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Auditar el Botànic: hacer tangible el cambio valenciano

Antonio Estañ

El 24 de mayo de 2015, el Partido Popular fue derrotado y sacado de las principales instituciones y ciudades del País Valenciano después de más de dos décadas de gobierno ininterrumpido en varias de ellas. Nuestra comunidad pasó de ser conocida por la corrupción y estandarte de la burbuja inmobiliaria, a ser ejemplo y vanguardia de cambio político. Podem jugó un papel fundamental catalizando ese gobierno “a la valenciana” que se intentó replicar a nivel estatal y el Acord del Botànic firmado por Ximo Puig, Mònica Oltra y Antonio Montiel abrió las puertas al gobierno valenciano más progresista de la historia de nuestra democracia y, sobre todo, fue capaz de establecer un dique de contención a la corrupción del PP.

No obstante, a mitad de legislatura, el cambio que entró en las instituciones todavía no ha tenido la capacidad de transformar la vida de la ciudadanía valenciana, que continúa sufriendo las consecuencias del proyecto de país que el Partido Popular construyó durante décadas a golpe de ladrillazo, de destrucción del territorio, de corrupción, de recortes y de empleo de baja calidad.

Ese modelo social desigual y precario todavía marca la vida del pueblo valenciano, y pese a las dificultades, comenzadas en un modelo de infrafinanción nefasto hasta las consecuencias e inercias de la “gestión” del PP, es el Consell y especialmente Ximo Puig los que tienen una doble responsabilidad: por una parte no se está siendo lo suficientemente valiente en la implementación de políticas que conviertan a la Comunitat Valenciana en vanguardia y ejemplo de cambio para toda España, diversos episodios relacionados con el modelo productivo y social, han estado protagonizados por retiradas sistemáticas ante las presiones: la protección del litoral, horarios comerciales, tasas turísticas, sistema SDDR… No consiguen concretarse medidas que establezcan un modelo de país alternativo con un proyecto de futuro.

Además, el President Ximo Puig ha sido cómplice a la hora de volver a condenar al pueblo valenciano a un nuevo gobierno de Mariano Rajoy, que ya en sus primeros presupuestos nos ha recortado las inversiones en un 30%. ¿Con qué legitimidad puede Puig justificar la falta de políticas más ambiciosas con la infrafinanciación, si a su vez es copartícipe de la perpetuación de esa infrafinanciación? Su falta de credibilidad ante la ciudadanía valenciana puede convertirse en un freno para ensanchar los apoyos del Botànic.

Evidentemente en estos 2 años no todos los errores han sido del Consell de la Generalitat, y en la mitad del partido tenemos la obligación de evaluar hasta qué punto Podem ha hecho todo lo que tenía en su mano para fiscalizar el Pacte del Botànic, para convertirse en el puente con la sociedad civil y arrastrar al Consell hacia posiciones valientes en esos momentos de dudas entre la continuidad respecto al proyecto social del Partido Popular y el cambio hacia un nuevo modelo productivo. Conviene hacer autocrítica y constatar que, tal vez, no hemos sido capaces de tener el protagonismo que la sociedad valenciana y el electorado esperaba de nosotros y sin el cual, es complicado profundizar el cambio en nuestra comunidad. Un protagonismo que ante todo debía servir como herramienta para que la sociedad valenciana fuese partícipe en primera persona de la acción política. Tanto es así que siempre hemos dicho que la hoja de ruta del gobierno valenciano, el Pacte del Botànic, solo tenía sentido si era algo más que un pacto de partidos, el que había un cuarto actor, un cuarto firmante, que era la sociedad valenciana.

La falta de valentía del Consell y la falta de protagonismo de Podem han tenido como consecuencia un alejamiento de ese cuarto actor -de la sociedad valenciana- de la labor del gobierno, y lo que es mucho más preocupante, del Pacte del Botànic.

Debemos asumir nuestra responsabilidad y obligarnos a ser imaginativos a la hora de diseñar nuevos mecanismos para que la ciudadanía valenciana se sienta fiscal y parte del Govern. Una Auditoría Ciudadana del Botànic podría ser ese mecanismo. A mitad de legislatura, realizar un ejercicio de fiscalización, monitorización, deliberación y participación ciudadana para evaluar el grado del cumplimiento del Pacte del Botànic y fijar los objetivos que deben guiar la acción gubernamental y parlamentaria en estos 2 años que nos quedan; ya sea mediante consultas a la ciudadanía, mediante mesas de deliberación con todos los actores afectados en cada política concreta retransmitidas a toda la ciudadanía, con una selección aleatoria representativa de la sociedad valenciana para evaluar estos dos años… Existen multitud de técnicas de participación ciudadana que permitirían a la ciudadanía participar, controlar, exigir y proponer. Pero para ello es fundamental tener la valentía para someterse al escrutinio público y la confianza en la sociedad civil para proponer, criticar y diseñar la política que construya el País Valenciano de futuro cuyas bases todavía parecen demasiado endebles, ya que sólo si la sociedad valenciana acompaña, seremos capaces de ampliar nuestros derechos y ganar nuestro futuro.

Antonio Estañ es candidato a la Secretaría General de Podem y diputado en les Corts Valencianes.

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