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La fibra óptica levanta el furor de los fondos en España con operaciones por más de 5.000 millones

Operario instalando la fibra óptica en el municipio.

Diego Larrouy

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MásMóvil y Orange se han llevado este 2022 todas las miradas en el sector de las operadoras de telefonía al anunciar la creación de un gigante español que será líder en algunos de los negocios en los que operan. No en vano, se trata de una de las mayores operaciones que ha vivido el sector en los últimos años en Europa. Sin embargo, las telecomunicaciones dejan en los últimos meses un reguero de operaciones de envergadura, menos mediáticas, pero que han logrado movilizar más de 5.000 millones. El interés de los fondos de inversión por la fibra óptica está detrás de esta intensa campaña de compras y ventas en nuestro país.

Esta semana se produjo una de las últimas operaciones de calado que han vivido las telecomunicaciones en España. Telefónica ha anunciado la venta del 45% de su filial Bluevia por 1.021 millones de euros. El acuerdo valora esta empresa en unos 2.500 millones, dando muestra del tamaño. Se trata de una sociedad de reciente creación en la que Telefónica ha incorporado todos sus activos de fibra rural. En el pasado ya avanzó su intención de hacer caja con estas infraestructuras y ha pasado los últimos meses en busca de un socio inversor.

Finalmente, esos socios los ha encontrado en Francia. Vauban, un fondo surgido de la gestora Natixis, y Crédit Agricole han sido las entidades que han apostado por este negocio. Nace esta empresa con 3,5 millones de clientes y se prevé que se desplieguen otros 1,5 millones de hogares en dos años. Bluevia retiene así el 13% de toda la red de fibra de Movistar en España.

“Esta transacción se encuadra en la estrategia del Grupo Telefónica, que contempla, entre otros objetivos, una política activa de gestión de cartera de sus negocios y activos, basada en la creación de valor”. Con estas palabras justificó esta operación Telefónica. No es otra cuestión que la de intentar hacer valer todo su despliegue de infraestructuras vendiéndolo a terceros. Ha cerrado operaciones similares en otros mercados en torno a la fibra y en España ya se desprendió de sus torres de telecomunicaciones buscando estos ingresos que han ido a reducir la deuda de la compañía. El pasado año anunció la venta de las torres, que estaban en la filial Telxius, participada por Amancio Ortega.

También en el mercado de la fibra óptica se ha cerrado en los últimos días otra operación que, en realidad, es la continuación de una previa que se había avanzado en los últimos meses. El fondo de capital riesgo Antin vendió dos terceras partes de su filial de fibra óptica en España Lyntia Networks en un acuerdo que valoraba la compañía en 2.500 millones de euros. La historia de esta compañía se remite a 2014. Entonces, Naturgy vendió Ufinet, que tenía los tendidos de fibra óptica de Unión Fenosa, al fondo de capital riesgo Cinven, por 500 millones. Posteriormente, en 2018, pasó a Antin, quien en los últimos días ha cerrado la venta de la tercera parte que todavía mantenía. Axa, Swiss Life y Morrisson &Co. son los nuevos propietarios de la compañía, que da servicio de fibra mayorista a otras operadoras de telefonía.

También en el mercado de la fibra óptica se cerró hace apenas un mes. tras lograrse todas las aprobaciones preceptivas, la venta del 49% de Reintel al fondo de capital riesgo KKR. Se trata de una filial de Redeia, antigua Red Eléctrica, que cuenta con una amplia infraestructura de fibra óptica para alquilarla a clientes. La operación se cerró por 971 millones de euros el pasado otoño, aunque no ha sido hasta hace unas semanas cuando se ha culminado definitivamente este acuerdo.

Estas tres operaciones se han sumado a una previa, que se realizó el pasado otoño. El fondo de inversión Ardian adquirió Adamo, una compañía especializada en la fibra óptica en territorios rurales. Cuenta con unos 250.000 clientes en una treintena de provincias en España, aunque su red llegaría a cubrir un potencial de 1,8 millones de hogares. Aunque las compañías no informaron del precio de la transacción, distintos medios cifraron el acuerdo en unos 1.000 millones de euros. Ardian anunció también un acuerdo en junio de este año para adquirir otra compañía de telecomunicaciones, Aire Networks, al fondo de inversión Magnum, por un importe que rondó los 600 millones de euros, según informó la operadora.

Todas estas operaciones muestran una tendencia que se está viendo en otros países y es que los fondos de inversión tienen apetito por infraestructuras de telecomunicaciones. Es lo que ya se ha visto en las torres, donde grandes compañías de telefonía se han ido desprendiendo de estos activos, bien mediante ventas o bien mediante salidas a Bolsa, para regocijo de los inversores financieros. Ven en este tipo de activos importantes retornos mediante el alquiler a las operadoras, mientras estas dedican las ganancias de estas operaciones a reducir sus deudas, de un tamaño importante como en el caso de Telefónica. Este apetito inversor se ha vinculado con la necesidad de contar con una buena red, tanto de torres como de fibra, para poder desplegar en toda su extensión la tecnología 5G, hasta la fecha especialmente centrada en los grandes núcleos urbanos.

Un sector de tres grandes operadores

Sin embargo, la gran operación en este sector es otra y de mayor calado. Hace unos meses, tras un fuerte ruido de fusión en el sector que vinculaba de una u otra manera a tres de las cuatro grandes operadoras del país, MásMóvil y Orange anunciaron un acuerdo para crear un nuevo gigante de telefonía en el país que, en algunos negocios, se va a convertir en el líder. Esta operación ha dado un paso más en los últimos días cuando ambas compañías han acordado el reparto final y las condiciones del acuerdo.

La nueva compañía nace con una valoración de 18.600 millones de euros y cada grupo contará con un 50% de la sociedad. Ambas sumarán unos ingresos de más de 7.600 millones de euros y cubrirán con su red de fibra óptica a 16 millones de hogares. En negocios como telefonía móvil superará incluso a Movistar, principal actor histórico del sector. Con la operación aspiran a obtener unas sinergias de más de 450 millones de euros en ahorros de costes a partir del cuarto año de que se cierre. Ese cierre de la fusión no se espera hasta la segunda mitad de 2023, toda vez que se reciban los pertinentes vistos buenos de las autoridades. En este caso, por la envergadura, tendrá que intervenir la Comisión Europea, que tendrá la última palabra. Una vez culmine este proceso, la empresa tiene contemplado realizar una salida a Bolsa, aunque Orange se reserva la capacidad de recomprar la participación de su socio llegado el caso.

Con este acuerdo, España pasa a tener un mercado de telefonía controlado en algunos negocios a más del 90% por apenas tres empresas de telecomunicaciones: Telefónica, Orange-MásMóvil y Vodafone. El resto del mercado se reparte entre decenas de operadores de menor tamaño. Se trata de una consolidación que habían calentado los propios directivos de las compañías tanto en España como en otros países europeos como una búsqueda de mayor rentabilidad del negocio. Los grandes nombres del sector han sufrido durante los últimos años el empuje del negocio de bajo coste, que ha obligado a realizar rebajas en los precios y estrechar márgenes.

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