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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El Madrid de El Madrileño: un paseo por los escenarios del nuevo C. Tangana

Una escena el videoclip 'Los tontos', de El Madrileño

Diego Casado

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Como si de un cronista de la villa se tratase, el último disco de C. Tangana se ha convertido en algo a medio camino entre un relato y una foto fija del Madrid de hoy. Ese que pisan cada día sus tres millones de habitantes, que no sale en las guías pero que tiene unos monumentos tan populares para los gatos como la Sagrada Familia para los de Barcelona.

La letra y la música de esta crónica la pone El Madrileño, antes conocido como C. Tangana, Pucho o Antón Álvarez Alfaro, que es lo que pone en su DNI. Y las imágenes las ha rodado Little Spain, productora de confianza del cantante, pequeña pero con una enorme proyección después de haber publicado una decena de vídeos de una tacada que ya cuentan con millones de reproducciones acumuladas desde su lanzamiento, la semana pasada.

Santos Bacana, su cabeza visible, es el director de la mayoría de videoclips que beben la esencia de la capital y muestran un casticismo a pie de calle, bello pero no idealizado. Los recorremos uno a uno, paseando por la ciudad de El Madrileño: 

Tú me dejaste de querer (Edificio España y Colonia San Cristóbal)

Las Colmenas de la Conce, los edificios gigantes de viviendas junto a la M-30, sirven como carta de presentación de El Madrileño, un videoclip en el que C. Tangana se pone a tono con la ciudad recorriendo en imágenes el Madrid de barrio o el de edificios monumentales. El primero representado en la Colonia San Cristóbal (las casitas de barriada frente a las que dos jóvenes cantan con el móvil) y el segundo con la imagen –ya desaparecida– del enchufe de Colón o mirando por la terraza de una habitación en el RIU del Edificio España, el mismo lugar en el que desde el pasado viernes luce un neón con el nombre de su disco.

 

Comerte Entera (Casa Carvajal y Lhardy) 

El Madrid moderno y el casticismo rancio se mezclan en una historia que sitúa por un lado a C. Tangana en el patio de Casa Carvajal (Somosaguas), uno de los ejemplos de arquitectura brutalista de los años 60 en la capital, y por el otro a Bárbara Lennie comiéndose un cocido madrileño en Casa Lhardy (Carrera de San Jerónimo, 8). Entre medias, monjas paseando en segway entre las estatuas de reyes de España que adornan el camino desde el Palacio Real hasta la Ópera. Y más referencias a uno de los pintores que mejor reflejaron Madrid, con el retrato del cantante que también es la portada del disco y que recuerda al estilo de Diego Velázquez.

 

Un veneno (El Viaducto y San Ginés)

El Madrid de Filomena, blanco inmaculado por un manto como no se recordaba desde hacía décadas, es el protagonista de este clip grabado en los días de temporal que sumieron a la ciudad en una pausa. El equipo de Little Spain aprovechó el momento para grabar varias escenas sobre y bajo El Viaducto que conecta desde el siglo XIX La Almudena con San Francisco El Grande (y que aparece en otros vídeos de El Madrileño), además de para adentrarse en uno de los túneles que estuvieron cortados al tráfico durante varios días.

Y para entrar en calor después de tanta nieve, nada más popular en la capital que un chocolate con churros en San Ginés (Pasadizo de San Ginés 5), como aprovecha para tomar C. Tangana en los primeros compases de la canción.

 

Te olvidaste (Filmoteca Española)

El antiguo Cine Doré (C/ Magdalena 10), casa desde hace décadas de la Filmoteca Española, es el escenario en el que la actriz Greta Fernández acude a ver una película protagonizada por el propio C. Tangana. En este escenario es imposible no pensar en que lo que aparece en la pantalla pueda estar inspirado en La Caza (1966), de Carlos Saura, un director de referencia para Santos Bacana.

 

CAMBIA! (Madrid desde el taxi)

En tiempos de Uber y Cabify, de coches oscuros y brillantes, este vídeo homenaje al taxista y al taxi madrileño, que recorre las calles de la ciudad por la noche y por el día, llevando a mujeres (otra vez aparece Greta Fernández), a drags (Eva Blunt) y también a un padre con su hijo. Madrid visto desde la ventanilla del coche, por Las Vistillas o subiendo la calle Segovia.

Mientras, Pucho canta: “Me hicieron pensar que si cada noche no salía envuelto en Gucci yo no era más que un don nadie”.

 

Nominao y Hong Kong (El Palermo)

En el barrio de Canillas, a la altura del 21 de la calle Palermo, en ese Madrid del extrarradio que también existe, se encuentra desde 1992 un bar que tomó el nombre de la calle y en el que su ambiente, conseguido a lo largo de años de buena música y clientela recurrente, atrajo a artistas como Antonio Vega, Coque Malla o Quique González, y por cuya barra han pasado- cuentan- o los miembros de The Motörhead.

Pucho devuelve la vida a El Palermo en dos vídeos de El Madrileño: para la canción Nominao, con Jorge Dréxler, y con la que cierra el álbum, Hong Kong, junto a Andrés Calamaro. En ambas, el ascensor que aparece no pertenece al local de conciertos (con aforo para 120 personas) puesto que la escena fue rodada en el Mercado de la Cebada.

 

Cuándo Olvidaré - (Bar Ruano)

Si hay un lugar que une a todos los madrileños, en el que se juntan, comparten, celebran y ahogan sus penas, ese es el bar de barrio. El que tiene barra de chapa, tragaperras, pinchos de tortilla y pone los cafés en vasos de cañas. Uno como el Bar Ruano, un local anónimo de la zona de San Pascual, cerca del barrio de C. Tangana (que es el director del videoclip). Uno en el que encontrarse con personajes como el que interpreta Imanol Arias, que después de recitar a Pepe Blanco (el monólogo está sacado de la intervención de este cantaor en el programa Cantares) puede decir siempre aquello de: “Ponme otro”.

Los tontos (Torres Blancas)

El edificio de Avenida de América que ha obsesionado a directores de todo pelaje (desde Jim Jarmusch a José Luis Cuerda) es el protagonista en la colaboración de C. Tangana con Kiko Veneno en la que homenajean a otro de los personajes por excelencia de Madrid: los porteros. Esos que, después de estar rodeados de vecinos durante su jornada, acaban el día tomándose, en solitario, un whiskey con hielos en el bar Ruano de su barrio.

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