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Ricas cervezas en La Tape

cervezas tape

Malasaña a Mordiscos

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Antes se llamaba La Tapería, ahora La TapeLa Tape, pero este local, como su propio nombre indica, siempre ha centrado su oferta en cositas para compartir, picar, y, a mi modo de ver, lo que más y mejor le caracteriza, una selección de cervezas españolas y extranjeras apabullante.

Ahora que todo el mundo ofrece diversas cervezas artesanales de grifo y de botella este sitio podría parecer uno más, pero no, ellos empezaron antes y proponen un sinfín de referencias, catas e incluso un menú maridaje con este líquido elemento. Son de los primeros en el barrio en realizar una oferta cervecera estructurada junto a la Fábrica Maravillas.

 Entre paréntesis, de esta última tengo fotos y hace siglos quise preparar un artículo pero el tiempo ha ido pasando y me he ido olvidando de los sabores, algún día volveré y escribiré algo sobre ella. Han apostado fuerte y lo han hecho muy bien. Tiendas que venden gran variedad de cervezas hay muchas, en particular, en el barrio la decana es Cervezorama, que ha cambiado su ubicación (ahora están en Carranza 19) y su estética (actualmente más cuidada) pero continúa teniendo el mismo y amplio conocimiento del tema cervecero y una selección importantísima de esta bebida (más de 500 referencias), además de vender kits para hacerse cerveza en casa. La Tape, creo, es la más surtida del barrio en cuanto a variedad de cervezas para disfrutar con comida.

Para acompañar este viajecito cervecero y tapeador os dejo de fondo algo de lo que para mí sería “comfort music” o esa música que oías en la casa (materna/paterna/materna-paterna según casos) y, por algún motivo que se me escapa, te reconforta. ¡¡¡Pueblos del mundo extinguíos, dejad que continúe la evolución, esterilizad a vuestros hijos, juntos de la mano hacia la extinción!!! Si fuera andaluza diría “olé”, pero no lo soy, así que digo “guanchis”.

https://www.youtube.com/watch?v=xQCIU9Kp3Vc

El local está enladrillado (como el cielo) y tiene lámparas de techo de madera originales, aunque hay una cierta oscuridad de fondo que impregna todo el local y lo hace, tal vez, más acogedor (quizá para mí que soy dada a la oscuridad). Taburetes y mesas sencillos, pizarras con mucha información sobre la oferta del lugar, una de ellas presenta los 10 grifos de cerveza disponibles en ese día, todo informal, relajado.

J. pide, en un alarde de intrepidez, agua con gas Vicky Catalán (2,30 €). M. y yo nos decantamos por algunas de las cervezas de grifo que ofrecen en una de sus pizarras. M. elige una pinta La Virgen Lager (4,20 €) con un 5% de alcohol y de origen madrileño.

La Virgen es una fábrica de cervezas de las Rozas que se está insertando en el mercado madrileño con mucha fuerza (realmente me parece una iniciativa loable). A M., como siempre, la cerveza artesana no le mola especialmente, él es de caña típica, transparente, marcadamente burbujosa… Yo la pruebo y sí me agrada, ya sabéis que yo soy más dada a las cervezas turbias (y, por lo tanto, artesanas, con cuerpo y gas natural, jes, jes, bueno, no Gas Natural, sino gas natural de fermentación); ligero matiz tostado, agradable, leve.

Yo me decanto por media pinta de Flying Monkeys The Chocolate Manifesto (5 €) Imperial Chocolate Stout con un 10% de alcohol y realizada en Canadá. Esta fábrica de cervezas artesanales ofrece una gama de lo más curiosa, como podéis ver aquí. La que he elegido presenta notas de chocolate, de café con leche estilo portugués, suave, delicado, un punto láctico (pelín ácido) y otro toquecito amargo, textura cremosa, algo de vainilla… Para mí, gloria bendita. Evidentemente es una cerveza para tomar sola, no es para armonizar con nada, pero es francamente maravillosa. Me faltó solo una espuma más consistente. Me tomaría esta cerveza todos los días para desayunar y luego ya ponerme a traducir o a escribir cosas con mi estado natural de enajenación mental potenciado por el chocolate alcohólico. Ah, es verdad, a pesar de tener un 10% de alcohol no afectaba en absoluto a las facultades, salí igual que entré. Creo que J., con su agua con gas, acabó más perjudicado.

Pedimos, para empezar, bienmesabe con salmorejo (9 €). Pequeños y sabrosos trocitos de cazón adobado bien frito y con un salmorejo sencillo, nada destacable ni para bien ni para mal. Pensé que la presentación con cesta de freidora ya había pasado de moda pero no.

Luego nos decantamos por un gua bao de ternera estofada con cebolleta, pepino, cilantro y un toque de salsa kimuchigua baokimuchi (5 €). Ya os he hablado del bao en el artículo sobre Pajarita y en el de Toy PandaToy Panda, así que no voy a volver a hacerlo, a ver si os estudiáis mis escritos como debe ser (en junio os hago examen, cuidadín conmigo). En este caso el bao no era tan blando y ligero como debería, estaba un poco seco, pero, el relleno le daba vidilla, especialmente la carne guisada, que era muy sabrosa, el cilantro aportaba su característico aroma cítrico y la salsa kimuchi un punto picante. La salsa kimuchikimuchi (japonesa) es una derivación directa de la kimchi (coreana)kimchi que consiste en dejar fermentar col china con diversos ingredientes, según gustos: pepino, rábanos, cayena, ajo, cebolla… Resulta una salsa picante y con una cierta acidez. Las patatas correctas. El conjunto sabrosón.

Después elegimos, steak tartar de buey cortado a cuchillo con huevas de mújol y pan de cristalsteak (11 €). Tiene un color extraño, macilento, como de haber estado sazonado desde hace tiempo, la carne no tiene el rojor propio, pero resulta rico, especialmente porque lleva una buena dosis de mostaza y las huevas aportan su salinidad. También han puesto una salsa picante que es una especie de sriracha con mahonesa que le va muy bien. Pan de cristal poco “acristalado”. No entiendo muy bien si el steak tartar es mejor cortado con cuchillo o triturado (mucho). He probado las dos opciones y cada una tiene su encanto particular. Cortado con cuchillo se nota más la carne, tiene una textura más firme y cada ingrediente se percibe separadamente. Sin embargo, en la versión hipertriturada, la carne, con los ingredientes que se le añadan (véase huevo, mostaza, alcaparras, especias…), se convierte en un todo más estructurado en el que los matices son más leves pero igualmente sabrosos. Tal vez sea una herejía triturarlo en exceso y, obviamente, de manera tradicional sería a cuchillo, pero no estoy convencida de que sea la mejor manera. Muy triturada es una opción, diferente, pero no menos sabrosa y, eso sí, más fina, más sutil.

Para finalizar otro gua bao, en este caso, de calamares gua bao(5 €). Anillas de calamar cortadas finas, bien fritas y acompañadas con cebolla roja, vegeteibols variados y una mahonesa ligera. El pan, como en el otro caso, algo seco. En conjunto, OK.

¡Humberts! ¡Presentes! Humbert I me vuelve a hablar de la pasión (creo que ya me había hablado antes), lo importante que es vivir apasionadamente y todo ese rollo. Humbert I dice “La vida sin pasión no es nada”. Le comento, “¿Pasión en general o sexual?”. “En general, por supuesto”, responde Humbert I. “Pues yo creo que no son necesarias, ninguna de las dos”, le digo sorbiendo mi maravillosa chocolate imperial stout beer. “Tú estás muerta”, me dice Humbert I con ojos pequeñitos, en plan odio profundo. “Yo vivo tranquila, pienso que la pasión no permite distinguir y eso, a mi modo de ver, resulta perjudicial, para uno y para el resto”, le susurro al oído para que se ponga frenético. “Buag, me aburres y me das pena”, responde Humbert I enfurecido por esa pasión que le domina. Sigo dándome a la bebida, él se va con Humbert II que, como de costumbre, tiene bastante sueño.

Si eres dado a probar nuevas cervezas, ¡este es tu establecimiento! Tienen una selección fantástica y realmente original. Además, las puedes acompañar con platos de tipo fusión de calidad media y a buen precio. El ambiente informal y juvenil.

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