos a nivel global. En especial, Rodríguez ha señalado la necesidad de atajar el drama de los refugiados sin olvidar la importancia de la lucha contra la islamofobia, “uno de los peligros que puede ensombrecer Europa en los próximos años”.