“Algunos menores disconformes con su género dicen que no aguantan vivir más”
“Debido al desconocimiento general en torno a la situación de los menores transgénero, es difícil para la sociedad concebir que un niño o una niña, siendo tan pequeño, pueda tener tan clara su identidad”. Así lo manifiesta Celia España, maestra de Primaria y, actualmente, investigadora en la Universidad de Cantabria, donde se encuentra inmersa en el programa de Doctorado en Equidad e Innovación en Educación.
Esta profesional de la educación participará en una charla-coloquio que ha organizado Podemos Cantabria para este miércoles 17 de mayo, bajo el título 'Combatiendo la transfobia (menores trans, el bebé verde)', en la que se pretende “acercarse mejor a su realidad y al derecho de todas las personas a elegir su identidad”.
La cita, que también contará como ponente con Roberta Marrero- artista plástica que presentará su novela gráfica 'El Bebé verde: Infancia, transexualidad y héroes del pop'- tendrá lugar en La Librería del Puerto (c/Ruiz Zorrilla nº 17, Santander), a partir de las 19.30 horas.
Celia España, en el máster en Investigación e Innovación en Contextos Educativos, realizó un trabajo denominado 'Menores trans(género) en el sistema educativo: las presiones sociales y el impacto sobre su bienestar', estudio que se alzó con el VII Premio Isabel Torres a investigaciones en estudios de las mujeres y del género.
En declaraciones a eldiario.es, relata que su intervención se centrará en “dar a conocer cómo se encuentran los menores transgénero en los sistemas educativos de Cantabria y la dificultades y obstáculos que tienen sobre todo a lo largo de su escolarización”.
Lamenta que la reacción de la sociedad ante los casos de menores transgénero “en muchos casos no es la mejor” debido a “ese desconocimiento” citado anteriormente. “Las concepciones que los entornos más cercanos manejan no son ni mucho menos las mejores”, resalta. “Las ideas que tienen sobre las identidades 'trans' vienen asociadas a trastornos o a ciertos modos concretos de vida”, apostilla.
España cuenta que, según su experiencia en su trabajo de investigación, “las familias aseguran que los menores desde el primer momento empiezan a tener actitudes y comportamientos que rompen con las expectativas depositadas en ellos”. Los niños se dan cuenta de que su género no coincide con el que realmente sienten cuando “empiezan a jugar y especialmente a hablar, puesto que manifiestan verbalmente su disconformidad” con el mismo.
“Esa disconformidad absoluta de su género de nacimiento llega incluso hasta el punto de que algunos o algunas dicen que no aguantan vivir más”, subraya la maestra. “No quieren hacerlo de una forma que ellos sienten que no son así”, incide. Este panorama propicia que “debamos repensar sobre la estructura de género y sobre la necesidad de dar voz a este colectivo 'trans'”.
En lo referente al sistema educativo, pone de manifiesto que Cantabria “no dispone de herramientas para afrontar estas cuestiones”. En el caso de los profesores, “debido de nuevo al desconocimiento sumado a la ausencia de garantías legislativas, no saben cómo actuar”, apunta. “Lo intentan hacer con el mayor sentido común que pueden o de la manera que creen que es menos perjudicial, pero no siempre es así”, reconoce España.
Como consecuencia también de la falta de legislación en este ámbito, recalca que “no existe un procedimiento de actuación desde los centros educativos con las familias y los menores”. “La familia puede acudir al colegio para presentar una serie de actuaciones a desarrollar que fomenten la normalización y la aceptación de las identidades transgénero en los menores, pero no existe estructuralmente ninguna medida para que se pongan en marcha en estos momentos”, explica.
Como resultado del estudio que la profesional de la enseñanza llevó a cabo, subraya como puntos a tener en cuenta a la hora de fijar un procedimiento de actuación, en primer lugar, “la naturalización de las diversas formas de vivir el género en la sexualidad a todos los niveles del sistema educativo”.
Asimismo, también resalta la importancia de la formación a los docentes, la cual es “inexistente”, así como “el fomento del respeto, de la solidaridad y de valores universales que ayudarían a evitar los problemas que acarrean la incomprensión de algunos de los compañeros de los menores transgénero”.
Recientemente, Cantabria ha presentado una ley que garantizará el tratamiento hormonal para menores transexuales. “Cantabria ha presentado el anteproyecto de ley pero aún no se ha hecho público por lo que no podría decir en qué medida garantiza el bienestar de estos menores”, afirma. A pesar de ello, destaca que la comunidad “está por detrás” de otras que “ya tienen en vigor un proyecto de estas características”.
“Una moneda de dos caras”
Sobre la reciente polémica del autobús del colectivo HazteOir y su mensaje transfobo (“los niños tienen pene y las niñas tienen vulva, que no te engañen”), España resalta que es “una moneda de dos caras”. Por un lado, “perjudica el hecho de que se niegue la identidad de estos menores pero, por otra parte, también ha visibilizado mucho la existencia de diversidad de género”, argumenta.
“Son cuestiones que buena parte de la sociedad no se había planteado y que ahora gracias a un autobús que, aunque niega la existencia de los menores 'trans', los está nombrando”, señala. “Mucha gente, a raíz de ello, está buscando información sobre el tema y se está sensibilizando con la diversidad de género”, recalca.
A partir del revuelo generado con este asunto, ha surgido un debate entre los partidarios de inmovilizarlo y prohibir su circulación y los que, a pesar de estar en desacuerdo con su mensaje, consideran que no se puede coartar la libertad de expresión, entienden que no puede tener límites. En este último grupo se sitúa César Strawberry, el cantante de Def Con Dos, quien manifestó en una entrevista a este medio que “no estaba de acuerdo con que la Policía inmovilizase el autobús”.
La investigadora sostiene al respecto, no sin antes dudar sobre cuál sería el posicionamiento adecuado, que “una postura que niega la identidad de estos menores, está arremetiendo contra ellos y, por tanto, si el mensaje es de esa clase, no debería recorrer las calles porque muchas personas pueden recibirlo y hacerlo suyo”.
Entiende, por tanto, que la libertad de expresión debe enmarcarse en “una óptica del respeto y siempre intentando garantizar el bienestar de todos y todas las menores, hecho que con ese autobús no se hace”, concluye.