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Sobre este blog

Los nombres de la UNIA quiere poner cara e historia a los grandes personajes que jalonan los cursos de verano de la entidad universitaria. Personas de renombre académico en cada una de sus disciplinas y fundamentales para aportar en el debate general. Este site está respaldado por la propia Universidad Internacional de Andalucía. 

Luis García Montero: “Cada vez hay más viejos cascarrabias que consideran que los jóvenes son tontos”

Luis García Montero

Javier Ramajo

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Luis García Montero ha dirigido esta semana un curso de poesía, junto al también poeta Juan Carlos Abril, en la sede Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). El objetivo ha sido meditar sobre el significado actual de la palabra poética en busca de un orden disidente. En el programa han participado Emilio Lledó, Lina Gálvez, Marta Sanz, Justo Navarro, Ángeles Mora, Ana Rossetti, Esther Morillas y Ángelo Néstore. Interrumpió la dirección del curso para un viaje fugaz a Madrid “para unos asuntos del Instituto Cervantes que relacionar”. ¿Es posible volver a confiar en la palabra futuro?, se han preguntado durante el curso.

¿Que tal su primer mes al frente del Instituto Cervantes?

Ha sido una época de mucho estudio. Tuve la oportunidad de reunirme con todos los directores de los institutos Cervantes y con muchos trabajadores, y he podido tomar el pulso a una institución que conocía bien por fuera, porque muchas veces ha participado en actos, pero que me convenía conocer por dentro. Y a partir de ahí he conocido que tenemos sobre la mesa varios proyectos.

¿Cuáles son?

En primer lugar, consolidar lo que hay. No se puede extender el Instituto Cervantes sin un soporte económico que nos permita consolidarnos y tratar de cuidar el patrimonio humano del Cervantes porque, con todos los recortes que se han sufrido, si el Cervantes se ha mantenido ha sido por el sacrificio de su gente en todos los niveles y hay que intentar dignificar la situación laboral de sus trabajadores.

¿Qué lineas de trabajo se ha marcado como prioritarias?

Por ejemplo, dejar de considerar el español como un bien de marca España, porque los españoles somos el 8% de los hablantes de nuestra lengua. Hay que apostar por el iberoamericanismo, por el panamericanismo, porque eso es lo que nos va a dar fuerza entre otras cosas para reivindicarnos en nuestro papel cultural en Europa. Tenemos que seguir siendo el exponente máximo de Latinoamérica en Europa y recordar que ahora que ha existido el Brexit y, con permiso de los irlandeses, el español es el idioma con más número de hablantes de los países de la Unión Europa.

¿Cómo se puede utilizar el español?

Se está viviendo en un mundo de pérdida de valores democráticos y donde se está generando mucho racismo, y estamos viendo cómo se maltrata a la gente que pertenece a la comunidad hispánica, y en algunas fronteras casi tratados como delincuentes. Entonces, convertir al español en una lengua de cultura y de defensa de los derechos humanos, donde una ofensa a un mejicano sea una ofensa tomada en primera persona por un español, pues me parece muy importante. Hay que saber que compartimos un idioma 600 millones de personas y que los españoles tendremos fuerza si formamos parte de esa comunidad y no nos creemos el orgullo de ser simplemente el 8% del idioma.

Por otra parte, tenemos una red en el mundo de institutos Cervantes que puede servir no solo para enseñar el idioma o para exponer la cultura del español, sino para hacer una diplomacia cultural muy importante para España, para sacar lo mejor de España en la democracia, que puede hablar de ciencia en español, que defiende los derechos humanos, que es capaz de sacar de su mausoleo a su dictadura porqur vive en una democracia plena. Eso es conveniente que también se extienda por el mundo.

¿La poesía es una forma de resistencia en la actualidad como dice el curso que dirige?

A mí me parece que sí, porque la poesía representa una serie de valores que no son simplemente una posición política o un compromiso con la poesía de corte social. Hay muchos valores en juego en nuestra sociedad que tienen que ver con el mundo mercantilizado en el que vivimos. Por ejemplo, la mercantilización de los seres humanos como objeto de usar y tirar, la mercantilización del tiempo en una sociedad acelerada y con prisas donde lo que ayer tenía importancia hoy ya ha desaparecido y donde se tiende a la pérdida de memoria.

¿A qué se refiere?

Vivimos en una sociedad donde se está rompiendo el diálogo generacional. Cada vez hay más viejos cascarrabias que consideran que los jóvenes son tontos, porque el mundo es tan vertiginoso que la experiencia de una persona de 50 o 60 años ya no tiene nada que ver con la de un muchacho de 20. Pero también hay muchos jóvenes que se creen que se lo están inventando todo y que no tienen nada que aprender de los mayores, ni siquiera de los mayores que no son cascarrabias.

Otra cuestión que nos afecta en nuestra vida cotidiana es nuestra relación con las máquinas, con la tecnología, el ordenamiento de lo privado y lo público, el problema de que eso desemboque en telebasura, la dinámica de una sociedad en redes sociales donde se dice con mucha libertad lo que se piensa pero no se piensa lo que se dice. Todo ese tipo de dinámicas me parece que permiten una reflexión desde la poesía que tiene otro sentido de la historia, de relación con el pasado, de relación con el lenguaje, de articulación de lo privado y lo público, de diálogo de maestros con discípulos. A mí me parece que está bien meditar desde el punto de vista de la poesía sobre todas estas cosas.

¿Qué papel juega la información en ese momento?

He comentado en clase que todos los días hay miles y miles de focos de noticias que tienen que ver con los periódicos tradicionales, con los diarios digitales, pero con las redes sociales también. Entonces, es muy difícil que lo que hoy se dice mañana tenga vigencia, y eso ha generado ese eufemismo que hoy se utiliza para caracterizar nuestra época como la era de la posverdad, donde alguien puede decir una cosa y no responsabilzarse de lo que dice porque mañana se va a quedar sin vigencia y puede mentirse descaradamente.

¿Cuál sería la solución a eso?

Yo lo que estoy planteando a la hora de reivindicar palabras como “libertad”, “bondad” o “verdad”, que las tenemos un poco en el cubo de la basura, es que no se trata de dar soluciones sino de asumir la complejidad del mundo. Es decir, y te pongo un ejemplo que nos pilla cerca. El mundo digital ha abierto muchas posibilidades a la información, muy costosa en los medios tradicionales que solo estaba en las manos de los bancos y de las grandes empresas y que era muy sesgada, el mundo digital ha abierto zonas de libertad, pero tengamos cuidado que eso también tiene sus peligros, porque puede haber también horizontes digitales manipulados y sobre todo podemos entrar en una dinámica donde cuando entro, entro como consumidor y voy buscando solo la noticia que me confirma en mis ideas.

¿Para reafirmar una postura?

La búsqueda de información se convierte en un proceso viciado de autoafirmación personal donde me desconecto de otras opiniones que pueden enriquecer la discusión y la visión pública. Se trata de vigilarnos constantemente para que los avances que vamos consiguiendo no se conviertan en peligros. Y creo que es un ejemplo claro de las nuevas posibilidades que nos da el mundo digital.

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