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Xosé Tarrío, la plaza de Lavapiés que no existe para el Ayuntamiento pero sí para los vecinos y para Google

La oficiosa plaza de Xosé Tarrío en la actualidad

Antonio Pérez

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En el cruce de las calles Calvario y Ministriles, en Lavapiés, hay un ensanchamiento de acera lo suficientemente grande como para que los niños de la zona la usaran para jugar a la pelota hasta que desde hace bien poco las mesas y sillas de un bar cercano colonizaron este espacio expulsándolos. Los pocos metros que aún deja libre la terraza se usan de aparcamiento de motos. Lugares de similar tamaño son reconocidos como “plaza” o “plazuela” en distintos puntos del callejero de Madrid pero no es este el caso, al menos de forma oficial, porque oficiosamente sí estaríamos hablando de la plaza de Xosé Tarrio, bautizada por las bravas como tal en 2009.

El nombre ha calado en el vecindario de la zona y hasta ha recibido la bendición del todopoderoso Google, que nos dirigirá sin dudar a este espacio si así se lo pedimos en Maps.

La historia de cómo este no-lugar -para el Ayuntamiento de Madrid no existe, al considerarlo parte de la misma calle Ministriles- ha llegado a tener nombre de forma popular es sencilla: hace 12 años, coincidiendo con el cuarto aniversario de la muerte de Xosé Tarrío, el día 3 de enero de 2009 familiares, compañeros y amigos suyos se reunieron en el Local Anarquista Magdalena para, seguidamente, en un pequeño acto de homenaje, bautizar la plaza, en la que llegaron a colocar una placa de azulejos con la nueva denominación.

Tanto aquellos azulejos como las distintas placas que se han ido instalando posteriormente con el nombre de Xosé Tarrío en este lugar han ido apareciendo y desapareciendo a lo largo del tiempo, a medida que operarios municipales las retiraban y, aunque en la actualidad no haya señales físicas de dicho nombre, la falta de denominación oficial para este espacio ha ayudado a que el nombre de Tarrío se haga fuerte en él.

Pero, ¿quién fue Xosé Tarrío? Es posible tratar de contestar a esta inevitable pregunta de forma resumida diciendo que Tarrío fue un preso y activista que se convirtió en símbolo de las duras condiciones de vida en las cárceles españolas.

Habiendo entrado en ellas por delitos comunes y una condena de dos años y medio, acabó pasando 17 años entre rejas y muriendo a causa del SIDA, enfermedad que contrajo en prisión y de la que denuncian que no fue convenientemente tratado ni diagnosticado.

A través del libro Huye hombre, huye. Diario de un preso FIES, Tarrías expuso con precisión las torturas y malos tratos que afirmaba haber sufrido en la cárcel, además de arrojar luz sobre la existencia de Ficheros de Internos de Especial Seguimiento (FIES) en el régimen penitenciario español, un sistema de seguimiento y de control especial a presos considerados peligrosos.

La Plaza Xosé Tarrío cuenta con un blog en internet donde se profundiza sobre la vida de este hombre y donde han quedado registradas algunas de las múltiples actividades -charlas, encuentros, cine...- que entre 2009 y 2013 tuvieron lugar en ella, casi siempre organizadas por movimientos libertarios y horizontales y en las que temas como el control social y la privación de libertad -sus causas y consecuencias- han sido principales.

La plaza también ha sido una de las sedes de la Muestra de Cine de Lavapiés y, en general, un importante lugar de encuentro y actividades para los vecinos de Lavapiés y para los distintos colectivos sociales de la zona.

Xosé Tarrío nació en 1968 en A Coruña. Su vinculación con Lavapiés y con Madrid no fue significativa, pero quienes llevaron adelante el hecho de concederle una plaza en el centro de la capital justificaban en su día la decisión de la siguiente manera: “Con este acto no se pretendía ningún reconocimiento legal, ni ensalzar la figura de Xosé por encima de la de otros/as, simplemente, crear un espacio para el recuerdo, recuperando un rinconcito de las calles para dar voz a la lucha, una forma de recordar a Xosé, pero también a todas las personas encerradas y silenciadas”.

Desde Local Anarquista Magdalena apuntaban en sus redes sociales: “Esta plaza se inauguró para mantener viva la memoria de Xosé y para conquistar un trozo de espacio público y utilizarlo para cuestionar la autoridad y el encierro”.

 

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