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Nación Marica: radio indígena, LGTBI y transgresora

Roberto Condori y Edgar Soliz durante una performance en La Paz.

Icíar Gutiérrez

Tres, dos, uno... en el aire. “Estás escuchando Nación Marica, por la 97.0 FM. Tengo que saludar a todos los gays, los mamasitos, las lesbianas, marimachas, tracas, travestis, transexuales...”. Edgar Soliz, locutor indígena y homosexual, arranca cada jueves con estas palabras el programa de radio Nación Marica, un espacio que se ha convertido en el altavoz del activismo LGTBI más transgresor en Bolivia.

Para su compañero Roberto Condori, ponerse ante los micrófonos para denunciar la discriminación contra la población LGTBI fue su forma de salir del armario. “Hasta que empezamos el programa, nadie sabía que era marica. Cuando lo lanzamos fue muy mediático. Nos hicieron entrevistas, salimos en fotos… así salí del clóset [armario]”, recuerda entre risas en una conversación con eldiario.es.

Era 2010. Cansados de que hablaran por ellos, acababan de poner en marcha el programa Soy marica, ¿y qué?. “Queríamos tomar la palabra en primera persona y contar nuestra realidad para que los medios tradicionales no hablaran por nosotros. Porque cuando lo hacían, era desde una perspectiva sensacionalista y criminalizadora”, sostiene Condori desde La Paz. Eligieron la radio porque, según explica, les permite producir un programa con pocos recursos y amplificar su mensaje, ya que sigue teniendo “mucha presencia” en la sociedad boliviana.

“Abordamos temas que los medios no tocaban, tampoco la institucionalidad LGTB. En ese momento, por ejemplo, solo trabajaban en la prevención del VIH. Nosotros queríamos hablar de otros temas que también nos influyen, como el acoso escolar por homofobia, del que no se hablaba, o de que te nieguen alquilar una habitación por ser maricón”, prosigue. También, explica, se han dedicado a derribar estereotipos o cuestionar la discriminación a las personas homosexuales dentro de instituciones como la Iglesia o el Ejército. “Por ejemplo, entrevistamos a un cura marica, con toda la discreción posible. El programa se tituló 'Habemus marica: confesiones de un cura maricón”, relata.

Tres años después, comenzaron Nación Marica, que desde entonces emiten cada semana en directo desde la ciudad de El Alto, cercana a la capital, y se puede escuchar en todo el departamento de La Paz. Ahora, explica, cuentan con un estilo “más periodístico” que en su anterior programa, basado sobre todo en testimonios.

Soliz y Condori traen cada jueves entrevistas, música, reportajes y una pequeña sección llamada 'El closetario', con cartas que reciben desde las redes sociales en las que sus oyentes relatan cómo contaron a su entorno que eran homosexuales. “Para una persona joven es tan importante y tan difícil, que no nos podemos olvidar”. El programa, de una hora de duración, comienza con un editorial, La loca opinión. “Opinamos sobre temas fuera del 'gueto homosexual'. Como maricas también podemos hablar de economía, de política... no solo del VIH, la discriminación o la homofobia”, subraya Condori.

“Queremos quitar la carga negativa a la palabra marica”

Así, en todo momento, el activista rechaza sentirse representado por el término 'gay', que asocia a la población homosexual blanca y adinerada. “Nos planteamos como maricas. Habitamos el insulto para quitarle esa carga peyorativa e instalar el debate frente a lo gay como estereotipo, además de quitárselo a los homófobos para insultarlos”, asegura.

Por esta razón, además de salir al aire con su programa, integra junto Soliz el colectivo Maricas Bolivia frente al activismo LGBT más tradicional. “Muchos compañeros están en lo gay friendly, en los desfiles, en la bandera del arco iris... que a nosotros no nos representa. Somos amigos, pero no somos parte del mismo movimiento”, matiza.

Condori, indígena aimara, insiste en que no solo se enfrentan en su día a día a la homofobia, también se chocan con el racismo. “Más que maricas somos indígenas porque nuestra estética se lee así”. El comunicador, de 33 años, nació en el seno de una familia humilde en una zona a las afueras de La Paz a la que llegaron sus abuelos desde una comunidad rural para trabajar como jornaleros. Aunque estudió comunicación social, actualmente está en paro y trabaja de lo que va saliendo para poder seguir adelante con el programa.

“Nosotros hemos vivido siempre en la ciudad, lo que no significa que sea un paraíso. Reconocernos como indígenas ha sido un proceso muy largo. Pasa un tiempo y ya no solo eres marica sino indígena, pobre, desempleado, no perteneces a un sector privilegiado. No te discriminan solo por marica. El racismo es muy fuerte, especialmente con gente que viene del área rural, la que es morena, a pesar de que somos mayoría”, recalca. Según el censo de 2001, un 62% de la población de autoidentificaba como indígena en Bolivia, uno de los países con mayor proporción y diversidad de pueblos originarios de América Latina. El porcentaje cayó al 41% en el censo elaborado en 2012.

En Grindr hay racismo contra homosexuales indígenas

Un ejemplo cotidiano de racismo contra los homosexuales indígenas, indica Condori, se lo encuentran “entre los usuarios de la app para ligar Grindr”, orientada al público LGTB. “Ves perfiles y todos son blancos. Muchos se han blanqueado su foto real porque quieren entrar en ese espacio. En la descripción, hay quien escribe: 'No gente de El Alto -que es mayoritariamente indígena- porque no se baña' o 'No gente morena, solo gente blanca'. Son expresiones racistas. A una marica, siendo indígena y marica, no le dejan entrar, solo blanqueándose. Los parámetros del cuerpo deseado son occidentales: delgado, alto, mejor si eres rubio y mucho mejor si tienes plata”.

El programa de radio ha sido también su herramienta para denunciar esta doble discriminación. “Hemos hecho programas sobre mujeres lesbianas y trans que se reconocen como indígenas. También hay que cuestionar la homofobia dentro las comunidades. Hemos entrevistado a varias autoridades indígenas sobre qué harían si identificaran a un maricón y muchas nos dijeron que los echarían, porque se ve como parte del capitalismo que llega de las ciudades. Hay una negación sistemática de las comunidades hacia lo marica y lo lésbico, es como si no existiéramos dentro”, asevera el periodista.

“Muchos compañeros plantean que la homofobia la trajo la colonización, pero tampoco sabemos cómo era antes. Tenemos que conocerla, describirla y debatirla sin la presencia de personas blancas. Es decir, entre indígenas homosexuales y heterosexuales. Todos hemos vivido los mismos mecanismos racistas, creo que ese sería un punto de partida”, opina.

En siete años de andadura, han conquistado a muchos oyentes y han recibido varios premios nacionales por su programa. Hace unos meses, fueron distinguidos con el premio Periodista Sin Riesgo que otorga la ONG Alianza por la Solidaridad a la defensa del derecho a decidir libremente en las interrupciones del embarazo por su reportaje Abortan todas ¿abortan las lesbianas?, en el que abordaban el debate sobre la despenalización desde “una mirada lésbica”.

Su activismo también les ha puesto en el punto de mira de los sectores más homófobos de la sociedad, a pesar de que la ley boliviana prohíbe de forma explícita este tipo de discriminación. Un día, Soliz y Condori decidieron echarse a la calle para comprobar las reacciones de la gente cuando paseaban de la mano o se besaban en algunos de los lugares más concurridos de La Paz. Lo hicieron ataviados con coloridos aguayos, tela típica de la población indígena, usada sobre todo por mujeres. Entonces llegaron las amenazas y los insultos, los mismos a los que tratan de darles la vuelta.

“Nuestra foto actualmente circula en lugares donde no quisiéramos estar, nos utilizan para todo. Nos han dicho maricones, que nos van matar. También nos han llegado amenazas de muerte a nuestras cuentas personales. Nos decían que sabían donde hacemos el programa de radio o que cuando saliéramos nos iban a apuñalar. La homofobia está en estado latente y está buscando el momento para activarse con un candidato que diga que tenemos demasiados derechos, como pasa en Brasil. La gente no te golpea ni te increpa de frente, pero sí en las redes sociales”, sostiene.

Tras un mes de descanso, Nación Marica acaba de estrenar una nueva temporada desde los estudios de Radio Líder, a los que llegaron a través de una ONG tras llamar a la puerta de varios medios de comunicación que les denegaron el espacio. De momento, saben que continuarán hasta junio en las ondas. “La radio es pública y puede que haya cambios políticos, no sabemos si vamos a seguir. De lo que sí estamos seguros es de que vamos a continuar haciendo el programa e invadiendo estos espacios”, sentencia Condori.

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