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“Hay Kellys que con la pandemia están pasando hambre porque con sus sueldos no han podido ahorrar”

Yolanda Garcia a la izquierda junto con compañeras de las Kellys de Benidorm en una imagen antes de la pandemia.

Emilio J. Salazar

Elche —

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“Hay compañeras que están pasando hambre y que están yendo a Cáritas a comer”. Yolanda García da la voz de alarma. La portavoz de las Kellys de Benidorm, nombre que proviene de un juego de palabras por 'las que limpian' en los hoteles, no ha parado ni un segundo desde que el estado de alarma por la pandemia les obligara a parar. Dos meses que han aprovechado desde esta asociación para constituirse en plataforma estatal con otras once ciudades españolas para luchar por toda una serie de 'injusticias' que el coronavirus no ha hecho más que acentuar.

“Cómo puede ser que en 2019 hayamos tenido 16 millones de pernoctaciones solo en Benidorm y que ahora haya compañeras que a los dos meses de no cobrar nada ya no tienen para comer, ¿dónde están esos beneficios?”, se pregunta. “Con un sueldo de 800 o 1000 euros justos no podemos; si tienes que pagar 400 o 500 de alquiler, si tienes que pagar hipoteca, si tienes familia que cuidar… y aún dirán que teníamos que haber ahorrado”, se lamenta.

García recuerda que no es casualidad que las dos Marinas, Marina Baixa y Marina Alta, sean junto con la Vega Baja las comarcas con la renta más baja de la Comunitat Valenciana. “Nuestras Marinas, que son las abanderadas del turismo en la Comunitat, cuando hablan de beneficios astronómicos para la hostelería... Tantos visitantes deberán traer algún beneficio para el resto, ¿no? Hay compañeras que todavía no han cobrado el ERTE, dónde quedan esos beneficios”.

En cambio, sí que ha sido casualidad que constituyeran la Plataforma Estatal de Camareras de Piso en plena pandemia, cuando los planes de unir fuerzas empezaron a fraguarse antes de la aparición del virus. “Nos dimos cuenta de que no tenía sentido ir cada una por su lado si estamos exigiendo los mismos derechos”, explica.

En realidad, la creación de esta plataforma, que da pistas de los pasos que podrían seguir otros colectivos obreros feminizados, como las aparadoras, nació como contestación a otro acuerdo, el que el Gobierno de Pedro Sánchez alcanzó con la patronal y los sindicatos CCOO y UGT a principios de año. “Considerábamos que en ese escrito faltaban bastantes puntos de vista”, critica Yolanda García.

“Se habían olvidado de las compañeras que trabajan con contratos de eventuales o externalizadas”, señala, una práctica extendida entre las empresas para no incluir a las camareras de piso como parte de la plantilla del hotel, por lo que dependen de empresas multiservicios que, en última instancia, dejan a las Kellys sin derechos básicos como el sindical.

La crisis económica actual no ha hecho más que “destapar todo lo que veníamos diciendo desde hacía tiempo”, adelanta. En los días previos al estado de alarma comenzaron a sucederse los despidos en el sector turístico. Las que están con contrato fijo han podido entrar en el ERTE por fuerza mayor pero, ¿qué ha pasado con las que están externalizadas, con contrato por obra y servicio? “Pues que han sido despedidas de manera improcedente, cometiéndose una clara discriminación al no ser incluidas en ningún ERTE”, denuncia García.

Esta situación “de desprotección” supone para ellas, que representan más del 50% del departamento, que no podrán acumular cotizaciones suficientes para solicitar ninguna otra prestación contributiva “y se verán abocadas a la solicitud de una subvención no contributiva que mermará su bienestar familiar (la mayoría, monoparentales) y en riesgo, a la postre, de exclusión social”. Y todo esto, “teniendo en cuenta que muchos de esos contratos están en fraude de ley porque deberían ser fijas, porque en realidad son eventuales entrando y saliendo años y años del mismo hotel”, apostilla.

Esta queja ha sido elevada recientemente al Defensor del Pueblo como primera acción de la Plataforma Estatal de Camareras de Piso, que tras afirmar que “no resulta irrazonable y merece ser examinada”, le ha dado traslado al Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. “Nos hemos llevado una sorpresa agradable del Defensor del Pueblo, no sabíamos si la iba a admitir a trámite”, reconoce la portavoz de Benidorm.

Este “logro” se suma a otros del colectivo, como haber conseguido en plena pandemia que la Generalitat Valenciana metiera a las fijas discontinuas sin llamamiento en el DOGV, una corrección que llegó después de que la asociación de Benidorm se percatara de que sus compañeras de Islas Baleares sí que contaban con cuerpo legal autonómico para obligar a las empresas a incluir a las trabajadoras fijas discontinuas en un llamamiento en el ERTE. Pese a las presiones que asegura que hubo por parte del secretario de Turismo, Francesc Colomer –“Él no lo veía claro”–, consiguieron la modificación que beneficia a muchas Kellys que están como fijas discontinuas en Benidorm, que suelen ser contratadas en vísperas de Semana Santa.

Pero no ha sido fácil. “Hay camareras de piso que literalmente les han tenido que decir a las empresas que les metieran en el ERTE y las han metido, pero hay otras cadenas hoteleras que les han dicho que se acogieran a los 90 días que concede el estado de suplemento para los fijos discontinuos, cosa que no aceptamos”, sentencia Yolanda García. “Si usted tiene que meterme en el ERTE, métame porque yo no tengo que consumir 90 días más de desempleo cuando usted está obligado a meterme”, explica.

Más frentes

La pandemia también ha devuelto un antiguo frente, el del exceso de carga de trabajo que venían denunciando desde hace años, con habitaciones que tenían que limpiar del orden de unas 30 al día, unos diez minutos por habitación. Ahora, con los hoteleros promoviendo el sello 'Covid free' como garantía para los clientes de que están higienizados y libres de coronavirus, las Kellys se preguntan por qué los protocolos de las empresas “se han olvidado” del papel que juegan las camareras de piso en la desinfección de los hoteles para garantizar la seguridad de los turistas si tienen la misma carga de trabajo.

Otra de las proclamas que han llevado a las diferentes organizaciones de camareras de piso a unirse en torno a una plataforma es la defensa de la jubilación anticipada, “ahora más que nunca”, sostiene Yolanda García, “porque no podemos volver a exponer a mujeres de 60 años a la insostenible carga de trabajo y ahora al virus, cuando dicen que las personas mayores son un grupo altamente vulnerable si arrastran patologías que todas sufrimos”, esgrime en alusión a las enfermedades profesionales.

Otro modelo

En la conversación con Yolanda García también hay espacio para la polémica cuando Mónica Oltra primero, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, después, han cuestionado el actual modelo turístico de masas por ser precario para las trabajadoras. “Insisto en que lo que no puede ser es que al mes y medio de no poder trabajar por la pandemia te hayas comido los ahorros de tu vida y, sin embargo, en los últimos años hemos visto cómo hoteleros se siguen expandiendo, siguen hablando de muchos beneficios, a pesar de que no cabe un alfiler. En Benidorm siguen construyendo hoteles, que eso es otra de las cosas, porque aquí hay tres hoteles más en construcción, uno a punto de inaugurar”, apunta.

A su juicio, el actual modelo turístico guarda similitud con la burbuja inmobiliaria. “Cuando construyes sin parar esos hoteles, tienes que llenarlos y al final los llenas con grandes ofertas: niño gratis, despedidas de soltero… eso no quiere decir que el empresario gane menos, eso quiere decir que va a costa de las condiciones de los trabajadores”.

¿Cambiar el modelo? “Nosotras no decimos que haya que destruir el turismo, decimos que tiene que haber una equidad. No es sostenible ni social, ni laboral, ni ecológicamente”, asegura. “Se ha demostrado en esta pandemia que el cierre de hoteles ha llevado a paralizar la comarca entera y tú no puedes depender de un monocultivo exclusivamente como es el turismo porque se descubre que no hay otro medio de supervivencia”, concluye.

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