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Siete falsos becarios de la Diputación de Valencia tenían correo, teléfono corporativo y trabajaban los fines de semana

La sede de la Diputación de Valencia, en el palau de la Batlia

Laura Martínez

Los falsos becarios de la Diputación de Valencia realizaban jornadas de 40 horas semanales, guardias de fin de semana que cambiaban por días libres y realizaban las labores propias del personal técnico de comunicación. Todo por mil euros brutos al mes y sin programa formativo que acreditara que se trataba de una beca para mejorar sus conocimientos.

La Inspección de Trabajo y la Tesorería de la Seguridad Social han convertido en personal laboral a siete personas que se encontraban realizando una beca en la Corporación provincial valenciana a raíz de una denuncia de la sección sindical de Comisiones Obreras (CCOO). Según el informe de la Inspección de Trabajo, que se entrevistó con los becarios, se daba una “relación laboral encubierta” más que evidente, al no haber aparecido programa formativo alguno. Las personas becadas expusieron durante la visita de la inspección sus accesos a la intranet de la corporación provincial, los correos electrónicos corporativos y sus extensiones telefónicas. De hecho, varias figuraban en el organigrama de la web oficial como personal asociado al gabinete de prensa o de comunicación.

En las bases de la convocatoria, según recoge el informe de la inspección y señala el sindicato, se apuntaba como requisito para optar a la beca haber superado ciertas titulaciones (licenciatura o grado y máster en Comunicación y Protocolo) y una parte de la puntuación dependía de una entrevista personal, así como de la acreditación de capacidades laborales.

Una de las responsables de la Diputación alegó a la inspectora que durante la legislatura se han creado cuatro plazas de técnico de comunicación, pero que no habían podido ser cubiertas todavía por ser “un proceso plagado de complicaciones”.

Los siete trabajadores tenían una jornada laboral de 9 a 17 horas y vacaciones que organizaban por acuerdo, como personal del gabinete de comunicación, que debía autorizar un tutor que en ningún momento, cita la inspectora, se identifica. Los becarios se dedicaban a áreas como la edición de vídeos, redacción de notas de prensa, cobertura de actos o ruedas de prensa, el dossier de prensa diario (clipping) o la gestión de las redes sociales. Una de las personas becadas cubría la baja por maternidad de la fotógrafa de la vicepresidenta de la Diputación. Según el informe, recibían las instrucciones sobre el trabajo de los grupos del PSPV y Compromís, en el Gobierno de la Corporación provincial, o de los propios asesores.

La Inspección recalca que por parte del organismo no se aportó a la inspección ninguna copia de programa formativo con los objetivos del programa, la supervisión o tutorización de los becados o la calificación de las actividades a realizar. Y recuerda, citando una sentencia judicial, que “la esencia de la beca de formación es conceder una ayuda económica de cualquier tipo al becario para hacer posible una formación adecuada al título que pretende o que ya ostenta”.

La sección sindical de CCOO detectó ciertas irregularidades en el proceso y, una vez estudiada la documentación y las bases de la convocatoria de becas, puso la información en conocimiento de la Inspección de Trabajo. “No estamos en contra de las prácticas, pero tienen que tener sentido formativo”, explica Ana García Alcolea, secretaria de Formación y Empleo del sindicato.

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