Una de cada cinco niñas con una orden de protección o medidas cautelares por violencia machista en España es valenciana
Los casos de violencia machista en el hogar aumentan cada año, y con ello el número de menores víctimas -el pasado año la cifra ascendió hasta ocho víctimas mortales-. Así, es necesario ampliar el foco de atención en los hijos de las mujeres maltratadas, tal y como recoge el informe 'Violencia de género y menores', elaborado por Violeta Pardo, profesora del Máster de Intervención Interindisciplinar en Violencia de Género de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
En el estudio se expone la necesidad de convertir la protección del menor en uno de los objetivos prioritarios de la sociedad actual, que según Pardo no debe olvidar que la violencia contra la mujer “suele conllevar algún tipo de conducta negativa hacia los menores, convirtiéndoles a ellos en víctimas colaterales”.
Los datos
La ONG 'Save the children' apunta que una de cada cinco niñas que tiene una orden de protección o medidas cautelares por violencia machista en España es valenciana. La Comunitat Valenciana y Andalucía son las comunidades con un mayor número de víctimas menores de 18 años (alrededor del 20%), dato muy preocupante si se compara con otras regiones, como el País Vasco (2%).
Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2015 dos de las cinco menores víctimas mortales de violencia de género residían en la Comunitat Valenciana. 2017 ha sido el año con mayor número de menores asesinados por violencia machista ejercida contra sus madres (8 en total). La última de las ocho víctimas residía en la Comunidad Valenciana, concretamente en Alzira. Maia fue degollada en noviembre del pasado año por su padre. Milhail D. mató a su hija, de solo dos años, al conocer que su mujer había decidido denunciarlo y trataba de salir de la situación que sufría durante años.
Perfil de los menores víctimas de violencia machista
Los menores que han sufrido violencia familiar o han sido testigos de violencia machista han desarrollado, de manera general, tal y como explica la experta de la VIU, “una serie de actitudes que definen su personalidad”. Entre las actitudes más comunes se encuentra “un perfil conciliador, propenso a asumir cierto liderazgo y a ser resilientes ante la vida”. Pardo aboga por potenciar estas actitudes para “empoderarlos y no permitir que caigan en e camino fácil del factor de imitación, abuso de drogas y alcohol o riñas y peleas”.
