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El cambio del muelle de cruceros sin informe ambiental disparará la contaminación en el distrito Marítimo de València

Emisiones de un buque de mercancías en el puerto de València

Carlos Navarro Castelló

El puerto de València figura entre los 50 de Europa con mayor contaminación en el aire como consecuencia de la actividad de los cruceros, en concreto, está en el puesto 46 de un ranking que encabezan Barcelona y Palma de Mallorca, seguidos de los puertos de Venecia, Civitacecchia y Southampton. Así, España, Italia, Grecia, Francia y Noruega son los países más expuestos a la polución que generan los grandes buques de pasajeros.

Esta es la conclusión de un reciente estudio elaborado por la federación Transport & Environment, de la que forma parte Ecologistas en Acción, que ha analizado la contaminación del aire causada por cruceros de pasajeros de lujo en aguas europeas.

Según el informe, con datos del año 2017, las 56 escalas de cruceros analizadas en el puerto de València emitieron 4.917 kilos de dióxido de azufre, es decir, casi cinco toneladas. Solo el año pasado atracaron un total de 194 buques.

Según la federación ecologista, las emisiones de óxidos de azufre, que tienen su origen en el combustible de estos grandes buques que son de los más tóxicos que existen, forman aerosoles de sulfatos (SO4) que incrementan los riesgos para la salud humana y contribuyen a la acidificación de los sistemas terrestres y acuáticos.

En su informe, Transport & Environment afirma que Europa “debería implementar una regulación de emisiones cero para los cruceros en los puertos tan pronto como sea posible, que podría extenderse a otros tipos de naves”.

El estudio recomienda también ampliar las áreas de control de emisiones (ECAs, por sus siglas en inglés), actualmente en vigor únicamente en el Mar del Norte, el Báltico y el Canal de la Mancha, al resto de los mares europeos.

Pese a estos datos, la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) aprobó a finales del pasado año una modificación del proyecto de ampliación norte que implica, entre otras cosas, trasladar los dos muelles de cruceros ubicados en esa zona, alejada del casco urbano, a los antiguos astilleros de Boluda, ubicados más cerca de la ciudad, junto al barrio de Natzaret.

Como informó eldiario.es, la modificación del proyecto, que implica la eliminación de un dique y la prolongación de otro, se realizó sin actualizar el informe de impacto ambiental del año 2007. Además, esta modificación permitirá dedicar toda la ampliación norte al tráfico de contenedores, con lo que se aumentará la capacidad sensiblemente, así como el tráfico de cargueros.

El traslado de la terminal de cruceros de la ampliación norte a los antiguos astilleros de Boluda supondrá otorgar al presidente presidente del lobby valenciano AVE (Asociación Valenciana de Empresarios) una concesión administrativa de 35 años para la ocupación de 4.700 metros donde construirá dos torres de oficinas y una zona de aparcamientos.

Este ha sido el peaje que ha tenido que pagar la APV para recuperar los terrenos que que Boluda tenía en concesión hasta el año 2027, pese a que ya hace años que no se utilizan para construir o reparar barcos.

Sin embargo, desde el organismo porturario aseguraron en su momento que el rescate de la concesión a coste cero era inviable puesto que en la actualidad los astilleros siguen teniendo actividad, pero para reparación de contendores.

Vecinos y ecologistas contra la contaminación

Desde Ecologistas en Acción han advertido que el informe presentado habla tan solo de las emisines del tráfico de cruceros, que en València no es especialmente alto en comparación con otras ciudades, pero han advertido de que es más contaminante la actividad de los buques de contenedores: “contaminan más porque a las emisiones de los barcos se suman las de los camiones que acuden a trasladaralos”.

En ese sentido han recordado que el puerto de València es líder de España en cuanto a tráfico de contenedores y cuarto de Europa y han alertado de que “una vez se complete la ampliación norte estaremos al nivel del puerto de Rotterdam, que es el número uno del continente”.

Por su parte, la asociación de vecinos de Natzaret ha presentado alegaciones al plan especial de la zona sur del puerto de València. En ellas, solicitan que la evaluación ambiental se haga por procedimiento ordinario, largo y detallado, y no simplificado como está previsto.

Así, denuncian que “el plan especial no hace mención de medidas para minimizar el impacto negativo de algunas actividades desarrolladas en el recinto portuario, como el amarre de grandes buques portacontenedores y de cruceros turísticos junto al casco urbano de la ciudad, y especialmente en el barrio de Natzaret y el Grau, que suponen una fuente de contaminación acústica y atmosférica debido a la gran potencia de los motores, a la carga y descarga de contenedores, y a que utilizan combustible de baja calidad con alto porcentaje de azufre”.

Por este motivo solicitan como medida de precaución que se alejen “los amarres de dichos buques del casco urbano de la ciudad de Valencia” y que se exija que los buques utilicen combustibles “menos contaminantes”.

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