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Save the children alerta de que el 70% de las familias valencianas que atiende tiene dificultades para pagar suministros básicos

Familia valenciana atendida por Save the Children.

Lucas Marco

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Save the children ha elaborado una encuesta entre las familias valencianas que atiende coincidiendo con el primer aniversario de la pandemia de la COVID-19. La ONG pretende monitorizar la situación de la infancia vulnerable en el territorio valenciano, uno de los colectivos que más sufren las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.

Antes de la pandemia en la Comunitat Valenciana más de 270.000 niños y niñas estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que suponía el 32,5% del total de menores valencianos. Tras un año enfrentando al coronavirus, la situación no ha hecho más que empeorar.

Así, el 70% de las familias encuestadas reconoce que tiene dificultades para hacer frente a los gastos de los suministros básicos de electricidad, agua y calefacción mientras que el 63% ha encarado con dificultad el pago de la hipoteca o del alquiler. Además, en el 21% de las familias valencianas que atiende Save the Children uno o más adultos ha perdido su trabajo de forma permanente (un 16% de forma temporal).

Desde junio de 2020, Save the Children ha detectado, en el marco de sus programas de atención a la infancia vulnerable, 21 posibles casos de violencia en el núcleo familiar: en un 95% de los casos fue un adulto hacia un menor.

Casi la mitad de los críos de familias vulnerables apenas sale a la calle o al aire libre, según la encuesta de la ONG. “La pandemia”, recuerda el informe, “también ha acrecentado los riesgos de salud relacionados con el aumento de la obesidad infantil dada la disminución de la actividad física, el mayor sedentarismo, los cambios en los hábitos de alimentación o, incluso, la mayor exposición a pantallas y, por tanto, a la publicidad de alimentos y bebidas no saludables”.

En materia de salud mental, el 51% de los niños atendidos por la ONG han sufrido cambios negativos en su estado emocional como consecuencia de la pandemia generalmente nerviosismo, ansiedad y miedo. “La desigualdad socioeconómica se manifiesta en mayores probabilidades de padecer patologías crónicas de larga evolución como alergias, asma, trastornos de conducta o trastornos mentales, cuya incidencia es relativamente superior en los niños y niñas en situación de pobreza”, añade el informe.

En materia educativa, un 32% de los niños están desmotivados o tienen menos ganas de ir a clase. Por otro lado, un 19% de los niños de las familias encuestadas recibe apoyo extraescolar para reforzar el aprendizaje en el curso actual. Mientras, un 44% no recibe ningún apoyo pese a que los padres lo consideran oportuno.

Save the Children advierte de que la dieta de estos niños y niñas es, a menudo, dependiente de las ayudas que reciben por parte de la organización, así como de otras entidades. Los comedores escolares son mencionados por las familias como un recurso importante para garantizar que sus hijos e hijas acceden a porciones semanales adecuadas de carne, pescado o equivalentes.

Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana, señala que “antes de la pandemia los avances en materia legislativa y presupuestaria para luchar contra la pobreza y ayudar a los colectivos más empobrecidos ya se empezaban a notar en los datos oficiales”. Sin embargo, añade Hernández, “tememos que la situación pueda ir a peor si no se toman las medidas adecuadas”.

Las ONG incide en la necesidad de aprovechar los fondos Next Generation EU “para impulsar políticas específicas que tengan un impacto positivo en la vida de la infancia más vulnerable” y pide al Ejecutivo valenciano que amplíe la cobertura de la Renta Valenciana de Inclusión, que llega a 55.000 personas, y aumente los recursos disponibles.

“Es fundamental que el Consell continúe impulsando políticas públicas que pongan el foco en la infancia más vulnerable, sobre todo aquella más afectada por las consecuencias de la pandemia, y elimine cualquier barrera que pueda impedir el acceso a estos servicios públicos a estas familias. Si no se sigue actuando con contundencia, los niños y las niñas que viven hoy en situación de pobreza serán adultos pobres”, advierte Hernández.

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