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Así se inunda València de patinetes eléctricos

La nave en la que Lime guarda y recarga sus 400 patinetes

Carlos Navarro Castelló

La puesta en servicio de los patinetes eléctricos de alquiler por parte de la empresa estadounidense Lime ha generado un auténtico terremoto a nivel social y político en València.

La compañía empezó a operar en la ciudad el pasado lunes 27 de agosto, día en que el alcalde de València, Joan Ribó, ya mostró su preocupación por la falta de una regulación específica para el uso y estacionamiento de estos vehículos que recogerá la nueva ordenanza de movilidad, cuyo borrador se presentará en un par de semanas.

Una semana después, el equipo de gobierno municipal decidió requerir a la empresa para que retirara los patinetes en un plazo de 24 horas al no contar con permiso municipal para ocupar la vía pública, algo que finalmente la firma Lime no ha realizado, lo que obligó este miércoles a la Policía Local a requisarlos. De momento, la empresa se enfrenta a una multa de 17.740 euros por el decomiso y traslado de 48 patinetes.

Pero, ¿cómo funciona esta compañía que ha puesto en jaque al Ayuntamiento de la tercera ciudad de España?

Para empezar, Lime cuenta con 400 patinetes, el doble de los 200 que se había comentado en un principio, por lo que la Policía Local tiene aún mucha faena por delante si la empresa sigue empeñada en no paralizar el servicio.

La compañía, participada entre otros por gigantes como Google, Uber o Alphabet, tiene subcontratada con una empresa de mensajería el almacenamiento y recarga de los 400 vehículos en una nave ubicada en el polígono Fuente del Jarro.

Así, la empresa subcontratada distribuye los patinetes por las calles de València todas las mañanas a las 7.00 horas y los retira por las noches a las 23.00 horas para su recarga.

Paralelamente, operarios de la propia Lime contratados a través de una Empresa de Trabajo Temporal van con furgonetas por la ciudad controlando los patinetes a través de una aplicación móvil, desde la que los tienen localizados por GPS para recoger los que estén sin batería o averiados (el usuario lanza avisos cuando alguno no funciona) y para prevenir posibles robos que ya se han producido por parte de particulares que los han metido en su casa.

Y es que, cuando no aparece el patinete en el lugar que marca el GPS, cuentan con un aviso sonoro que pueden activar los operarios desde su aplicación, gracias al cual pueden localizarlo si está en alguna vivienda o recinto particular. Si se localiza en el interior de una zona privada, los operarios pasan aviso al delegado de Lime en València.

Además, la compañía tiene contratados a entre seis y ocho mecánicos repartidos en turnos de mañanas y noches encargados de reparar las averías. De momento, no se ha puesto en marcha el sistema de contratación de autónomos encargados de custodiar y recargar los patinetes en sus casas, algo que sí se realiza en otras ciudades.

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