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Los planos del frente republicano en Cuenca, Guadalajara y Teruel, joya histórico-arqueológica que se 'escondía' en Toledo

Noviembre de 1937. Manuel Azaña visita al sector del IV Cuerpo del Ejército y observa los planos de Cipriano Mera. Al fondo con boina, Indalecio Prieto.

Carmen Bachiller

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  • Pertenecieron al general Cipriano Mera, que los utilizó como cartografía de campaña durante la guerra civil española. Revelan detalles inéditos sobre trincheras, posiciones y movimientos antes y después de la Batalla de Guadalajara

La Academia de Infantería de Toledo 'escondía' una valiosa e inédita información sobre el desarrollo de la guerra civil española. Nada más y nada menos que los planos, al detalle, de las líneas de defensa del frente republicano en Cuenca, Guadalajara y Teruel en 1937.

Se trata de la detallada cartografía de campaña que manejó y redibujó uno de los altos mandos del frente republicano, el general anarquista Cipriano Mera, uno de los protagonistas de la Batalla de Guadalajara que frenó la llegada de Franco a Madrid.

Los planos pueden apreciarse en una fotografía de la época durante una visita del presidente de la República, Manuel Azaña, al frente de Guadalajara en noviembre de 1937. Lo que se desconocía hasta ahora es que siguen existiendo 83 años después.

Estos documentos habían llegado en 2016 a la capital castellanomanchega tras la donación de un particular, se exponían en el Museo de la Academia y habían pasado desapercibidos porque nadie miró una anotación en el reverso: “Este plano perteneció al cabecilla rojo Cipriano Mera […]”.

Según los datos de los investigadores fueron abandonados en el sanatorio de Alcohete en el municipio de Yebes (Guadalajara) –cuyos subterráneos fueron utilizados como refugio antiaéreo del Estado Mayor del IV Cuerpo del Ejército Popular de la República española, y que hoy es Bien de Interés Cultural– y un oficial del bando franquista, Manuel Vallespín, “los debió coger como botín de guerra. Él fue quien escribió por detrás”.

Los documentos quedaron después en manos de su amigo y coleccionista Miguel González Beráiz. Su viuda los donaría a la academia toledana tras su muerte junto a otros objetos.

“Como la carta arqueológica del frente republicano”

El hallazgo ha quedado reflejado en la publicación 'Los mapas de Cipriano Mera. La cartografía del IV Cuerpo del Ejército' (Audema, 2020), que acaba de salir a la luz firmada por Ricardo Castellano, Jorge Morín, Miguel Ángel Rodríguez Pascua y Luis Antonio Ruiz Casero. “Queremos que se pueda trabajar con este libro porque parte de un documento excepcional”, explica Morín, arqueólogo de profesión.

Cipriano Mera haría sus propias anotaciones sobre el plano con una minuciosa descripción de la totalidad del frente republicano. “Dibuja todas sus trincheras, las posiciones y refugios. Es como la carta arqueológica del frente republicano en Cuenca, Guadalajara y Teruel. Es una pasada por su nivel de detalle”. El territorio que abarca, dice Morín, “es de unos 130 kilómetros en línea recta, con una superficie de casi 300.000 hectáreas”.

Su gran valor, sostiene Jorge Morín, es que “aparece dibujada toda la línea de defensa republicana al este de Madrid. Es un documento único” al que se suman otros hallazgos recientes como el Fons Monés que detalla, entre otras cosas, la ofensiva final de 1939 en el Sur del Tajo, elaborada por los italianos y que forma parte de un estudio de estos investigadores sobre la guerra civil en Toledo. O la difusión más reciente del Archivo Negrín que recoge las grandes ofensivas estratégicas del Ejército Popular de la República, como la Batalla del Ebro.

Pero Cipriano Mera no se limitó a dibujar un croquis del frente. También detalló los movimientos de sus tropas en muchos de los planos, incluidas pequeñas operaciones en la zona después de la Batalla de Guadalajara como la ofensiva en el Alto Tajuña. “Justo antes de la Batalla del Ebro le pidieron a Mera romper ataque desde su posición para llegar a la carretera de Barcelona y obligar a Franco a retirarse”.

Estos documentos son “excepcionales”, dicen los investigadores, porque permiten entender operaciones y posiciones durante la contienda que no han sido descritas a través de otras fuentes y que solo podrían reconstruirse con miles de horas de trabajo de campo y a veces ni eso porque los escenarios no se han conservado. “Es extraño que Mera no los destruyese, algo debió pasarle, podría haber sido acusado de traición”, sostiene el arqueólogo.

“Es un documento vital que permite la traslación de la cartografía de la época a Sistemas de Información Geográfica y deberían ser utilizados por las administraciones autonómicas de Aragón y Castilla-La Mancha para articular medidas que garanticen la conservación de los espacios descritos. Quizás esta debería ser la primera función de la edición que aquí se presenta”, dicen sus autores en el prólogo de la publicación.

Hasta entonces, la cartografía de la que se disponía en España estaba diseñada a escala 1: 50.000 (un centímetro de plano equivale a 500 metros de terreno). “Era quizá demasiado grande y lo que ellos hacen es transformarla a escala 1: 25.000, con mucho más detalle en 32 hojas para Guadalajara y otras tantas para Cuenca y Teruel”.

En la Batalla de Guadalajara fue un elemento táctico clave de la República para frenar el avance del bando franquista, más en concreto, frente a sus aliados italianos, que no disponían de este tipo de cartografía del terreno que pisaban. “Ellos usaban una Guía Michelín de los años 20 y tenían muchos problemas para situarse”.

Los dos ejércitos pugnaron por disponer de la mejor cartografía posible. “Los republicanos ganaron la partida en el sentido de que en Madrid estaba el Servicio Topográfico Nacional, el IGM y cuentan con los mejores cartógrafos”, explica Morín.

Fue tras el descalabro de la Batalla de Guadalajara cuando el bando franquista “hizo algo desconocido hasta el momento”. La aviación legionaria italiana sobrevoló toda España para crear una cartografía muy al detalle, incluyendo ortofotos, algo totalmente inusual en la época.

¿Quién era Cipriano Mera?

Cipriano Mera Sanz nació el 4 de noviembre de 1897 en el barrio de las Bellas Vistas, en el madrileño distrito de Tetuán de las Victorias, una zona marginal del Madrid de la época donde malvivían emigrantes entre vertederos. De padre albañil, un Mera analfabeto seguiría sus pasos desde los 12 años y enseguida se afiliaría a la UGT.

Aprendió a leer de forma autodidacta y llegaría a participar como actor en teatros de la capital que promovían los ateneos libertarios. Sus desavenencias con la línea del sindicato UGT le llevarían a afiliarse a la CNT, de la que llegó a ser un destacado miembro.

“Tenía una inteligencia natural impresionante. Se fue formando y era una persona muy intuitiva, capaz de leer planos en abstracto, visualizar en 3D para los movimientos durante la guerra. Fue el único general republicano que jamás perdió una batalla y era muy respetado por sus hombres”, relata Morín.

El golpe de Estado sorprendió a Cipriano Mera en la Cárcel Modelo de Madrid, de donde fue liberado y se sumó al combate. En febrero de 1937, el Comité Regional de la CNT del Centro le encargó la creación de una nueva división, la número 14, que como unidad operativa se estrenó en Guadalajara contra el cuerpo expedicionario italiano enviado por Mussolini.

Recapturó Brihuega el 18 de marzo de 1937 y empujó a las líneas enemigas una veintena de kilómetros “en lo que muchos consideraron la acción militar republicana más brillante de toda la guerra”, relatan los investigadores.

Tenía poco más de 40 años, pero “estaba muy 'cascao', de ahí que le llamasen 'El Viejo'. Alguien muy capaz de mantener la disciplina y considerado una persona justa”, relata el investigador.

Tras la guerra civil, Mera huyó a África, donde fue capturado por los franceses y entregado a España. Condenado a muerte, su pena fue conmutada y tras varios años en prisión marchó al exilio en Francia, donde volvió a trabajar de albañil. Murió el 25 de octubre de 1975, un mes antes que Franco.

¿Quién diseñó estos planos sobre los que tantas anotaciones hizo el albañil-general? Jorge Morín desvela que a raíz de la publicación le ha llegado una pista desde Catalunya que podría llevar hasta el cartógrafo.

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