Feijóo manda su división azul a la UE

Desde los tiempos de Pablo Casado, el PP añora los Tercios de Flandes en sus visitas fantasmagóricas a Bruselas, no en defensa de la Corona como el Duque de Alba, sino denostando los intereses de España y su Gobierno. Alberto Núñez Feijóo, sin complejos, ha superado a su defenestrado camarada: ha mandado a Alemania a su división azul.

Konrad Adenauer sostenía que en política no bastaba con tener razón, te la tenían que dar. El primer canciller de la Alemania renovada, surgida de las cenizas del nazismo, representaba una nueva derecha alemana; Adenauer contribuyó a olvidar a la derecha que se hizo nazi durante la República de Weimar y fue la clave de bóveda de la recuperación de la Alemania que quedó y de la Europa unida y democrática que se estaba gestando, precisamente para superar el dolor causado por el nazismo y el fascismo. Junto con Adenauer, militaron en la construcción de esa idea conservadores y progresistas como Jean Monet, Robert Schuman, Alcide De Gasperi y Paul-Henri Spaak. Los padres fundadores de Europa.

Hoy, la derecha alemana vuelve a las andadas de la mano de Manfred Weber. Weber disputa el liderazgo a Ursula von der Leyen. En su electoralismo, ha decidido emplearse para conservar el actual poder en el Parlamento Europeo y tratar de apuntalar a sus socios en las elecciones venideras en distintos Estados de la Unión, rivalizando y mimetizándose con las ideas políticas cercanas a los nuevos partidos de la extrema derecha europea.

En esa estrategia, la derecha alemana que lidera al PP europeo cuenta con el PP español. Entre las políticas más radicales defendidas por la extrema derecha, el PP español milita con ellos en el negacionismo climático. Es el precio por el posicionamiento reiterado del PP europeo de Weber contra el Gobierno español. Núñez Feijóo, cada vez más trumpero, en otro disparate más, no ha dudado en enviar a la UE a su división azul, ayusos y morenos.

El PP de Moreno Bonilla ha cometido y persiste contumazmente en su error con la legalización de los regadíos en Doñana, lo sigue cometiendo manteniendo su error y haciendo electoralismo con su posición, arrastrando así a un decadente Núñez Feijóo

El asunto es más grave de lo que parece. No es el simple apoyo de la derecha alemana a sus socios europeos, es decir, al PP, en un asunto tan lastimoso como el de Doñana, en contra del Ejecutivo europeo, del consenso científico de los expertos y de las políticas europeas contra el cambio climático. Los populares cuestionan –Adenauer volvería a su tumba si resucitara– a la Comisión y su independencia como garante de los Tratados de la Unión, sin ni siquiera importarle que esté presidida por su correligionaria, a la que acusa de filosocialista.

El PP europeo de Manfred Weber se alinea con el PP español en algo gravísimo, que se incumpla una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por parte del Gobierno de Andalucía, en clara contradicción con los principios fundamentales de la Unión Europea y su división de poderes. Es decir, los populares impugnan por primera vez la propia estructura institucional de la Unión Europea.

El PP de Moreno Bonilla ha cometido y persiste contumazmente en su error con la legalización de los regadíos en Doñana, lo sigue cometiendo manteniendo su error y haciendo electoralismo con su posición, arrastrando así a un decadente Núñez Feijóo. De esa manera, perjudica los intereses de Doñana pero también de una agricultura de prestigio, una marca consolidada, un territorio querido y protegido y, de camino, la propia reputación en Europa del Estado español.

La visita reciente del consejero andaluz de Medio Ambiente al comisario Virginijus Sinkevicius, al que acusan de vestir la camiseta roja, ha sido patética y reveladora de la capacidad inmensa de hacer el ridículo del PP andaluz en Europa

En su alineamiento con la extrema derecha por razones electoralistas, Moreno Bonilla descubre su velo mediático protector y se muestra en su verdadera dimensión radical, extremista y antieuropea. En definitiva, en la línea antisistema y negacionista de la extrema derecha europea.

La visita reciente de su consejero de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, al comisario Virginijus Sinkevicius, verde y campesino lituano, al que acusan de vestir la camiseta roja, ha sido patética y reveladora de la capacidad inmensa de hacer el ridículo del PP andaluz en Europa. Por si fuera poco, Antonio Sanz, consejero andaluz de la Presidencia, sobreinterpreta doloroso por el albero el victimismo de un andalucismo casposo. Su explicación de la controversia con la Comisión Europea, involucrando al hijo del actual ministro de Agricultura del Reino y antes consejero de la Junta de Andalucía, es una demostración de política de bajura y de una lamentable indigencia política.

Quizá el PP andaluz y su presidente Moreno rectifiquen tras las elecciones locales. Aquí estamos esperando para comprender su rectificación, Doñana lo merece. Como decía Konrad Adenauer, añorado dirigente democristiano alemán: no hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.