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Claves para entender la nueva escalada de violencia en Gaza y Jerusalén

Un policía israelí apunta contra un palestino después de que un conductor fuese atacado por los manifestantes y posteriormente atropellase a algunos de ellos.

Javier Biosca Azcoiti

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¿Qué está pasando?

El viernes, alrededor de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, estallaron protestas que acabaron con 205 civiles palestinos y 17 policías israelíes heridos. La policía incluso entró dentro de la mezquita y disparó material antidusturbios. Las protestas continuaron a lo largo del fin de semana y la escena de los disturbios dentro de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado en el islam, se ha repetido este lunes, dejando más de 300 palestinos heridos.

La tensión ha aumentado cuando Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, ha lanzado un ultimátum a Israel para retirar a los agentes de la mezquita. Israel no se ha replegado y Hamás ha disparado varios cohetes, algunos de ellos hacia Jerusalén, a lo que Israel ha respondido bombardeando la Franja de Gaza y provocando 26 fallecidos, nueve de ellos menores, según han denunciado las autoridades palestinas. Los cohetes lanzados este martes desde Gaza han provodado la muerte de dos mujeres civiles israelíes y decenas de heridos en la ciudad de Ashkelon.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido este martes de que Israel intensificará los ataques de represalia contra milicias palestinas en Gaza. “Nuestra pauta es aumentar aún más la intensidad y cantidad de los ataques” contra objetivos del enclave, ha asegurado Netanyahu, añadiendo que Hamás, que controla de facto la franja, “recibirá golpes que no esperaba” por parte del Ejército israelí.

Este lunes Israel celebraba el Día de Jerusalén, en el que conmemora la victoria sobre la ciudad en la guerra de 1967. Decenas de jóvenes palestinos se han congregado para impedir el paso de una marcha ultranacionalista judía, que finalmente ha tenido que cambiar de ruta.

¿Cuál es el origen de este nuevo estallido?

Las actuales protestas en Jerusalén tienen su origen en el posible desahucio de ocho familias palestinas  –87 personas, entre ellas 24 menores, según activistas– del barrio de Sheikh Jarrah, situado en Jerusalén Este, con el objetivo de entregar esas tierras a colonos judíos. La situación de cuatro de estas familias es más urgente, con los tribunales a punto de tomar una decisión.

El Tribunal Supremo ha retrasado este lunes una sesión en la que se iba a pronunciar sobre el desahucio inminente de estos cuatro hogares. Tribunales de menor instancia ya han aprobado el desalojo. El Supremo, por su parte, había pedido a las cuatro familias que llegasen a un acuerdo con la organización israelí que reclama los hogares de los palestinos, pero estos se niegan.

“El juez ha ordenado que ambas partes deben llegar a un acuerdo mediante el cual las familias de Sheikh Jarrah admiten que la organización de los colonos tiene la propiedad y que les paguen un alquiler. Nosotros, las cuatro familias de Sheikh Jarrah, rechazamos las condiciones de ese acuerdo porque estos son nuestros hogares y los colonos no son nuestros caseros”, señalaron las familias afectadas en un comunicado.

Un problema generalizado y posible “crimen de guerra”

La expulsión de ciudadanos palestinos de Jerusalén Este, ocupada por Israel, no es un asunto nuevo. “Según una investigación de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en 2020 al menos 218 hogares palestinos en Jerusalén Este, incluidas las familias de Sheikh Jarrah, tuvieron casos de desahucios en su contra en los tribunales. La mayoría de estos casos han sido iniciados por ‘organizaciones de colonos’, y han situado a 970 personas, incluidos 424 menores, en riesgo de desplazamiento”, señaló la semana pasada Rupert Colville, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

“La transferencia de partes de la población civil de la potencia ocupante al territorio que ocupa está prohibida bajo el derecho humanitario internacional y puede constituir un crimen de guerra”, dijo Colville. “Nos gustaría enfatizar que Jerusalén Este sigue siendo parte del territorio ocupado palestino, en el cual se aplica el derecho internacional humanitario. La potencia ocupante no puede confiscar propiedad privada en el territorio ocupado y debe respetar la legislación del país. Esto significa que Israel no puede imponer su propio conjunto de leyes en territorio ocupado para desahuciar a palestinos de sus hogares”.

¿De quién es la tierra de Sheikh Jarrah?

Cuando estalló la guerra en 1948, muchas personas se vieron obligadas a abandonar sus casas. La mayoría eran árabes que dejaban sus tierras en la parte occidental de la línea de armisticio, pero también hubo algunos judíos que salieron de la parte oriental de dicha línea (Jerusalén Este).

En muchos casos, los refugiados judíos recibieron compensación por sus tierras, según informa Haaretz. Por otro lado, en 1956, el Gobierno de Jordania, con ayuda de Naciones Unidas, reubicó a parte de los refugiados palestinos en Sheikh Jarrah, que a cambio renunciaron al estatus de refugiado. Años más tarde, en la guerra de 1967, Israel ocupó Jerusalén Este y se lo anexionó por ley en 1980, decisión que fue denunciada por el Consejo de Seguridad de la ONU, que no reconoció la decisión unilateral de Israel. 

El teniente de alcalde de Jerusalén, Aryeh King, activista proasentamientos, ha llamado “okupas” a los palestinos de Sheikh Jarrah.

King es el mismo que durante las protestas de la semana pasada le dijo a un activista palestino que era “una pena” que no le hubiesen disparado en la cabeza: “¿Te han quitado la bala del culo? Es una pena que no fuese aquí [apuntando a la cabeza]”. El activista había recibido en el pasado un disparo. El vídeo fue grabado por un periodista de +972 Magazine.

¿Cuál es la base legal que utiliza Israel?

El proceso actual de desahucio en Sheikh Jarrah, al igual que otros ocurridos en Jerusalén Este, se basa en la aplicación de dos leyes: la Ley de Propiedad de Ausentes y la Ley de Asuntos Legales y Administrativos de 1970. La primera permitió a Israel quedarse con las propiedades de Jerusalén Oeste que dejaron los palestinos desplazados en la guerra. La segunda, por el contrario, permite a los judíos israelíes reivindicar la propiedad sobre tierras que supuestamente tenían antes de la guerra de 1948 en Jerusalén Este y que dejaron atrás con la guerra.

“La Ley de Propiedad de Ausentes y la Ley de Asuntos Jurídicos y Administrativos se aplican de forma intrínsecamente discriminatoria, basándose únicamente en la nacionalidad u origen del propietario”, denunció Colville.

Con estas leyes, organizaciones de colonos judíos, en este caso Nahalat Shimon, empezaron a comprar los derechos sobre esas tierras de Jerusalén Este a sus herederos originales para después recurrir a los tribunales y expulsar así a las familias palestinas que viven allí desde hace décadas.

Según han informado varias organizaciones de derechos humanos, Nahalat Shimon, que ya logró el desahucio de alrededor de 67 palestinos en 2008 y 2009, presentó un plan de urbanismo para demoler las casas de los palestinos en Sheikh Jarrah y construir 200 hogares para colonos israelíes.

Respuesta internacional

La ONU ha calificado lo ocurrido de posible “crimen de guerra” y recuerda que “todas las resoluciones y medidas administrativas y legislativas de Israel, la potencia ocupante, que han alterado o pretenden alterar el carácter y estatus de Jerusalén Este, incluida la expropiación de tierras y propiedades, son nulos, carentes de valor y deben dejarse sin efecto de inmediato”.

“Estas acciones son ilegales bajo el derecho internacional humanitario y solo sirven para alimentar las tensiones sobre el terreno”, señaló el fin de semana el portavoz de Exteriores de la UE, Peter Stano. Por su parte, el cónsul británico en Jerusalén visitó el barrio de Sheikh Jarrah y afirmó: “Jerusalén Este está ocupada y está siendo anexionada de manera ilegal. Las leyes de urbanismo y restitución no son justas y violan las obligaciones de Israel como potencia ocupante”.

EEUU también se ha pronunciado sobre el asunto, aunque con mucha menos contundencia respecto a su tradicional aliado. “Estamos muy preocupados ante el posible desalojo de familias palestinas en Sheikh Jarrah y Silwan, muchas de las cuales han vivido ahí durante generaciones. Es fundamental evitar pasos que aumenten la tensión o que nos alejen de la paz. Esto incluye los desalojos en Jerusalén Este, los asentamientos, la demolición de casas y los actos de terrorismo”, ha señalado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

Tensiones previas

La cuestión de Sheikh Jarrah que ha desencadenado el estallido final de los disturbios ha ido precedida de un mes de tensiones en la ciudad de Jerusalén, convertida en la clave del conflicto entre la Autoridad Palestina e Israel.

El 12 de abril, coincidiendo con el comienzo del Ramadán, se produjeron enfrentamientos en la Puerta de Damasco cuando las autoridades impideron a los musulmanes celebrar la fiesta en este punto tradicional de la ciudad, lo que para muchos se convirtió en símbolo de humillación. Los disturbios duraron varios días. La tensión siguió aumentando cuando se viralizó un vídeo de un joven palestino dando una bofetada a un ultraortodoxo.

Incidentes como estos se han ido repitiendo en los últimos días hasta llegar a la situación actual. Uno de los más destacados se produjo a principios de abril, cuando el diputado Ofer Cassif, el único miembro judío de la coalición árabe del Parlamento israelí, participó en una manifestación en Sheikh Jarrah y fue golpeado por la policía.

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