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El lío de los empresarios

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“Som a punt

de tocar fons,

de baixar

l'últim graó

i enfonsar-nos,

fins al coll,

fins a la llàgrima,

en el fang

sucós i càlid

de la derrota

final“.

Marc Granell. València.2018. ‘A Punt’

Ha sido nefasta para la economía valenciana la imbricación de la plana mayor empresarial con los intereses políticos de partido. El País Valenciano vive en crisis abierta con varios orígenes. En caída libre, desde el 29 de octubre de 2024. Cuando la Dana arrasó, con la turbulencia de las aguas, las comarcas situadas al sur de la capital. La gestión del desastre y la torpe tarea de recuperación han dejado al descubierto la incompetencia de las administraciones–una más y otra menos– tejidas con criterios políticos enfrentados. A la sombra del desorden en los entes socioeconómicos de la mano de un zombi político.

En el torbellino político

Dos imágenes recientes dejan al descubierto el papel de las entidades económico- empresariales: la foto de la vergüenza en la que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón (Partido Popular), causa principal de la crispación social, apareció desafiando al gobierno de España (PSOE-SUMAR) por el estado de bancarrota en que se encuentra la tesorería de su autonomía. En las imágenes del evento, con intencionalidad política, apareció flanqueado por los presidentes de la patronal y de las Cámaras de Comercio autonómicas, Salvador Navarro (14 años en el cargo) y José Vicente Morata. La financiación autonómica nació viciada y caducó a partir de 2014. El segundo episodio es la ocupación de la sede de la Confederación Empresarial Valenciana, plaça de Comte de Carlet, por dos docenas de activistas de los sindicatos convocantes de la huelga general convocada para el día 29 de mayo: CGT, CNT, COS i la Intersindical Valenciana con el apoyo del ‘Acord Social Valencià de centenars de plataformes i entitats’.  

Contra las industrias

En el País Valenciano los 600.000 ciudadanos damnificados por la Dana (228 muertos y miles de empresas arrasadas en 50 polígonos industriales) apuntan a un impacto negativo en PIB autonómico entre un 3 y un 5%. De difícil recuperación en la zona de mayor concentración de pymes vinculadas a industrias de sectores tradicionales. Precisamente los que constituyen el núcleo de la necesaria reindustrialización valenciana. Segmento económico vital que reclama la inexistente política de promoción industrial en los sucesivos gobiernos valencianos, desde que se suprimió el IMPIVA (por el primer gobierno del PP de Eduardo Zaplana en 1995) y se desvirtuó el proyecto inicial de la Red de Institutos Tecnológicos al convertir el Parque Tecnológico, próximo a València, en polígono empresarial de barrio periférico. Se dio cabida a negocios que nada aportan al acervo común de innovación (I+D+I) y modernidad, que debían contribuir a la productividad y a la competitividad de las empresas. Ante estos acontecimientos CEV (entonces CIERVAL antes de quebrar) y el Consejo de Cámaras Oficiales de Comercio autonómico (presidentes Arturo Virosque Ruíz y José Vicente Morata Estragués, ambos 15 años en el cargo y el último sigue) guardaron silencio. No se sabe si por su miopía en la innovación empresarial o por la debida obediencia política a los mandamases políticos del Partido Popular al que estaban vinculados.

Empresas olvidadas

Jacques Attali en su “Diccionario para el siglo XXI” dijo de las empresas:’ como organización productora de riquezas y de innovaciones se irán haciendo precarias, móviles y nómadas al modo de una compañía de teatro. Vivirán presionadas por la urgencia, el desafío y el miedo a desaparecer“ Este análisis se complementa con el realizado por Ernest Lluch, político e intelectual de primer nivel asesinado por ETA el 21 de noviembre de 2000. Sus dos últimos artículos se los dedicó al País Valenciano donde enseñó e investigó en la Universitat de València durante nueve cursos. Los publicó en ‘El País’. Una semana antes de ser asesinado dejó en las líneas finales de su ‘testamento valenciano’ bajo el título de ‘També ens equivoquem’: ”L’única cosa que no corregiria seria la meva convicció que els poders públics no haurien d’haver oblidat els sectors industrials de mida petita i mitjana que estaven naixent i consolidant-se“. Escrito durante el mandato de Eduardo Zaplana. Este es el pecado de lesa pyme, cuyo drama y empeño en falsificar y enterrar, se ha consumado en el País Valenciano. Ahora repunta en tres acontecimientos de difícil ocultación: el gran éxito de implantación de PIMEC (Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña) que cuenta con 300 gremios y asociaciones y el 98,5 por cien de las empresas de su territorio. Hoy PIMEC, catapultada por Josep González y su presidente actual Antoni Cañete, anuncia su incorporación de pleno derecho al Consejo Económico y Social de la Unión Europea. Tiene reconocida su envergadura por la gran patronal catalana Foment del Treball Nacional, perteneciente y fundadora de CEOE. Han llegado al acuerdo de repartirse la representatividad al 50% en los principales órganos e instituciones empresariales de Catalunya, con el beneplácito de la Generalitat, que actúa como árbitro para resolver cualquier conflicto entre las dos organizaciones. En el caso valenciano la política pudo con la empresa.

¿Dónde se perdieron las Pymes valencianas?

Durante la primera etapa de la CEV (1977), cuando se sabía lo que era, una patronal provincial, fundadora también de CEOE, que amparaba a las incipientes de Castelló (CEC) y Alicante (COEPA) y las animaba a fortalecerse, para después integrarse en la cúpula de CIERVAL para la interlocución autonómica con la Generalitat. A caballo entre 1985 y 1986 el secretario de FEMEVAL –poderosa federación del metal–, Luís Espinosa, -coaligado con otros conspiradores– consiguió la caída del primer presidente y fundador de CEV, Vicente Iborra Martínez –con gran carisma– para sustituirlo por Pedro Agramunt Fontdemora -de nulo perfil empresarial– que en 1989 pasó directamente de la presidencia de CEV a la presidencia del Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Durante esos primeros pasos la patronal CEV coexistió con los rescoldos de gremios y asociaciones de pequeñas y medianas empresas. Entidades que tenían muy claro que la patronal CEV, integrada en CEOE, estaba controlada y manipulada por las grandes empresas y multinacionales, cuyos intereses no coincidían con las pymes. En muchas ocasiones estaban contrapuestos. Sabían que su inclusión en CEV iba a ser su epigrama de defunción como empresarios y su desaparición como asociaciones.

Destrozar es fácil

Así fue la aciaga historia de Unión Gremial, hoy languideciente –fundadora de la Feria Muestrario Internacional de València–, Pymev, L’Empresarial y el aguerrido Gremi de Forners liderado por Vicent Montaner. Estas organizaciones legendarias y con raíces centenarias fueron inicialmente respaldadas por la Generalitat presidida por Joan Lerma. Después se las abandonó a su suerte del mismo modo que ocurrió con la Cámara Oficial de Comercio de València. El conseller de la época de la agonía, Martín Sevilla, resumía la situación: “Tenéis a las zorras dentro del gallinero”. De esta masacre se salvaron el Consulat de la Llotja dels Mercaders y el Colegio Oficial de Agentes Comerciales, ambos amparados en la legitimidad de la historia y su escasa relevancia pública. A mediados de la década de 1990, desde la primavera de 1989, salvada la encerrona que le tendieron a Joan Lerma,para derribarle en la Cumbre Empresarial de Orihuela, la intimidación de los grupos de presión empresarial sobre la primera Generalitat socialista comenzó a recoger sus réditos en los retrocesos y cesiones del Consell de Joan Lerma que sentía próximo su fin en el otoño de 1995. Antesala de la victoria del plenipotenciario Eduardo Zaplana que inició su carrera hacia la jefatura de la Generalitat amparado por el fraude electoral para llegar a presidir el Ayuntamiento de Benidorm. De ahí al Palau del carrer dels Cavallers fue un paseo exultante, protegido y financiado por la larga lista de empresarios que, tras su triunfo, recibieron troceada la propiedad de la red de estaciones de inspección de vehículos (ITV) repartida por el País Valenciano.

Golpe de mano

En los orígenes de la toma del poder en 1995 por los cachorros políticos del PP, en 1982 se constituyó el lobby empresarial que después ha llegado a nuestros días como Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). La idea cuajó en la barra del restaurante vasco Kailuze, entonces en Xàbia, entre dos empresarios. Uno despechado y otro en plena efervescencia: Silvino Navarro Vidal que quiso presidir la CEV desde su fundación y José María Simó Nogués, un torrentino que veló sus armas en la Federación Metalúrgica hasta que llegó a la presidencia de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de València. Entonces la Cámara era una institución prestigiosa y reconocida dentro y fuera de España. Simó celebró el primer centenario de la Cámara en 1986. La presidió desde la constitución de AVE en 1982 hasta otoño de 1988, cuando se forja un golpe de mano en la institución. Su exsecretario en FEMEVAL Luís Espinosa, ya instalado en la CEV, aprovechó la seria dolencia cardíaca de Simó Nogués para plantear un jaque mate que obligaba al presidente de la Cámara a pertenecer al comité ejecutivo de la CEV y a quien presidiera la CEV que fuera miembro del de la Cámara. La extorsión además obligaba a la Cámara de Comercio –entonces con notables recursos– a trasvasar fondos económicos a la CEV por medio de figurados convenios y acuerdos de colaboración. José María Simó cerró aquel aquelarre con un portazo y no volvió más a la planta novena de la Cámara de Comercio que alberga su presidencia. Las presiones y los cónclaves siniestros para zarandear la independencia de las Cámaras de Comercio continuaron hasta enero de 1995, cuando dimitió su presidente José Enrique Silla Criado. Ascendió para sustituirle su vicepresidente segundo –no el primero, Salvador Fernández Calabuig, a quien le correspondía– Arturo Virosque Ruíz, con la consigna de arrasar la institución, en personal y funciones, en previsión del fallo de inconstitucionalidad del TC, que nunca se produjo. Dejó a la Cámara de Comercio desmantelada, al servicio de los dictados políticos del Partido Popular y del Opus Dei, durante los quince años que ostentó la presidencia (1995-2010).

Vacío valenciano

Sobrevuela el espíritu de CONPYMES. Reciente patronal española de pymes de ámbito estatal. Los últimos acontecimientos del enfrentamiento entre Antonio Garamendi, presidente de CEOE y Gerardo Cuerva, expresidente de Cepyme, han dado como resultado la elección –por el preparado régimen electoral de CEOE– de la candidata apoyada por Garamendi, Ángela de Miguel. Esta realidad, además de poner sobre la mesa las tensiones y los contrapesos de poder– Cuerva está apoyado por Isabel Díaz Ayuso presidenta castiza de la Comunidad de Madrid– que se mueven en el entorno de CEOE, en la madrileña calle Diego de León,50, evidencian una artimaña y una contradicción. No tiene sentido que CEOE–la patronal de los grandes empresarios– tenga en su sede y dentro de su organización a CEPYME, con la apariencia de que es la Confederación de las Pequeñas y Medianas Empresas Españolas. El gobierno vasco mima a las empresas de menor dimensión de Euskadi que son el 98 por cien del total. En Catalunya el poder y la representación entre Foment y PIMEC, están establecidos. Se basa en la conciliación de dos organizaciones diferentes. En el País Valenciano Cepymev, no existe porque el expresidente de CEV, José Vicente González, con buen criterio, decidió que no tenía sentido mantener dos asociaciones en la misma sede, con el mismo presupuesto y compartiendo el mismo secretario general. Cuando la que manda representa al 0’5% y la subordinada a más del 95’5%. Por tanto, la ‘nacional’ CEOE tiene una estructura organizativa que no coincide con la CEV autonómica del País Valenciano ni con la estructura patronal en Catalunya. Donde Foment y PIMEC son dos organizaciones tan distintas que hasta  mantienen dos delegaciones diferentes en Madrid y en Bruselas. Y además se respetan. Son capaces de colaborar y de establecer acciones coordinadas o diferentes según los intereses de sus asociados.

Unidad o debilidad

En el País Valenciano, a consecuencia de la labor de acaparamiento y dominio ejercido por la CEV, que no se sabe si es provincial (Eva Blasco) o autonómica (Salvador Navarro), mantiene relaciones tensas con sus teóricos referentes provinciales de Alicante y Castelló, que requieren el replanteamiento participativo de la organización. Es notorio el enfrentamiento entre la patronal alicantina y el presidente de CEV, Salvador Navarro. Así como las serias advertencias sobre la representatividad de la Cámara de Alicante, --presidida por Carlos Baño, ligado al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón– que representa a la totalidad de las empresas de su territorio provincial, menos Alcoi y Orihuela. Baño ha dado su empresa de baja en la CEV. Ante la eventualidad, no improbable, de que las patronales de Alicante y Castelló, junto con los críticos de València, se alineen frente a las posiciones del presidente de la autonómica CEV, Salvador Navarro, quedaría comprometida la estabilidad de la patronal valenciana. A la que únicamente le quedaría el apoyo de facto y ademocrático, del todopoderoso grupo de presión: Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Doscientos empresarios que, aunque dicen que representan el 60% del PIB valenciano, difícilmente pueden argumentar su legitimidad en el mando de 400.000 empresas. Las contabilizadas en el territorio autonómico valenciano. Falta, a modo de guinda, la timorata aprobación en los presupuestos indignos que propone Carlos Mazón para garantizarse el apoyo de Vox. Las reducciones son en las subvenciones a las entidades socioeconómicas: patronal CEV (125.000 euros) y los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, que afilan las uñas.

Dudas y certezas

Las incógnitas a descifrar son: ¿A quién le reducirán más las subvenciones? ¿Si estos interlocutores socioeconómicos forman parte de la administración institucional, razón por la que se les subvenciona, es legal reducirlas? ¿A quien se le recortarán las subvenciones y luego se les compensará de tapadillo con otros convenios o por delegación de funciones? ¿No es esta una forma de fomentar el chantaje, mediante un aviso a los navegantes para después favorecer a quienes sean dóciles y sigan las pautas de la Generalitat de Carlos Mazón y Vox, hoy en entredicho? El eterno problema de la financiación autonómica justa ronda sobre la agilidad o la restricción de la adjudicación del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) por parte del gobierno de Pedro Sánchez. La Generalitat Valenciana está asfixiada financieramente. Acuciada ha trastocado el destino de los fondos solicitados al Gobierno central y cambiado el destino final. El gobierno de España no se fía de Carlos Mazón. Con razón. Los perjudicados son todos los valencianos. Los agobios y las estrecheces afectan a servicios tan fundamentales como la sanidad, la educación, los servicios sociales o la cultura y la agricultura. ¿Cuándo un Consell débil lleva a un país a la bancarrota o a la parálisis, en sus necesidades más imperiosas, es osadía o irresponsabilidad?

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