Europol alerta de que los puertos de València y Algeciras son dos de los mayores coladeros de cocaína en la UE
Unos cuatro millones de europeos de entre 15 y 64 años esnifaron cocaína el año pasado. La coca es la segunda droga ilegal más consumida, por detrás del cannabis, y mueve en el mercado minorista 9.100 millones de euros. Así lo advierte el informe sobre los mercados de drogas de la Unión Europea en 2019 elaborado al alimón entre el Observatorio Europeo de las Drogas y de las Toxicomanías (EMCDDA) y Europol. La cesta de la compra de los europeos incluye 30.000 millones de euros al año en consumo de drogas prohibidas.
Los puertos españoles de Algeciras y València son, según advierte el informe, los mayores coladeros de cocaína en Europa, junto a los de Antwerp (Bélgica) y Rotterdam (Países Bajos). La advertencia no es ninguna novedad —los informes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y la Delincuencia también llevan años señalando a Algeciras y València— pero el EMCDDA y Europol han detectado que cada vez más cantidades de coca llegan desde Sudamérica a puertos más pequeños, como el de Marín (Lugo). Los principales países desde donde zarpa este tráfico marítimo de cocaína son Brasil, Colombia y Ecuador.
El informe recuerda que en España se incautó la mayor parte de cocaína de la UE en 2017 (y en años anteriores), seguida por Reino Unido, Francia, Italia y Dinamarca. Aquel año, uno de cada cuatro kilos de coca se incautaron en el Puerto de València, tal como informó este diario. Los contenedores continúan siendo el principal medio de transporte para mover la cocaína hacia los puertos europeos y, al parecer, cada vez albergan más cantidad de polvo blanco.
El director del EMCDDA, Alexis Goosdeel, ha incidido en la creciente preocupación del observatorio por el “aumento de la violencia y la corrupción relacionadas con las drogas en la UE”. El informe, uno de los documentos de referencia para medir la cifra negra del narcotráfico, combina los datos de monitorización de drogas del EMCDDA con la inteligencia operativa de la Oficina Europea de Policía (Europol) sobre delincuencia organizada.
Así, el documento pone el punto de mira en la corrupción de algunos trabajadores de puertos y aeropuertos conchabados con el crimen organizado. “Probablemente se haya generalizado en Europa, ya que la complicidad en los puertos es a menudo un componente esencial de los métodos de contrabando utilizados”, señala.
La corrupción que extiende el narcotráfico también parece afectar a un cada vez mayor número de funcionarios de aduanas, “con casos emergentes hasta ahora en Bélgica, España y Países Bajos”. También hay otra cara de la moneda: “algunos trabajadores portuarios, de aduanas y otros agentes de la ley han sido amenazados por grupos criminales”.
Los narcos aprovechan las oportunidades que brinda la expansión de los mercados comerciales, su evolución logística y la digitalización. “El uso de servicios postales y de paquetería para el transporte de drogas también crece rápidamente, como consecuencia de la tendencia al alza de las compras online en Europa y la circulación de grandes volúmenes de mercancías”, señala el informe.
La directora ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle, explica que el organismo policial de la UE se centra, en particular, en los grupos de delincuencia organizada de máximo nivel, “que están ganando mucho dinero a costa de sus numerosas víctimas”. El narcotráfico, advierten Europol y el EMCDDA, provoca un aumento de los homicidios relacionados con el crimen organizado y también el blanqueo de capitales. España incautó en 2018 la mayor cantidad de efectivo en aeropuertos y oficinas postales (casi 19 millones de euros de un total de 64,3 en toda la UE).
El informe alude además al impacto medioambiental de la producción de drogas, que engendra deforestación y el vertido de residuos químicos que “pueden provocar daños ecológicos, riesgos para la seguridad y altos costes de limpieza”.