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Un hombre falleció en Málaga después de tres meses esperando una operación cardiaca

El consejero de Salud, Aquilino Alonso, durante una comparecencia parlamentaria

Néstor Cenizo

Rafael Malavé era un camarero jubilado que murió de un infarto después de tres meses aguardando a que le arreglaran el corazón. Esperó 90 días por un bypass y una válvula, y el 25 de octubre se desplomó en la cocina. Tenía 70 años. Su familia dio a conocer el caso este miércoles a través de la asociación El Defensor del Paciente, que también lo envió a la Fiscalía por si apreciara indicios de delito. Un mes después de muerto, Rafael seguía inscrito en la lista de espera, según explican sus hijas. El Hospital “lamenta el fallecimiento”, aunque no lo vincula a la espera.

Durante un cateterismo los médicos descubrieron que Rafael tenía las arterias coronarias obstruidas y una “deficiencia valvular”, de modo que necesitaba un bypass. Fue inscrito en la lista de espera el 28 de julio y se le informó de que “pronto” recibiría una carta, relata su hija. Cristina. En agosto acudió al cardiólogo porque sentía fatiga, pero lo más que consiguió fue unos parches de nitro (indicados para enfermedades coronarias). Y esperó. Hasta que el 25 de octubre, después de comer con los amigos como cada domingo, volvió lívido del baño y se le paró el corazón. Fue un infarto fulminante. Su hija explica que hacía vida normal, que cumplía las prescripciones médicas “a rajatabla”, paseaba a diario y ayudaba a hacer la compra para el bar de su sobrino.

El Hospital remitió ayer un comunicado con cuatro frases: “El Hospital Regional de Málaga lamenta el fallecimiento y se pone a disposición de la autoridad judicial para aportar toda la información que precise para aclarar lo sucedido”. “La intervención estaba prevista dentro de los plazos para su patología. Son los criterios clínicos los que marcan la prioridad quirúrgica de cada caso, como no podría ser de otra manera”. “El paciente se encontraba estable y ha mantenido su seguimiento médico en estos meses transcurridos”. “No puede establecerse una relación causa efecto derivada de su espera por su fallecimiento”. Según la familia, en noviembre les informaron de que le llamarían en febrero o marzo.

Demora media de 59 días

Demora media de 59 díasEl pasado agosto, la Junta de Andalucía comunicó que era la comunidad autónoma con menor tiempo de espera para cirugías, con un mes por debajo de la media nacional. También dijo que pretendía que la espera máxima para cirugía cardiaca sea de 90 días. La Junta de Andalucía establece un tiempo máximo de espera de 180 días desde diagnóstico para la mayoría de las intervenciones, entre ellas la cirugía cardiaca. Según los datos del Servicio Andaluz de Salud, recopilados en junio, la demora media en Andalucía es de 59 días desde diagnóstico. En Málaga es de 61 días. Esa media se superó en el caso de Rafael.

Carmen Flores, presidenta de la asociación El Defensor del Paciente, cree que para las intervenciones cardiacas u oncológicas el paciente debería quedar ingresado. Flores asegura que los datos del SAS son “mentira” y sitúa a Andalucía en el vagón de cola en demora y listas de espera: “Los tiempos no se cumplen. Lo ponen de cara a la galería, es un acto político”. Explica una práctica: entre la visita al anestesista y la operación debe pasarse por el preoperatorio. Según Flores, los datos del preoperatorio expiran, de modo que el tiempo vuelve a correr y el dato del tiempo de espera medio queda desvirtuado porque vuelve a contarse. Fuentes médicas confirman que esto ocurre. “Las listas de espera matan”, resume Flores.

En el escrito remitido a la Fiscalía la asociación pide que se investiguen las listas de espera del Hospital Regional de Málaga (Carlos Haya) y se dice que a Malavé “se le ha dejado morir”, puesto que su patología era “de urgencia vital”.

“No entendemos que no supieran que había fallecido”

“No entendemos que no supieran que había fallecido”El caso de Malavé tiene un último giro macabro. Rafael murió esperando y hasta hace una semana siguió haciéndolo aunque ya no sirviese de nada. El 25 de noviembre dos de sus hijas (Yolanda y Rocío) fueron al hospital a reclamar el historial clínico. Cuentan que allí les informaron de que estaban llamando a los inscritos en junio para el preoperatorio y que calculaban que a su padre lo llamarían en febrero o marzo. No en diciembre, porque es un “mal mes”. “Malo, ¿por qué?”, preguntó Yolanda. Entonces ella misma informó al hospital de que no haría falta, porque su padre había muerto e intentó recuperar su historial clínico. Según su relato, se le negó porque carecían de firma original de su padre.

Tres días después del infarto de Rafael su madre recibió una llamada de un gabinete ofreciéndole los servicios de asesoría para tramitar la herencia. “¿Cómo un bufete de abogados que no conocemos de nada se pone en contacto con nosotros y Carlos Haya no sabe nada?”, se pregunta.

Dice Cristina que no quieren compensación económica, sino que se depuren responsabilidades y que el caso se conozca. Pensaron mucho si hacer pública la historia: “Tratan con personas. No pueden decir sin más te pongo en lista de espera. Sólo queremos que se sepa cómo funciona el sistema. Mi reivindicación es por las personas que necesitan intervención urgente, porque a mi padre ya no me lo van a traer. Habrá personas como yo y no han dicho nada, pero creo que esto no hay que callarlo”.

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