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El escollo que puede tumbar el rascacielos del Puerto de Málaga: el Gobierno inicia los trámites para proteger como BIC La Farola

El barrio de la Malagueta, La Farola y, al fondo, el lugar donde se construiría el rascacielos

Néstor Cenizo

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El proyecto para levantar un rascacielos que albergaría un hotel de lujo en una parcela pública del Puerto de Málaga, al que aspiran desde hace más de un lustro el ayuntamiento de la ciudad y la propia autoridad portuaria, se ha encontrado este martes con un escollo publicado en el BOE. El Gobierno, a través de la Dirección General de Bellas Artes, ha decidido abrir un expediente para proteger La Farola, el viejo faro de la ciudad, construido en 1817, como Bien de Interés Cultural.

Este expediente se une al que al que tramita desde hace meses el Ministerio de Cultura, que quiere determinar si la construcción del edificio, con 116 metros de altura prevista y 45.000 metros de techo edificable, supone un “expolio” al paisaje del Centro Histórico de Málaga. El rascacielos está promovido por un grupo empresarial catarí, que presentó su proyecto hace casi seis años. Hoy, está un poco más lejos de hacerse realidad.

La eventual declaración de La Farola como BIC afectaría al rascacielos, ya que la resolución de la Dirección General de Bellas Artes delimita el entorno de protección en términos amplios. “Más allá de esta delimitación física, es imprescindible el respeto por el entorno visual del faro”, señala.

“Las argumentaciones son de peso, y esperamos que el ayuntamiento y el puerto no se enroquen en defender unos intereses tan oscuros como los del proyecto”, advierte Juan Antonio Triviño, portavoz de la plataforma ciudadana Defendamos Nuestro Horizonte, que desde hace años se opone a la construcción del rascacielos.

Una solicitud registrada en mayo de 2019

La Farola forma parte del paisaje malagueño desde hace generaciones, como contó eldiario.es Andalucía en este reportaje. De ella dicen que solo se apagó dos veces: tras el terremoto de 1884 y durante la Guerra Civil, para evitar que sirviera de referencia para los bombardeos de los golpistas. Es una de las estampas más reconocibles de la ciudad, y tanto el Comité Español de ICOMOS, como el Parlamento andaluz como el propio Pleno del ayuntamiento de Málaga (en ambos casos, por unanimidad) apoyaron su declaración como bien de interés cultural en 2020.

Pero últimamente, la pretensión de levantar el rascacielos 755 metros más al sur, en el extremo del morro de Levante, amenaza con volverla inútil. De construirse, el rascacielos opacaría el viejo faro, que dejaría de servir de guía para los barcos que se aproximan a la ciudad. De ahí que desde hace meses esté prevista su sustitución, con un coste de 2,6 millones de euros.

La solicitud de su protección como BIC se registró en mayo de 2019 con el apoyo del Colegio de Arquitectos, la Academia de Bellas Artes de San Telmo, la Academia de Ciencias, el Ateneo o la Universidad. Su apertura ahora, dos años y medio después, tiene ahora una significación muy distinta. “Es evidente que hay circunstancias que invitan a una lectura política”, admite Triviño. “El sentido de la oportunidad respecto al rascacielos es claro”.

La resolución de Bellas Artes está fechada el pasado 17 de diciembre, aunque se ha publicado hoy, simultáneamente al inicio de otros dos expedientes para declarar BIC la torre de señales del aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) y el Real Taller de Aserrío de Valsaín, en el Real Sitio de San Ildefonso (Segovia).

La Farola en su “entorno visual”

Más allá de la protección del fin en sí mismo, la descripción de cuál es el entorno de La Farola y qué intervenciones deben evitarse parece hecha pensando en el proyecto de rascacielos. Así, la resolución describe el “entorno” como “el mecanismo que hace posible la superación de la concepción aislada del bien, integrándolo en el contexto urbanístico y paisajístico al que pertenece”. Esto incluye la parcela circular donde se localiza La Farola, pero también el “entorno visual”, en la línea por lo defendido por ICOMOS (órgano asesor de UNESCO) y con lo previsto por el Convenio del Paisaje de Florencia.

“No hay que olvidar su relación con el Conjunto Histórico de la Ciudad de Málaga [ya protegido como BIC e inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz], no solo física sino también histórica”, recuerda la resolución, que resalta que la ley prohíbe las construcciones que “alteren el carácter de los monumentos declarados Bien de Interés Cultural o perturbe su contemplación”.

La ley andaluza recoge que el entorno de los BIC son todos los “inmuebles o espacios” cuya alteración puede afectar a los “valores propios” del BIC, a su “contemplación, apreciación o estudio”. Pueden ser tanto inmuebles colindantes como alejados. “La delimitación del entorno de la Farola”, concluye la resolución, debe tener como fin “evitar la desaparición, no solo física, sino también conceptual del bien como elemento emblemático y representativo, debida a intervenciones invasivas en el paisaje”.

Los informes académicos resaltan su valor

Antes de iniciar el expediente, se han recabado informes de la Real Academia de la Historia y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ambas se han mostrado partidarias de su protección. La primera ha resaltado el “carácter emblemático de su función y arquitectura en el marco urbano de Málaga”, mientras que la segunda institución ha destacado el alto valor del monumento dentro de la historia de los faros españoles.

Por su antigüedad, superior a los dos siglos, por haber sido proyectado por el brigadier Pery y Guzmán, y por pertenecer históricamente al “corto número de faros de reverbero existentes en España con luz giratoria en 1847”. La conclusión del ministerio es que La Farola integra el patrimonio histórico español, pues tiene “interés histórico, artístico y técnico”, tal y como exige la ley de 1985.

La resolución describe La Farola y por qué merece ser protegida. “El mar, y especialmente el puerto, han jugado un papel importante en la ciudad”, empieza el documento, que se remonta en su recorrido al siglo XVI. La construcción de La Farola se autorizó en una Real Orden de 15 de junio de 1816, los trabajos comenzaron de inmediato y terminaron el 16 de noviembre del año siguiente. Un elemento da cuenta de cómo La Farola es hija de su tiempo. Sobre la puerta se lee “Reinando Fernando/ VII El Amado/ Se hizo esta obra, y quanto hay en/ ella está excutado con materias y/por artifices Españoles. Año de 1816”.

El edificio albergaba en alto una linterna giratoria, sobre la punta o morro de Levante (donde ahora se quiere levantar el rascacielos), y debía tener 120 pies de altitud (hoy tiene 21,64 metros de altura, y 9,80 metros de diámetro máximo). El aparato óptico tenía 21 platillos de reverberos en tres caras que giraban en periodos de un minuto, con veinte segundos de luz muy viva y los restantes de oscuridad. Después fue actualizándose el mecanismo y se le añadió un volumen en planta cuadrada que sirviera para albergar a los empleados. En su visita, realizada el 19 de noviembre, los técnicos del ministerio constataron también la existencia de vidrios artesanales de lana de roca, balizas de acetileno, el basamento de la óptica y la linterna, lámparas eléctricas, un regulador de acetileno o piezas de relojería, objetos “de gran interés científico-técnico” que deberían asociarse al BIC. Todo está, en general, bien conservado.

“Acoso sistemático” del Gobierno, según el ayuntamiento

La resolución incide en la línea avanzada por el expediente de expolio abierto también en el Ministerio de Cultura, y pendiente de resolución. Salvemos Nuestro Horizonte cree que 2022 será el año de la “demolición definitiva” del proyecto. “Si conseguimos que no se construya e rascacielos y resaltar La Farola, nos damos por muy satisfechos”, dice Triviño.

La incoación de este nuevo expediente supone la apertura inmediata de un periodo de información pública por plazo de un mes, en el que cualquier interesado podrá alegar. Uno de ellos podría ser el Puerto, que pretendía trasladar La Farola a una nueva ubicación. Su director Carlos Rubio ha manifestado en varias ocasiones su contrariedad por el expediente previo de Cultura. También el ayuntamiento de Málaga, muy interesado en la culminación del proyecto, tendrá la oportunidad de pronunciarse.

Aún está pendiente de la modificación definitiva del Plan Especial del Puerto y la eventual intervención del Consejo de Ministros para autorizar una instalación hotelera en espacio portuario. Estos trámites enfrentan nuevamente al ayuntamiento con el Gobierno. Mientras que el consistorio, con el apoyo de un reciente dictamen del Consejo Consultivo, mantiene que antes de modificar el Plan Especial debe pronunciarse el Consejo de Ministros, Puertos del Estado (dependiente del Gobierno central) insiste en lo contrario: el Plan Especial debe estar aprobado antes de que el asunto llegue al Consejo de Ministros. 

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