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“Vino y me arreó”: juicio a un mosso por aporrear la cabeza de un joven en Can Vies

Iván, su bici y la foto del momento del impacto

Oriol Solé Altimira

Iván J. salió del trabajo el 27 de mayo de 2014 pasadas las ocho de la tarde. Al llegar con su bici se encontró con la plaza de Sants de Barcelona blindada por los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra por las protestas tras el desalojo del centro social de Can Vies. Un agente se le abalanzó y le propinó un porrazo en la cabeza que le hirió el oído izquierdo. “No sabía ni lo que era Can Vies”, recuerda Iván tres años después.

Todo pasó en cuestión de segundos, pero quedó documentado en las fotos que hizo Pedro Mata, del colectivo FotoMovimiento. “El mosso solo vino y me arreó”, rememora Iván sobre el momento de la agresión. El agente reconoció el golpe pero aseguró que fue “involuntario”. Este miércoles la sección séptima de la Audiencia del Barcelona juzgará al antidisturbios.

“En la plaza había menos de diez personas y ningún tumulto”, explica Iván. Antes de que el mosso acusado le aporreara en la cabeza, otra antidisturbios le golpeó en la piernas. “Les pregunté qué pasaba y volvieron a arrearme. Suerte que la gente que estaba por allí me ayudó”, asegura el joven.

La acusación particular ejercida por Iván, representado por la abogada Montse Fernández, solicita seis años de cárcel para el antidisturbios –tres por un delito contra la integridad moral y tres por uno de lesiones– y cuatro años de inhabilitación. La misma pena pide el centro Iridia para los Derechos Humanos, personado en la causa como acusación popular.

La Fiscalía comparte la visión de los hechos de Iván. En su escrito de acusación, el fiscal relata que el mosso acusado actuó “con la intención de menoscabar la integridad física” del joven y que le golpeó en la cabeza con su porra causándole una herida en el oído izquierdo. Remarca el fiscal que el antidisturbios propinó el porrazo “sin que existiera provocación alguna” por parte de Iván. “El ambiente en la plaza era tranquilo y sin conato de violencia alguno”, añade.

El ministerio público pide tres años de prisión para el antidisturbios por un delito de lesiones y cuatro años de inhabilitación. También solicita una indemnización de 467,28 euros por los ocho días que Iván estuvo impedido, cantidad que reclama asumir a la Generalitat como responsable civil subsidiaria, así como la cantidad que se determine tras el juicio por las secuelas provocadas. “Quiero que se haga justicia, la indemnización llega un punto que hasta es secundario”, asevera Iván, que ha sufrido secuelas tanto físicas como psicológicas a raíz de la agresión.

Su caso es la primera de las polémicas actuaciones de los Mossos durante el desalojo de Can Vies que llega a juicio. Otros doce agentes están pendientes de sentarse en el banquillo: cinco de ellos por aporrear a tres manifestantes dentro de un portal el 27 de mayo, y los siete restantes por lesionar a unos jóvenes –que fueron condenados una pena mínima de cárcel por hacer barricadas– el día después.

Por su lado, la defensa del antidisturbios reclama su absolución al considerar que la agresión está eximida de castigo penal al efectuarse en legítimo ejercicio del cargo, pese a que el reglamento policial recoge que los porrazos se tienen que dar de cintura para abajo.

Además, en su declaración como imputado de noviembre de 2015, el agente aseguró que el golpe fue “involuntario”. El mosso no fue expedientado y sigue en los antidisturbios. “En cualquier trabajo si lo haces mal te sancionan. ¿En los Mossos no tendría que ser igual?”, se pregunta Iván.

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