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Memento mori, Zaplana

Antonia Moreno

La detención de Zaplana ha sorprendido tanto como era esperada. No es necesario recordar la influencia, la capacidad de seducción y el poder que acumuló el cartagenero que consiguió la alcaldía de Benidorm tras una buena boda, un “marujazo”-censura y convenientes amistades de nuevos ricos que le prometieron su sueño: un Opel Vectra de 16 válvulas.

La leyenda sobre su eterno bronceado, las camisas de 200 euros compradas por docenas, su sonrisa blanqueada, sus affaires femeninos, la idolatría de su tropa...ha forjado la imagen del icono de una época que comenzó con él: el nuevo rico, el “puto amo”, el poderoso, el intocable, aquel a quien todos quieren parecerse y quieren acercarse. No hubo nadie que se atreviera a susurrarle memento mori?

En la Vega baja sabemos mucho de Zaplana. Como un Cesar intocable también aquí estableció un campamento de legionarios segundones que jamas usaron la gomina con tanta gracia. Hace unos meses, se filtró una foto a la prensa en la que Zaplana comía en el restaurante El Chanos de Molins con algunos de sus acólitos territoriales en la Vega Baja. Entre ellos, el ex alcalde de Callosa Javier Pérez Trigueros, el ex alcalde de Dolores, concejales y Pedáneos del PP de Orihuela y la ex alcaldesa Monica Lorente.

En la comarca De la Vega Baja, Zaplana era dios y competir con dios en esta comarca tiene mérito. Cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, amaños, fraudes, extorsión, son sólo algunos de los delitos que por aquí tiene la soldadesca zaplanista ya en espera de juicio. Ahora que ha caído el águila, los polluelos sentirán el verdadero vacío del banquillo.

Se acaba toda una época pero comienza otra. Decenas de concejales y políticos zaplanistas se han refugiado en las tropas de Ciudadanos como células durmientes a la espera del fruto. La recolección electoral de la siembra planificada por Aznar y Zaplana en el partido de Rivera será su manera de perpetuar su alargada sombra. Lo que no sabe Rivera, si es que si aspira a ser el nuevo Zaplana de la política española, es que ni en el fondo ni en la forma tiene nada que hacer. Solo alguien como Eduardo luce con glamour la pulserita de bandera española y luego corretea sus negocios por el extranjero con tanta “soltura”económica. Sólo alguien como Zaplana pacta con Pujol sin que se le descolore el rojigualda de la muñeca. Sólo alguien como Zaplana tiene el cuajo de imponer el requisito lingüístico valenciano para ser profesor y consigue que se señale a los de enfrente. Sólo Zaplana sabe ser Zaplana. Sus valientes legionarios están esperando el banquillo o la cárcel. Nada queda de aquellas huestes gloriosas; si acaso, títulos honoríficos y fotos solemnes con fajines purpurados, humillados símbolos en sus gaznates y pompa hortera de serviles palanganeros.

Algunos zaplanistas han logrado, como pulgas parasitarias, saltar de perro, saltar de amo. Podéis reconocerlos con facilidad, de partido en partido, saltaron hasta Ciudadanos. Qué le vamos a hacer. Siempre ha pasado. Espero que Rivera vigile bien su campamento. El Opel Vectra 16 válvulas se ha quedado muy anticuado. A saber qué modelo de coche les representa.

El resto, soledad y tierra saqueada. Una Vega baja polvorienta de sueños, aletargada por miles de votantes del PP que naufragan estupefactos y cabreados por tanta ilusión traicionada, una Vega Baja que, por fin, ha empezado a disfrutar de gobiernos decentes en sus municipios tras las últimas elecciones. Ha costado mucho desenmascararles. Y hay que seguir señalando a los emboscados, que los hay. Pase lo que pase, por favor, estemos atentos, siguen ahí. Aprendamos.

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