Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Las tres tristes vallas de una calle de Madrid: historia de un año de abandono municipal

Las tres vallas de San Andrés

Diego Casado

1

Hubo una noche, en otoño de 2019, que llovió mucho en Madrid. De esos aguaceros que te mojas aunque vayas con paraguas. Llovió tanto que el suelo se hundió en Malasaña: fue en la calle San Vicente Ferrer, justo al lado de la Sala Maravilllas. Apareció un socavón de esos que puedes meter dentro la cabeza y mirar el hueco. El Ayuntamiento cortó la calle para que nadie se desgraciara. Entonces llegaron las vallas.

Algún operario municipal debió de colocarlas para cortar la calle y les pegó dos carteles que rezaban Policía Municipal. Peligro de hundimiento en calzada. Estaban adornados con muchos sellos por aquello de dar oficialidad al papel que advertía del agujero. Cumplieron su función durante dos semanas, las que tardaron en sellar el firme y dejar pasar de nuevo los coches por encima. Acabada la obra, los operarios se llevaron las herramientas y los adoquines sobrantes. Pero dejaron las tres vallas en la acera de los impares de la calle San Andrés.

Pasó el tiempo y las vallas allí seguían, esperando a que alguien en el Ayuntamiento se acordara de ellas. Pasó más tiempo y se movieron unos metros, hasta la acera de enfrente. No sabemos si solas o ayudadas por alguien. Algún desalmado las tiraba de vez en cuando al suelo, pero los vecinos, que les empezaban a coger cariño, las cogían y las dejaban bien colocadas de nuevo.

Las tres vallas vieron llegar el virus, aguantaron todo el confinamiento pasando más tiempo que nadie en la calle. Llegó la primavera, después el verano y siguieron esperando su recogida en vano.

La historia de las tres tristes vallas es la historia de un fracaso: el del sistema de avisos municipal. A lo largo de todo este año los ciudadanos pusieron varias notificaciones a través de la página oficial, de Twitter (en @lineamadrid responden siempre, actúan pocas veces). El último lo colocó el propio periódico Somos Malasaña hace una semana, aportando la imagen que ilustra estas líneas y detallando la ubicación exacta del vallado. El Departamento de Vías Públicas municipal tardó un minuto en agradecer el aviso. Otro en procesarlo. Y cinco más en descartarlo y archivarlo porque no había “información suficiente para su resolución”.

Etiquetas
stats