El fiscal pide internamiento psiquiátrico para la parricida de Godella y 25 años de prisión para su pareja

Los padres de los dos niños asesinados el pasado 14 de marzo de 2019 en Godella (València) se han sentado este lunes en el banquillo de los acusados. Los progenitores, de 25 y 27 años en el momento del suceso, han entrado en la sala esposados y escoltados por agentes de la Policía Nacional (cumplen prisión preventiva en la cárcel de Picassent) y se han situado frente la jurado popular encargado de enjuiciar los hechos.
El representante del Ministerio Público, en su escrito de conclusiones provisionales, ha insistido en que María G. tenía anulada su inteligencia y su voluntad en el momento de los hechos como consecuencia de la esquizofrenia paranoide en fase aguda que sufría, por lo que aplica la eximente completa y pide sentencia absolutoria con imposicion de medidas (internamiento psiquiátrico). Por el contrario, para Gabriel S. ha pedido una pena de 25 años de cárcel por cada asesinato, con el agravante de parentesco, además de un periodo de libertad vigilada de cinco años tras el cumplimiento de la condena. El Ministerio Público también solicita una responsabilidad civil de 300.000 euros para los abuelos maternos y paternos por los daños morales.
Según el relato de la Fiscalía, la pareja compartía “creencias místico-religiosas” y creía en la purificación de las almas en baños de agua. “Fueron creencias poco a poco asumidas por María y Gabriel la arrastró para que las siguiese”, ha dicho el fiscal a los miembros del jurado. La pareja creía que una secta los perseguía con la intención de secuestrar a sus vástagos por lo que incluso hacían vigilias por las noches en la casa que habían ocupado y adecentado.
La abuela materna de los chiquillos contactó con los servicios sociales ante el temor de que algo les pudiera pasar a sus nietos. Con este panorama, el día de los hechos, “tras haber tomado la determinación de acabar con la vida de sus hijos”, María G. y Gabriel S. “actuando de común acuerdo y dejando hacer el uno al otro”, bañaron a los pequeños en la piscina para asestarles luego multitud de golpes, principalmente en la zona de la cabeza. Los cuerpos fueron enterrados en dos fosas, una a unos 75 metros de la vivienda que ocupaba la familia, y el otro a unos 150 metros.
El letrado del padre ha pedido la libre absolución de su cliente ya ha defendido que los niños fueron asesinados mientras Gabriel S. dormía y “sin su conocimiento”. El abogado ha recordado que la madre padecía “posiblemente desde el parto” una esquizofrenia paranoide que nunca le fue diagnosticada (en una visita al psiquiatra un mes antes de los hechos la joven fue tratada por ansiedad). La letrada de María G. también ha pedido la libre absolución de su clienta al considerar que la joven no ejecutó los hechos que se le atribuyen (solo procedió al enterramiento de los cuerpos, según su defensa).
El representante del Ministerio Público ha dicho ante el jurado que nunca, en sus 20 años de carrera, se había enfrentado a un asesinato tan “brutal” como el de Godella. “Lo más grave es que sean sus propios progenitores”, ha remarcado. El fiscal ha insistido en la expresión “haciendo y dejando hacer” referida a Gabriel S. en su escrito de acusación provisional. Mientras que las facultades de la madre estaba anuladas como consecuencia de una enfermedad mental, el padre estaba “en plenitud de sus facultades”.
El fiscal ha retratado al acusado como una “persona manipuladora y autoritaria” que tenía a María G. “literalmente abducida”. “Es una persona camaleónica que, en su propio interés, es capaz de dar su mejor cara” mientras que su entonces pareja era “fácilmente influenciable”. La madre, según el Ministerio Público, nunca tuvo un mal gesto ni llevó acción violenta alguna contra sus hijos mientras que el padre hizo un “maltrato puntual” de los pequeños, según varios testigos.
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