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Mujeres e ingenieras de Caminos ante el 8 de marzo

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El 8 de marzo nos lleva de nuevo a los artículos y reportajes sobre las mujeres, y en particular, sus posiciones en el mundo profesional. Las que procedemos del ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (profesiones STEM en inglés) hemos de añadir alguna traba más a las habituales que padecemos como mujeres.

Soy Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Valencia desde 1989. También he sido vicedecana durante ocho años de la Demarcación del Colegio de Ingenieros de Caminos en la Comunidad Valenciana.

Pues sí, soy una de esas mujeres que ejercemos una profesión especialmente masculinizada. No es difícil imaginar nuestros ámbitos de trabajo, y que, con ayuda de compañeros y compañeras intentamos que las condiciones en que nos movemos no sean diferentes para unos y otras. Por suerte, como en general, la concienciación y los resultados van a mejor pero los puntos oscuros siguen presentes.

Empezaré con una buena noticia: Según el Informe de Rendición de Cuentas de la Universidad Politécnica de Valencia correspondiente al curso 19/20, el porcentaje de alumnas matriculadas en estudios de máster (entre los que se encuentra el título de Ingeniería de Caminos) pasó del 36,2% al 38,2%. Algo parecido se desprende de las memorias anuales de dicho Máster de la misma universidad donde el porcentaje de mujeres egresadas en el curso 20/21 fue del 37% del total del alumnado. Aún con estos datos, que parecen demostrar un mayor interés de las estudiantes por las carreras técnicas, todavía estamos lejos de igualar en porcentaje a los hombres en estos estudios. Cabe recordar, no obstante, que en nuestra profesión, la primera mujer que obtuvo el título, atención, lo hizo en 1973.

Pero ¿qué pasa cuando las ingenieras de caminos salen de la universidad y comienzan a ejercer nuestra profesión? Pues que se dan de bruces con la realidad. Y aquí vienen las malas noticias.

Una: un pequeño recorrido por las memorias anuales de las principales empresas constructoras y consultoras de ingeniería de nuestro país muestra que la presencia de las ingenieras de caminos en los puestos de alto rango es exigua, algo que, ciertamente, no es exclusivo de nuestro sector. Como tampoco el oscurantismo que existe para denunciar situaciones de trato puramente inadecuado en el quehacer diario.

Otra más: la primera sentencia que ha habido en España por discriminación salarial la ha ganado una ingeniera de caminos a la empresa constructora en la que trabajaba. Y aunque la empresa recurrió la sentencia, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid volvió a dar la razón a la ingeniera, condenando a la empresa. La parte buena de esta noticia es que la legislación en materia de igualdad está haciendo que afloren estos casos. No quiero imaginar lo que le habrá costado a esta compañera denunciar a la empresa y me pregunto quién habría podido prestarle apoyo. Habría estado bien que nuestra corporación profesional lo hubiera hecho, pero no me consta que siquiera haya habido contacto.

Urge, lo hemos planteado algunas colegiadas y colegiados, un estudio a fondo sobre la situación profesional de nuestras compañeras, única manera de poder aplicar estrategias para mejorar dicha situación. En concreto, lo propusimos hace dos años desde el Grupo de Trabajo Mujer e Ingeniería de la sede central del Colegio en Madrid, a fin de reunir y procesar datos y encuestas para finalmente elaborar un plan de acción. Hasta el momento ese trabajo no ha sido llevado a cabo.

Finalmente, me duele lamentar lo ocurrido en nuestra demarcación colegial en la Comunidad Valenciana; hasta abril de 2022, la única demarcación que contaba con una Comisión de Igualdad, Mujer e Ingeniería (constituida por compañeras y compañeros) dedicada en exclusiva a ocuparse de los asuntos relacionados con el ejercicio de la profesión por las mujeres. Desde dicha comisión se hicieron propuestas, entre otras, al desarrollo de la Ley de Igualdad de la Comunidad Valenciana y se preparó una guía de lenguaje inclusivo para uso de nuestra corporación.

La nueva Junta Rectora que se constituyó en mayo de 2022 dejó sin efecto dicha comisión, en base a una operación de remodelación de las comisiones de trabajo que subsumía la nuestra dentro de una mucho más amplia con multitud de objetivos, de los cuales solo uno se refiere a las mujeres en nuestra profesión. Esta decisión devalúa sensiblemente la finalidad y la forma de funcionamiento que venía desarrollándose con toda normalidad. A pesar de que varios colegiados y colegiadas hemos solicitado a la Junta Rectora volver a constituir una comisión específica de mujer e ingeniería, la propuesta ha sido denegada.

Pues sí, llegarán otros 8 de marzo y seguiremos reclamando nuestro derecho a la igualdad. No somos las únicas mujeres que estamos en esta lucha, que se prevé larga pero que avanza inexorablemente. Desde aquí, muestro mi modesta solidaridad con todas aquellas que trabajan por un mundo más igualitario y justo, que persiguen nuestros mismos objetivos.

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