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Cinco datos sobre cómo la pandemia ha afectado a la violencia de género y por qué es diferente a la intrafamiliar

Manifestación organizada por la Coordinadora Feminista de València porta un cartel con el lema 'Ni una menos'.

Marta Borraz

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La pandemia no ha sido inocua para la violencia machista. Dos años después del estallido de la COVID-19, los datos evidencian un escenario marcado por un aumento del aislamiento de las mujeres, un recrudecimiento del control que ejercen los agresores y de su impunidad y mayores dificultades para salir de la situación. Son las principales conclusiones del estudio impulsado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género para analizar el impacto de la crisis en la violencia machista. El análisis revela que el confinamiento, las limitaciones y la crisis social y económica ha agravado el problema y “han creado las condiciones idóneas para que sus elementos característicos se potencien”.

El estudio, elaborado por un grupo de expertos de la Universidad de Granada, ha sido presentado por Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, y Victoria Rosell, actualmente en el cargo. Ambos han cargado contra el negacionismo de la violencia machista y con el intento de equipararla a otras formas de violencia como la intrafamiliar, tal y como hace Vox. Los dos han sido muy críticos con el pacto en Castilla y León que mete por primera vez a la extrema derecha en las instituciones y lo han tildado de “grave irresponsabilidad” y una forma de “condenar a las mujeres a que sigan bajo la situación de violencia”, en palabras de Lorente.

Estas son las claves del estudio.

47: el menor número de asesinatos de la serie histórica

En 2020 se registraron 47 asesinatos por violencia de género, la cifra más baja desde que hay datos y tras cinco años en el que se producían aumentos interanuales. El primer trimestre del año siguió esta tendencia pero a partir de marzo, cuando se declaró el estado de alarma, los asesinatos bajaron bruscamente. Fueron cuatro en tres meses, cuando la media es de 14. En el tercer trimestre se registraron 15, una cifra parecida a la de años anteriores fundamentalmente impulsada por los ocho ocurridos en agosto. Es el incremento más elevado de toda la serie histórica. Las variaciones se explican por el elemento “esencial” de la violencia machista: el control.

La tendencia a la baja iniciada en marzo, que se mantuvo hasta julio, coincide con un momento en el que los agresores tenían más control sobre las víctimas debido a las circunstancias impuestas por la pandemia, por lo que cumplían su objetivo último sin necesidad de recurrir a agresiones físicas graves. Pero también se produjo un aumento del riesgo de letalidad porque se incrementó “la probabilidad de que se produzcan homicidios cuando el agresor percibe la pérdida de control”, habitualmente cuando la mujer rompe la relación. Es lo que ocurrió en agosto, según el estudio, un periodo vacacional, de fin de restricciones y en el que había una sensación de superación de la pandemia.

10,3% menos de denuncias que en 2019

La tendencia se repite en las denuncias registradas, que fueron un 10,3% menos que en 2019, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y que también “refleja la situación de aislamiento que ha limitado de manera significativa” la reacción ante la violencia de género durante este tiempo. Las mujeres no solo han sufrido “mayor control” sino una “disminución de las oportunidades para salir de la violencia”, concluye el análisis. Al igual que ocurrió con los homicidios, las denuncias remontaron en el tercer trimestre “por la posibilidad de salir de la violencia”. Los datos de 2021, hechos públicos hace escasos días, demuestran que las denuncias están volviendo ya a los niveles previos a la pandemia.

El estudio también compara las denuncias de 2020 con los cinco años anteriores y ahí la variación es mínima debido a que en 2015 y 2016 hubo, incluso, menos denuncias que el año de la pandemia. “Existe un mayor nivel de conciencia crítica que ha llevado al incremento progresivo de las denuncias en los últimos años”, destaca el informe.

26.667: récord de llamadas al 016

El teléfono de asistencia a víctimas 016 recibió 26.667 llamadas en el segundo trimestre, coincidiendo con los meses de restricción absoluta de la movilidad. Nunca antes tantas mujeres habían utilizado este recurso que desde marzo y en comparación con el primer trimestre, cuando aún no se había declarado el estado de alarma, experimentó un aumento del 51%, lo que “refleja un incremento de la violencia de género”, interpreta el informe. Los homicidios y las denuncias se redujeron en 2020, pero esto no significa que lo hiciera la violencia.

Un 8% menos de víctimas

El informe compara el número de víctimas con medida de protección inscritas en el registro que hace público el Instituto Nacional de Estadística anualmente y que incluye también datos sobre violencia doméstica, aquella que se produce en el ámbito intrafamiliar siempre que el agresor no sea el hombre hacia su pareja o expareja mujer. En 2020 se registraron 29.215 víctimas de violencia de género, un 8,4% menos que en 2019, mientras que con la violencia doméstica pasó lo contrario: se registraron 8.279, lo que supone un 8,2% más. De ellas, el 61,4% fueron mujeres.

Para los expertos, estos datos suponen que la pandemia ha significado un impacto específico sobre la violencia de género. El estudio enlaza este descenso de víctimas de violencia machista inscritas en el registro con “las dificultades que han tenido de interponer una denuncia”, pero bajo las mismas circunstancias, las víctimas de violencia doméstica no parecen haber actuado igual. “La clave está en entender las motivaciones de la violencia machista: parte de una construcción basada en la normalidad y muchas mujeres no denuncian porque piensan que no es lo suficientemente grave, sienten vergüenza, culpa o miedo. Eso atrapa aún más en la violencia y por eso hay una mayor dificultad de salir”, explica Lorente.

Con los datos disponibles no es posible saber si el incremento de un 8,2% de víctimas de violencia doméstica inscritas implica que ha habido un incremento de la violencia en sí, que también suele darse en entornos de convivencia, pero las cifras “sí demuestran que bajo las mismas circunstancias, el comportamiento de la violencia machista es diferente”, señala el médico forense.

Solo el 0,5% de la población cree que es uno de los problemas más graves

El informe pone sobre la mesa otro de los efectos que, aseguran los expertos, ha tenido la pandemia en relación con la violencia de género: cada vez menos ciudadanos consideran que es uno de los problemas más graves que existen en España, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Antes de la crisis, en 2019, hasta un 6,7% eligieron la violencia machista de entre las tres situaciones más preocupantes, pero en 2020 bajó hasta el 2,14%. En 2021 ha descendido aún más, hasta el 0,5%, lo que “muestra un cambio que no se ha recuperado, cuando sí lo han hecho, en mayor o menor medida, otros problemas que también se habían visto afectados por el mismo contexto pandémico”, reza el informe.

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