La prostitución también es una forma de violencia de género
La violencia de género doméstica, la “tradicional” no es la única a la que se somete a las mujeres. La prostitución y, por supuesto, la trata de mujeres son dos ejemplos que se ven relegados a un segundo plano en las campañas gubernamentales y, en general, en la sociedad a pesar de entrar holgadamente en el término. Así lo manifiesta Médicos del Mundo, dentro de uno de los temas que pretende hacer visibles en las próximas jornadas sobre trata y prostitución en el campus de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha. “El peligro de tratar los temas sin diferenciar entre trata y prostitución, hablar para que parezca que parece que mientras no sea trata no pasa nada, no es correcto”, señala Rosa López, la coordinadora regional de la ONG.
López explica que las consecuencias psicológicas que sufren las prostitutas y las víctimas de trata no sólo no se diferencian entre sí, sino que tampoco en gran medida de las víctimas de violencia de género en sus hogares. “Son matices dentro de la violencia de género, no más o menos graves, sino diferentes, pero las consecuencias siempre van en la misma línea”, señala. En este sentido, afirma que las mujeres son sometidas a humillaciones y violencia, a partir de tener que man tener una relación sexual a cambio de dinero, sin quererla. Los traumas que sufre la mujer van de sufrir baja autoestima, depresión o ansiedad, hasta llegar a trastornos alimenticios o, incluso, síntomas de estrés postraumático, además de síntomas físicos.
En el proyecto de intervención de trata que la organización lleva a cabo, las profesionales se acercan a las zonas de prostitución para intentar dar apoyo y acceso a los recursos “normales”, que están fuera del alcance de estas mujeres. Por ejemplo, las chicas en situación de prostitución o trata de personas, no logran acceder a los centros sociales de los municipios o las regiones al encontrarse encerradas en prostíbulos que suelen estar alejados de los núcleos urbanos. Por otro lado, y dentro de las grandes prioridades de Médicos del Mundo, los activistas luchan por garantizar el acceso a la sanidad universal de estas mujeres, que son inmigrantes en la gran mayoría de los caso.
“Muchas veces hay barreras a la hora de tramitar la tarjeta sanitaria. Incluso en el mejor de los casos no tienen acceso a ella, ni tampoco en los recursos sociales”, describe López. Y explica que muchas veces se les impide a las mujeres incluso empadronarse, a pesar de contar con un permiso de residencia que le permitiría acceder a la sanidad española. Pero no sólo se dedican a la ayuda a la hora de hacer trámites, sino que ofrecen un apoyo emocional a las mujeres, que a todas luces, lo necesitan. López recalca que, si no se es menor de edad o se está embarazada, la única opción que queda es la asistencia a través de urgencias, incluso cuando son patologías de carácter psicológico.
Rosa López señala que “en general, la sociedad” no es consciente de los problemas que se originan a raíz de la sociedad. “Es una barbaridad que se plantee siquiera la regularización de la prostitución. Es impensable, no se puede regularizar una violencia de mujeres”, afirma. En este sentido, advierte de que lo que ocurre es que “parece que si no es trata etá bien”, lo cual no siempre es correcto. “Una mujer dice que está de voluntaria, porque necesita dar de comer a sus hijos y mantener su casa. Pero eso no es estar voluntariamente, es no tener otra opción”, afirma López.
Médicos del Mundo organiza nuevamente unas jornadas gratuitas en la Universidad de Castilla-La Mancha con motivo del día Internacional de Lucha contra le Explotación Sexual y Trata de Personas. Las jornadas no están dirigidas sólo al alumnado, sino que están abiertas a todos los interesados y se celebrarán en el campus de la Antigua Fábrica de Armas en Toledo, el próximo día 23 de septiembre.