Uno de cada tres buzones de la recogida neumática de basura en Santander está estropeado

Uno de cada tres buzones de la recogida de residuos subterránea de Santander se encuentra estropeado. Según datos oficiales, en la capital cántabra había hacía un mes, aproximadamente, 74 bocas de depósito en mal estado, sobre un total de 220, lo que arroja un procentaje del 33,6% del total. El nuevo adjudicatario del sistema, Cespa, dispone de personal de mantenimiento dedicado a la recogida neumática pero varios meses después del cambio de titular de la concesión el deterioro sigue siendo evidente.

Cuatro meses después de que el Ayuntamiento de Santander cambiara de contratista para la recogida neumática de basura, los contenedores de este dispositivo se encuentran en gran parte en estado ruinoso, faltos de mantenimiento. Actualmente, el Ayuntamiento de Santander está realizando una auditoría, cuya primera fase ha costado 18.000 euros, para evaluar el estado de la contenerización subterránea, razón que posiblemente justifique la paralización actual en el mantenimiento del servicio.

La recogida neumática de basura tampoco se ha librado de la polémica que envuelve a todo lo concerniente al tratamiento de residuos en Santander. El contrato para la auditoría ya generó críticas en el PSOE, que consideraba que la fiscalización del servicio había sido previamente adjudicada a WSP-Spain (antigua Apia XXI), ampliando sus dudas a una posible fragmentación del nuevo contrato auditor, si se tramita por fases.

Sea como fuere, una vez concluida la auditoría, presumiblemente la renovación del sistema conllevará un nuevo sobrecoste al servicio de recogida de residuos. En este sentido, el presupuesto municipal de 2022, en fase de borrador aún, prevé un sobrecoste de cerca de tres millones de euros sobre los 16,4 millones con que se adjudicó provisionalmente a Cespa a finales de 2021.

Ya fue accidentado el traspaso del control del sistema en noviembre, cuando el Ayuntamiento de Santander decidió resolver el contrato a Ascan para dárselo a Cespa. En aquel entonces, el nuevo concesionario no disponía de los mandos a distancia para que los camiones de recogida pudieran activar los depósitos. Una vez los recibió, a la mayor parte de los buzones no puede accederse porque sencillamente están rotos como es el caso de la nueva calle que se está construyendo en Antonio López y que 'luce' en sus aceras nuevas buzones de recogida literalmente destrozados y con sus plataformas al aire.

Del mal estado de mantenimiento de la contenerización en general y de la soterrada en particular no se salva ningún barrio. Incluso, en aquellos tradicionalmente 'mimados' por los servicios municipales, como El Sardinero, se ofrece una imagen de abandono.

Algunos de estos contenedores no tienen más de tres años. En 2018, el Ayuntamiento de Santander anunció a bombo y platillo la renovación de la instalación, en dos fases, una primera de 87 contenedores, un tercio del total, por valor de 959.699 euros y que ejecutó Equipos y Servicios del Nordeste; y una segunda de 151 contenedores, cuya renovación iba a constar 1,9 millones de euros y que tendría que haber hecho otro contratista, Arrizabal. En total, cerca de tres millones que se suman a los invertidos inicialmente en un sistema que iba a mejorar ostensiblemente el cuidado medioambiental de Santander.

En 2009, cuando empezó a construir la recogida neumática de residuos, el Ayuntamiento de Santander se gastó 10,5 millones (sin incluir el gasto de IVA) en disponer de este sistema que ejecutó en su momento la empresa Sadisa. Los contenedores subterráneos tenían de todo y solo parecía faltarles hablar: sensores de llenado y comunicaciones directas con la plataforma Smartcity (que nunca funcionó como estaba previsto); ahora con solo funcionar sería suficiente.