Cien años del estreno de El amor brujo en el Teatro Lara
Tal día como hoy, hace ya 100 años, se estrenaba en el vecino Teatro Lara una de las obras más inmortales de la historia de la música española: El amor brujo.
Hoy se presentan en el Lara los actos que durante todo el año conmemorarán el centenario del estreno, organizados por la Fundación Archivo Manuel Falla. También hoy, en el salón principal del Ritz, se podrá asistir a un concierto. Hasta el 19 de abril, en el marco del festival Symphonos, se ha preparado, además, una exposición en la biblioteca Musical Víctor Espinós (Cuartel del Conde Duque) titulada La música en Madrid en torno a 1915, donde se da noticia del estreno.
La inmortal El amor brujo fue la primera obra que Manuel de Falla compuso a su regreso a España, tras una larga etapa parisina. Fue la cantante y bailarina Pastora Imperio quien tuvo la iniciativa de dirigirse a Falla y al dramaturgo Gregorio Martínez Sierra para solicitarles una obra a medida, en la que brillaran sus dos facetas. A decir de los críticos de la época en éstas – baile y cante- era mucho más ducha que en las artes de la dramaturgia.
El 15 de abril de 1915 se estrena en el Teatro Lara, con decorados de Néstor Marín Fernández de la Torre, dirección de José Moreno Ballesteros, dirección escénica de Martínez Sierra y el protagonismo de Pastora Imperio. A El amor brujo le seguía entonces el subtítulo Gitanería en un acto y dos cuadros.
Manuel de Falla necesita poca presentación. Es, junto a Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina o Joaquín Rodrigo, uno de los músicos más importantes de la primera mitad de siglo XX español. El Amor brujo cuenta la historia de Candela, muchacha gitana, y las complicaciones de su amor por Carmelo, ante el despecho de un antiguo amante. Manuel de Falla supo comprender el misticismo y la hondura de la Andalucía gitana a través de nuevos mimbres musicales a pesar de que, cuando la compuso, aún no conocía aquellas tierras.
La relación de Martínez sierra con el Lara es muy estrecha, allí había estrenado su primera comedia firmada en solitario Juventud, divino tesoro, en 1908. Contaba, así mismo, entre los amigos que organizaron una función benéfica para comprar un brazo ortopédico a Valle Inclán cuando éste perdió uno en una reyerta. Hoy en día se considera que gran parte de su obra está escrita en coautoría o exclusivamente por su primera esposa, la escritora María de la O Lejárraga, que lo revelaría en sus memorias, Gregorio y yo. Al parecer formaban un equipo que firmaba con el nombre de él por razones comerciales y de la época, donde ella aportaba más letras y él más producción. El matrimonio mantuvo con Falla una estrecha relación de amistad.
Pastora Imperio es una de las grandes figuras del baile español. A la altura de 1915 la artista había trascendido ya las fronteras españolas, habiendo girado por París, Cuba, Argentina y México, aunque el estreno de El amor brujo es uno de los puntos culminantes de su carrera. En 1949 interpretaría de nuevo la obra para la gran pantalla.
En el reparto intervendrá la familia de la protagonista: Pastora era Candela ; el Gitano era su hermano, el guitarrista Víctor Rojas ; la gitanilla era su hija María Imperio ; la gitana vieja Rosa Canto y la otra gitanilla Perlita Negra. Incluso la madre de la artista asesoró a Falla sobre las canciones folclóricas y las leyendas gitanas.
Néstor Martín- Fernández de la Torre (más conocido como Néstor) fue un pintor canario que participó activamente de las Vanguardias. Los decorados y figurines de El amor brujo fueron su primera incursión teatral. Sólo se conserva del decorado original un boceto del segundo acto.
La primera versión se perdió, y a partir de entonces se interpretaría siempre la versión posterior, bastante modificada, que se estrenaría el 28 de marzo de 1916 en el Hotel Ritz. Como producción escénica no se estrenaría de nuevo hasta 1925, cuando fue interpretada en París por la célebre bailarina La Argentina.
En 1995, durante unas obras de reforma del Lara, aparecieron en la bodega el libreto original de María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra y las partituras con notas manuscritas del propio Falla. En 1997 fue de nuevo interpretada en el Lara bajo la dirección de Ricardo Franco, con parte de la escenografía original, vestuario y detalles escénicos de época, como la luz de las candelas.
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