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Fallece en Valencia la galerista y dirigente comunista Rosalía Sender, testimonio del salvajismo de la dictadura franquista

Rosalía Sender.

Lucas Marco

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La galerista y dirigente comunista Rosalía Sender Begué (Albalate de Cinca, Huesca, 1933 - Valencia, 2021), testimonio de primera mano de la lucha clandestina contra el franquismo en la ciudad, ha fallecido la madrugada de este martes a los 88 años.

La familia de Sender se exilió en febrero de 1939 a Francia, país donde estudió Ciencias Empresariales. A los 16 años ingresó en las Juventudes Socialistas Unificadas y, posteriormente, en el Partido Comunista de España (PCE). “Me eduqué en Francia, pero entre españoles y entre camaradas, rodeada de una sana hermandad”, escribió en Nos quitaron la miel. Memorias de una luchadora antifranquista (PUV, 2004).

En París conoció a un camarada, Antonio Palomares, con quien se casó y tuvo dos hijos, Antonio y Lidia. Tras las incesantes caídas de los comunistas en Valencia, en 1968 el PCE envió a Palomares a reorganizar el partido en la ciudad, donde inscribieron a los hijos en la Alliance Française. Rosalía Sender entró a trabajar en una constructora de los hermanos Huguet que necesitaba una secretaria con un francés impecable. Mientras, Palomares se dedicaba a las actividades clandestinas contra la dictadura.

La madrugada del lunes 11 de noviembre de 1968, la Brigada Político Social —la policía política de la dictadura— irrumpió en el domicilio familiar de la calle de Rodriguez de Cepeda de Valencia para detener a Palomares. “Por la mañana, les expliqué a los niños lo que ocurría. Les dejé un número de teléfono en clave de unos amigos, por si yo no volvía, para avisarles de que les recogieran. También el teléfono de mis padres en París, para que viniera la yaya a ocuparse de ellos”, relata en sus memorias.

La caída de los dirigentes del PCE y de Comisiones Obreras llenó los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de militantes como César Llorca, Eduardo del Alcázar o el periodista Vicent Ventura. Los cuatros días que pasó Palomares en la comisaría fue una experiencia traumática (“cosa que no le he deseado nunca pasar a nadie”, dijo poco antes de fallecer en 2007). El hombre ingresó en prisión más bajito debido a las torturas de la Brigada Político Social (durísimas corrientes eléctricas, golpes, amenazas).

Durante el arresto, Rosalía Sender organizó activamente a las esposas del resto de detenidos e informó puntualmente a la dirección del partido en Francia y a Radio Pirenaica. Una manifestación asaltó la embajada de España en Bruselas en protesta por los salvajes maltratos. Desde la Cárcel Modelo, lograron sacar las declaraciones sobre las torturas sufridas por los detenidos (en Valencia, las mujeres de los detenidos incluso llegaron a manifestarse en la Capitanía General).

El 7 de agosto de 1969 Palomares fue puesto en libertad pero ambos estaban quemados y, siendo imposible la actividad clandestina, pasaron a un segundo plano. Tras la muerte del dictador, Sender pasó a ser dirigente del Partido Comunista del País Valenciano, del que Palomares fue un férreo secretario general, además de responsable del Movimiento Democrático de Mujeres.

En 1983, Rosalía Sender dimitió de su puesto en la secretará de finanzas. Con un traumático divorcio de Palomares a cuestas y “a causa de los enfrentamientos y divisiones”, Sender abandonó la militancia en el PCPV en 1986, aunque no su adscripción a la ideología comunista, que mantuvo el resto de su vida.

La mujer abrió una exitosa galería de arte cuyo origen se remontaba a la actividad cultural del partido. Rosalía Sender, ya jubilada, pasó los últimos años de su vida en el piso de la calle de de Rodriguez de Cepeda, cuidando el espléndido jardín de su terraza y rodeada de obras de arte.

La documentación que conservaba de los años de militancia fue donada al Archivo Histórico del PCE y Publicacions de la Universitat de València editó sus “memorias de una luchadora antifranquista” y otro libro, Luchando por la liberación de la mujer. Valencia, 1969-1981, que retrata la trayectoria del incipiente movimiento feminista. “No he vuelto a militar en ningún partido, pero sigo considerando que la meta por la que he luchado tan activamente más de cuarenta años, con tanta ilusión y esperanzas, sigue siendo válida y necesaria”, decía en su autobiografía.

La capilla ardiente será este miércoles, a partir de las 10.30, en el Tanatorio Municipal de Valencia.

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