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“La discriminación hacia las presas no nace de la reclusión sino de la exclusión social posterior”

Vista de la cárcel de Álava, donde cumplen la pena los internos que participan en programas de reinserción.

Natalia González de Uriarte

La magistrada juez de vigilancia penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso, que ha participado esta semana en la jornada 'Las mujeres en prisión, dificultades añadidas' organizada por el Ararteko y el Parlamento vasco, destaca, pese a ciertas disfunciones pendientes, los grandes avances en la atención hacia las mujeres presas que se han dado en la última década en las cárceles vascas. Afirma que equipos multidisciplinares de muy buenos profesionales proporcionan a las mujeres ingresadas en la prisión de Nanclares todas las herramientas para poder acceder a programas de apoyo y educativos. “Están muy sobreprotegidas, tiene una atención personalizada”, ha resaltado sobre las internas del penitenciario de Nanclares, a las que ha dedicado una reciente investigación.

Tanto es así que la magistrada muestra más preocupación por la transición de estas reclusas hacia la libertad. Es en ese paso donde suelen aparecer los problemas. “En Euskadi contamos con un sensibilización social hacia estas situaciones mayor que en otros territorios pero no es suficiente. La discriminación hacia las presas no nace de la reclusión sino de la exclusión social posterior. Tenemos en seguir educando a la sociedad para que cuando ellas salen esté preparada para recibirlas y ayudarles a funcionar. Y reforzar recursos cuando regresan a un entorno no normalizado. Trabajemos en él y conseguiremos mejorar y facilitar su retorno”, ha resaltado Alonso.

Otra “condena” al salir

La magistrada de vigilancia penitenciaria de Bilbao habla desde la experiencia y conocimiento que le aporta el contacto directo y continuado que mantiene con estas mujeres. Ha relatado como incluso algunas, cuando van a dar el último paso que las acerca a la calle, se repliegan. Y ha recurrido a un ejemplo real para describir la inseguridad de las internas. “Una de ellas cumple definitivamente su condena en febrero. Ahora está en libertad condicional, está en acogida con su hermana y su cuñado, está asistiendo a un centro de salud para el tratamiento de su toxicomanía y evoluciona bien, con los altibajos habituales. El último como él último, que ha empezado a consumir de nuevo cocaína. Yo no le iba a revocar la libertad, en estos casos les damos otra oportunidad para ver si lo superan, pero ella me ha pedido que le revoque la provisional. Quiere ingresar en prisión porque allí está más controlada y más apoyada que en el exterior., Hemos llegado a este punto”, ha lamentado Alonso.

La investigadora Estíbaliz de Miguel, coordinadora de la red “Sin Rejas” y que también ha participado en las jornadas, ha corroborado la impresión de la jueza de vigilancia. “Cuando salen de prisión no tiene perspectivas sino cuentan con un apoyo externo. Se encuentran solas, con el cielo arriba y la tierra abajo, eso es otra condena. ¿Cuántas se suicidan cuando salen de prisión, por qué algunas quieren volver a entrar, qué está pasando?, se pregunta la investigadora.

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