Jeanette Segarra: “Si la gente pudiera vivir de la tierra no se iría de sus pueblos”
Jeanette Segarra conoce bien la despoblación y sus efectos. Excaldaldesa de Llutxent (La Vall d'Albaida) y exdiputada socialista en las Corts Valencianes, trabajaba como profesora en un centro municipal hasta que recibió la llamada de Ximo Puig. El president de la Generalitat le pidió que se hiciera cargo de la Agencia Valenciana Antidespoblament (Agenda AVANT), una dirección general de nueva creación que se separa del departamento de Administración Local para priorizar sus trabajos.
Recién aterrizada en el cargo, Segarra responde a las preguntas de eldiario.es desde Llutxent, un municipio de 2.300 habitantes en el que reside y que utiliza como ejemplo de la dualidad territorial.
¿Cuál es el panorama con el que se ha encontrado al llegar a la institución?
Tomé posesión hace una semana, pero el proyecto lleva en marcha desde 2017. La iniciativa que hay actualmente en marcha es el plan contra la exclusión financiera. Queremos tener a finales de septiembre más de 120 cajeros automáticos [en municipios con riesgo de despoblación]. De momento, estoy leyendo, estudiando, familiarizándome con ello para saber dónde nos encontramos.
Asumí la responsabilidad porque me llamó el president de la Generalitat. He trabajado en Gandia y Llutxent y he visto las diferencias entre ambas zonas; la dl mundo rural y una zona turística con servicios, trabajo, buenas comunicaciones... y donde a 30 kilómetros faltan muchas cosas de estas. La Comunitat Valenciana es así, una dicotomía absoluta entre costa e interior. Siempre se ha dado la imagen del Levante feliz, pero la realidad es muy diferente entre interior y costa. Debemos buscar el equilibro territorial. Si no, vemos como las poblaciones se van quedando desiertas.
El contraste entre España vaciada y España masificada...
Si hay gente, hay servicios; si hay servicios, hay calidad de vida. En un pueblo como el mío, de 2.500 habitantes, todavía hay algo, pero a 5 kilómetros, en Pinoso, ya no hay nada: se han cerrado escuelas, granjas... Creo que todo viene de un problema económico. Si la gente pudiera vivir de sus tierras, de sus bosques, de sus ganaderías, muchos no se irían. A los que hemos nacido en un pueblo nos gusta estar en nuestro pueblo, pero te vas por necesidad.
¿Es un gesto que la dirección general se separe del departamento de Administración Local y se instale en Castellón?
Hay una gran sensibilidad por parte del president de la Generalitat por este tema y por hacer un seguimiento total de las medidas de la Agenda Avant. Hay que coordinar muchas consellerias, hay mucho trabajo que hacer. Separarla y ubicarla en Castellón es visualizar dónde está el problema más grande y querer hacer un trabajo más contundente. Claro que es un gesto; Ximo Puig viene de Morella y como alcalde y ciudadano ha sufrido, ha visto cómo su comarca tiene muchísimas carencias.
En su toma de posesión, el president dijo que la despoblación se había puesto en la agenda política. ¿Cuál va a ser el primer paso en trabajar en esta línea?
Terminar el plan contra la exclusión financiera. Después, reunirnos con las universidades públicas comprometidas con la Agenda para ver sus estudios y las medidas a corto y largo plazo. Y el tema de las farmacias de guardia y la brecha digital son importantísimos; hay nuevos trabajos que requieren de cobertura y muchas poblaciones no tienen, ni de móvil ni de internet. Queremos reunirnos con todas las administraciones para ver en qué punto estamos y seguir con las medidas concretas.
Cuando se habla de despoblación se suele emplear el término 'España vacía' o 'España abandonada'. ¿Está vacía o vaciada? ¿La han abandonado sus habitantes o las Administraciones fuerzan al éxodo?
Creo que es un problema de décadas. Los que vivimos en un pueblo lo hemos visto, como venía la gente en verano y luego se iban cerrando casas. Pero así llevamos décadas. La gente está agotada de no poder vivir de la tierra y la agricultura, de los trabajos tradicionales. Y la gente se va. La gente se ha ido porque entre todos hemos dejado que los pueblos vayan vaciándose. Vida tienes una y quieres vivirla. Si se cierra la escuela, desaparecen las líneas de autobuses, la gente se hace mayor... No tienen buenas condiciones de vida.
Ahora, por primera vez, se afronta este tema con contundencia; en 2017 se pone este tema sobre la mesa. Milagros no se pueden hacer, pero sí cambiar tendencias. A corto plazo, ya hemos hablado de los planes, pero a largo plazo habrá que estudiar medidas como una fiscalidad diferente para la gente que quiera montar un negocio en un pueblo pequeño. Hay que hacer que la gente tenga más fácil quedarse en el pueblo.
La gente suele argumentar que se va porque no les queda más remedio, porque no tienen oportunidades. ¿Cómo se garantiza un proyecto de vida digno?
Es la finalidad que perseguimos. Que los servicios públicos lleguen por igual a toda la Comunidad Valenciana.
Hay decenas de proyectos de personas que quieren mantener vivo el mundo rural y buscan formas de poner en marcha negocios en zonas despobladas ¿Hay un cambio en la sensibilidad de la gente?
Creo que las tendencias se pueden cambiar, que es algo cultural. La gente se va a las ciudades, pero si entre todos, administraciones e iniciativas privadas nos implicamos, podemos cambiar tendencias. Vivir en un pueblo es bonito, la calidad de vida es... Tienes 'colla' de amigos, de clase, 'escoleta' y calle, no necesitas un currículum porque todo el mundo se conoce, no te sientes solo... la gente que se va lo hace por necesidad económica. Si las Administraciones nos implicamos, podemos hacerlo más fácil.
¿Cree que sectores como el turismo, la agricultura ecológica, o las actividades artesanales, por ejemplo, pueden ayudar?
La agricultura en sí es un pilar fundamental. No podemos consentir ver cómo la gente se agota de ir cambiando de cultivo y no poder vivir de la tierra. Si la gente pudiera vivir de la tierra no se iría. Hay que poner en funcionamiento la tierra abandonada, por seguridad alimentaria, sea o no agricultura ecológica. Tenemos una cantera impresionante de gente que sabe trabajar la tierra; es un tema fundamental, como la ganadería. Se puede trabajar el turismo de interior y las nuevas formas de trabajo con banda ancha, con cobertura, haciendo que la gente pueda trabajar desde casa. Hay que replantearse el tema de la tierra y las telecomunicaciones. Si lo hacemos visible, más fácil y con medidas que faciliten que la gente no se vaya, podemos cambiar tendencias.
Comentaba que al vivir en Llutxent conocía la dualidad pueblo-ciudad. En un contexto global, con la implantación del 5G ya aquí... ¿Tiene sentido hablar de 'mundo rural' como un espacio paralelo o se debe trabajar por integrarlo todo?
Debemos ir hacia la integración. Es mi obligación y mi responsabilidad buscar el equilibrio territorial. Los ciudadanos tienen que disfrutar de niveles similares de bienestar estén donde estén; no puede ser que en un punto haya unos servicios y a 25 kilómetros no lleguen ni los móviles. De forma directa o indirecta, le estás diciendo a la gente que se vaya y abandone el pueblo.
Se ha visto como la despoblación tiene efectos negativos en el medio ambiente, especialmente con los incendios. ¿Qué otras consecuencias negativas acarrea?
Las contribuciones, los servicios... en un Ayuntamiento pequeño, si no hay población, no puedes dar servicios. El pueblo muere. A menos población, menos servicios, menos recaudación... En estos pueblos, por ejemplo, no puedes tener Policía Local por la noche. Los alcaldes que están al frente de un ayuntamiento, sea del color que sea, sufren mucho por no poder dar estos servicios.
¿Colaborarán con las Diputaciones?
Sí. La Agenda Avant coordinará medidas concretas con consellerias, diputaciones, mancomunidades... Con todas. Y los alcaldes tienen mucho que decir, cada pueblo tiene una realidad diferente.