El pacto de Sánchez e Iglesias divide la posición de Podemos e IU dentro de la confluencia Adelante Andalucía
La posición de Teresa Rodríguez y de Podemos Andalucía respecto a formar un Gobierno de coalición con el PSOE es de sobra conocida. La posición de la federación andaluza de Izquierda Unida también. No eran posturas reconciliables antes de las elecciones generales, cuando sus respectivos dirigentes nacionales andaban a la gresca, y tampoco lo es ahora que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han firmado un preacuerdo para conformar la primera coalición de Gobierno de izquierdas en la historia de España.
Una vez sellado el abrazo, Rodríguez se ha lamentado de “la derechización de todo el panorama político” y del “abandono del espacio de impugnación”. La dirigente morada prefería apoyar sólo la investidura de Sánchez, facilitarle un Gobierno en solitario, y condicionar sus políticas desde fuera, a través de pactos. Es lo que hizo el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, tras las municipales que ganó en 2015, y cuatro años después rozó la mayoría absoluta. La gaditana teme el “abrazo del oso” del PSOE y su gran “capacidad para cargarte con sus contradicciones” en un Gobierno de coalición, poniendo como ejemplo el “fracaso” del cogobierno PSOE-IU en Andalucía [2012-2015]
Más rotunda ha sido este miércoles la portavoz adjunta de Adelante Andalucía, Ángela Aguilera, persona muy próxima a Rodríguez que ha confirmado que “desconfían del PSOE” porque “es peligroso”. “Menos peligroso habría para nosotros habría sido un acuerdo de legislatura”, ha dicho.
Dirigentes de IU Andalucía, la otra pata de la confluencia, han salido rápido al paso para aclarar que ésta no es la postura común de Adelante Andalucía, sino de Podemos. La coalición de izquierdas, que dirige Alberto Garzón en Madrid y Toni Valero en Sevilla, defiende sin fisuras el pacto alcanzado por Sánchez e Iglesias. Esta discrepancia entre las dos principales formaciones de la confluencia es consustancial al grupo, que cuenta con 17 diputados en el Parlamento. También echaron un pulso interno tras la repetición electoral del 10 de noviembre, cuando Podemos presionó a Iglesias desde Andalucía para que aceptase presentarse en esta comunidad bajo la marca Adelante. La federación andaluza de IU, alineada claramente con Garzón e Iglesias, salió al paso enseguida para dejar claro que esa propuesta no contaba con su apoyo, y no había sido consensuada en el seno de la confluencia.
El antecendente Griñán-Valderas
La formación morada nace en Andalucía en 2015 para impugnar no sólo las políticas de Gobierno del PSOE, instalado en el poder desde hace tres décadas, también confronta con IU, que entonces cogobernaba con los socialistas. El primer Gobierno andaluz de coalición PSOE-IU, presidido por José Antonio Griñán, ha sido y es hoy el ejemplo al que apela Podemos Andalucía para rechazar cualquier vinculación con los socialistas. Para conformar la confluencia Adelante Andalucía, que unió a los morados con IU y otras dos formaciones andalucistas, los morados redactaron un documento inicial en el que exigían a los comunistas retractarse de aquella etapa. Esto levantó ampollas en las filas de IU. Rodríguez supo manejar aquella crisis interna para que la confluencia no se frustrara, y lo hizo distinguiendo la vieja IU, que representaban la anterior ejecutiva pilotada por Diego Valderas, y la nueva IU, que heredó Antonio Maíllo.
La relación política entre el PSOE andaluz y los grupos a su izquierda siempre ha sido un motivo de debate tenso. Entre los dirigentes de Podemos, y muchos de IU, los socialistas que dirige la ex presidenta Susana Díaz no se enmarcan políticamente en la izquierda. Creen que durante años han compaginado políticas “conservadoras y neoliberales” con discursos progresistas. El ex coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, sufrió esa dualidad en carne propia: defender el Gobierno de coalición con el PSOE del que había formado parte, y criticar duramente a su antiguo aliado. La ruptura abrupta de aquel pacto y el adelanto electoral que propició Susana Díaz a principios de 2015 -al poco de aprobar los Presupuestos con IU- dinamitó todos los puentes y envenenó cualquier posibilidad de reconciliación en el futuro.
Las autonómicas de aquel año fortalecieron al PSOE y castigaron duramente a IU, que pasó de 12 a cinco diputados, viéndose sobrepasado por la irrupción de Podemos. En aquellos comicios, los primeros de la formación morada en España y con Rodríguez de candidata a presidenta de la Junta, Podemos no se presentaba como una formación de izquierdas. Era el tiempo de la centralidad. Pasó el tiempo y la reunificación de la izquierda bajo la marca Adelante Andalucía se construyó sobre la base de que el PSOE era un partido “tóxico” para la izquierda, con el que no convenía pactar gobiernos.
En Andalucía, la tesis común era sencilla: jamás facilitarían, ni por acción ni por omisión, un Gobierno de la derecha. Pero tampoco entrarían en un gabinete junto a los socialistas. Con ese planteamiento, la confluencia perdió votos y escaños. Podemos e IU lograron menos fuerza juntos que separados (de 20 a 17 diputados), y su idea de condicionar desde fuera a un Gobierno en minoría de Díaz nunca pudo cristalizar, porque el bloque de partidos conservadores (PP-Ciudadanos-Vox) superó por primera vez al de izquierdas en 37 años.