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Cientos de vecinos se manifiestan por la renovación de la Casa de Cultura de Chamberí

Un momento de la concentración de la Casa de Cultura frente a la Junta de Chamberí

Diego Casado

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El movimiento asociativo chamberilero protagonizó este miércoles una demostración de su actual fuerza en una concentración para pedir al Ayuntamientos la continuidad de la Casa de Cultura, un proyecto que nació en 2017 en torno a un local municipal de la Mancomunidad de San Cristóbal, que fue cedido por el consistorio a un grupo de vecinos para que lo dotaran de vida. Cuatro años después, los colectivos que lo han gestionado lucen orgullosos un balance de 2.626 actividades organizadas para 40.351 vecinos.

Nada de eso ha servido para que el Ayuntamiento renueve la cesión del local por cuatro años más. Su concejal de distrito en Chamberí, Javier Ramírez (PP), denegó la renovación sin evaluar el trabajo de las asociaciones y ni siquiera les concedió la palabra en el pleno de la Junta de Chamberí de este mes de febrero, en el que las asociaciones habían solicitado hablar. A las puertas del edificio en el que se celebraba la sesión municipal se había convocado la concentración, poco antes del inicio del pleno. Mientras se desarrollaba, los vecinos gritaban fuera “¡Casa sí, Chamberí!” con la esperanza de que les escuchara el concejal.

“Nos quieren silenciar, pero no lo van a conseguir”, decía un representante de Corazón Verde Chamberí, una de las asociaciones de este espacio municipal que se sienten desalojadas por el Ayuntamiento. Lo hacía en su turno de palabra dentro de un acto que ha dado voz a los 24 colectivos que actualmente habitan en la Casa y que concitaron a cientos de personas de todas las edades en la protesta.

Los participantes en el acto pusieron en valor que en la Casa se ha ayudado a crear “una ciudad solidaria y democrática, participativa”, explicó Concha Torralba, del grupo de Pensionistas asociado a este espacio. “Una ciudad que se recupera gracias a la unión de todos, a la participación, eso es lo que no entiende nuestro concejal, que tiene miedo a lo público”, decía mientras los asistentes agitaban las decenas de pancartas que servían para visibilizar la variedad de colectivos que forman parte del espacio.

“¡Casa de Cultura sí, no pueden cerrarnos!”, gritaba otra de las vecinas, componente de Parque Sí en Chamberí, la asociación que ayudó a diseñar, dentro del espacio del Parque Móvil, la futura zona verde que está a punto de construir el Canal sobre el Tercer Depósito. Mientras hablaba, voluntarios de la organización del acto pedían a los asistentes que guardaran la distancia de seguridad, ante el gran número de personas que se habían concitado en la Plaza de Chamberí.

El acto contó con el apoyo de varios concejales de Más Madrid y de su portavoz, Rita Maestre, además de la presencia de los vocales vecinos del PSOE y de su edil de distrito, Mar Espinar. Como acto de protesta por negar la palabra a los vecinos en el pleno y por la inadmisión de varias iniciativas a debate, los representantes de Más Madrid decidieron plantar al concejal de distrito y no acudir al pleno. También miembros de otros espacios vecinales recién desalojados como EVA Arganzuela, algunos de los que siguen en pie como la Casa del Cura de Malasaña y colectivos de Tetuán estuvieron presentes en la protesta.

La protesta duró casi tres horas y su final coincidió con el del pleno de la Junta de Chamberí. Las consignas se cortaron de modo abrupto cuando los vecinos vieron salir al concejal Ramírez del edificio, transformándose en una sonora pitada y gritos de “sinvergüenza, sinvergüenza”, mientras el edil apretaba el paso para dejar atrás a los manifestantes más jóvenes, que le seguían unos metros más atrás reclamando su atención hasta que abandonó el lugar.

La Casa de Cultura seguirá con sus actividades al menos hasta el 24 de marzo, fecha hasta la que el Ayuntamiento podría conceder la renovación prevista en el convenio de cesión. Seguirán colocando mesas informativas los domingos en Quevedo y Olavide. Pero el siguiente acto de calado tendrá lugar el 25 de febrero, por la tarde: el grupo de Poesía en el Bulevar invita a todo el vecindario “a una lectura colectiva que queremos sea, no despedida sino reivindicación e inicio de una nueva etapa”.

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